Capítulo 03: Le di mi tiempo por dos o tres noches.

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ED'S POV:

No había sabido nada de Leah y no quería preguntarle a Harry porque sería muy obvio que estaba interesado en ella.

Harry era de mis mejores amigos, y entiendo porque quería mantener a Leah oculta de nosotros, era toda una bomba de sensualidad; muy guapa, era tan blanca pálida como yo, cabellos castaños ondulado y ojos miel, la verdad es que ademas de lo bella es destaca su simpatía, inteligencia y elegancia.

Una semana después volvió, nos encontramos en un centro comercial.

-Sheeran!-saludo.

-Hola bonita-bese su mejilla-no he sabido nada de ti últimamente

-Para ser honesta no tenía la intención de buscarte-se encogió de hombros.

Creo que ella solo estaba buscando un amante para quemar.

-Ven a mi casa esta noche-invito.

-Claro-sonreí débilmente, me dio su dirección.

-Yo haré la cena-dijo alejandose.

A las 8:00 pm me encontraba fuera del departamento de Leah, toque y ella me recibió, se veía realmente hermosa con un camisón lila y su cabello atado en una cola, no traía ningún rastro de maquillaje y el aspecto natural le quedaba a la perfección.

-Pasa Ed-se hizo un lado y me adentre al perfectamente pulcro y ordenado hogar.

-Tu casa es muy bonita.

-Gracias-dijo dirigiéndose a una habitación-ponte cómodo, la cena esta casi lista.

Me senté en el sillón minutos después apareció.

-Te ayudo en algo?-ofrecí.

-Oh claro que no! Tú eres mi invitado, solo pongo la mesa y listo.

Más tarde estábamos riéndonos en el comedor degustando la deliciosa lasaña que había cocinado.

-Más vino?-ofreció la anfitriona.

-Así esta bien, quieres ponerme ebrio para después violarme?-enarque una ceja.

-Se muy bien que no es una violación porque tu estarás de acuerdo-guiño el ojo, se paró y empezó a caminar a lo largo de un pasillo-No vienes bebé?-volteo a verme con esa mirada seductora.

Me pare después de que procese lo que ella dijo, la tenue luz encendida en la habitación al final del pasillo me indico que ella estaba ahí.

Entre y apenas la vi mi pene aumentó de tamaño, estaba parada al pie de la cama con un brasier rojo, unas medias con liguero negras, sus labios gruesos estaban pintados de carmín y su cabello alborotado.

Nunca tuve un fetiche con la lencería pero Leah era una diosa, con esas curvas, no era muy delgada pero tampoco era gorda, sus senos generosos y su trasero redondo y deseable. Sus largas piernas estaban adornadas al final con unas zapatillas rojas. Definitivamente Leah era la cosa más sorprendente que había visto en mi vida.

-Terminaste de admirarme?-sonrió picara, yo ni siquiera podía hablar, y quien podría teniendo ese espécimen tan delicioso frente a mi-acércate amor.

Hice lo que me dijo, estaba embrujado por ella, me pare delante de su silueta.

-Vamos guapo, tócame, tú sabes como me gusta.

Entonces deje de actuar como un maldito adolescente y le empece a dar placer.

La tomé con mis brazos y comencé a devorarle los labios, eran lenguas, dientes y saliva; un beso salvaje. Nos separamos por falta de aire y ella tenía los labios hinchados pero eso no me impidió seguir, los bese otra vez, baje a su cuello y lo ataque dejando marcas, ella gemía y se retorcía en mis brazos, deseaba más y yo también.

Nos deje caer a la cama y la observe por última vez con ese atuendo antes de quitar el sostén sin ninguna delicadeza. Gimió cuando me atragante en sus pechos, me amamante de ellos hasta que estuvieron rojos e hinchados, tal como sus labios.

Seguía chupando sus pequeños bultos y mi mano bajo a sus bragas, ella estaba mojada, introduje mi dedo en su vagina metiéndolo y sacándolo mientras ella gemía. Con el dedo pulgar hacia círculos en su clítoris.

Mi boca y mi lengua seguían en sus mamas, mientras aumentaba el ritmo de mis dedos e introducía otro dentro de ella. Leah se dejo llevar y llego al orgasmo, me aleje mientras recuperaba el aliento.

Me deje caer a su lado oyendo su respiración irregular. Después de unos minutos la tenía encima mío quitando mi camisa. Después procedió a desabrochar mi pantalón lo arrastro por mis piernas y beso mi erección por encima de mis bóxers. Era una tortura horrible. Subió a mi cara y me beso, bajo por mi mandíbula a mi cuello, luego arrastro su boca por mi pecho, a mi abdomen y posteriormente a mi V que marcaba el inicio de mi pelvis, con su lengua jugueteo con el resorte de mis calzoncillos hasta que me lo quito con los dientes.

Beso mi pubis y después mi glande, pasó su lengua a lo largo de mi erección hasta llegar a mis testículos, le dio unos lengüetazos y luego los succionó. Yo tenía su cabello en un puño y suspiraba pesadamente.

Tomo mi miembro en sus manos sin abandonar mis testículos, acariciandolas y empezó a masturbarme, jamás me habían hecho eso y debía admitir que era delicioso y si seguía así me vendría muy rápido. Pero lamentablemente abandonó su trabajo.

Me miro picara y beso mi punta otra vez, se introdujo casi todo mi pene hasta que topo en su garganta y la cosa más rica empezó, se lo metía y lo sacaba con una gracia maestra lentamente y deseaba más. Me hacia una mamada sin ninguna prisa mientras acariciaba mis testículos.

De un momento a otro aumento su ritmo metiendo y sacando mientras pasaba su lengua por toda mi erección. Ya casi llegaba, no quería hacerlo en su boca, no sabía si ella acostumbraba a hacer eso. Pero sin previo aviso eyacule en su cavidad bucal. Mi respiración era agitada mientras la veía tragar mi semen.

-Sabes muy bien Edward-se pasó la lengua por los labios seductoramente.

Dios! esta mujer es perfecta.

-Estas bien cariño?-se ubicó encima de mi otra vez, sus senos colgaban cerca a mi cara.

-Mejor que nunca-sonreí como tonto.

-Espero que aún te queden energías.

-Tengo muchas preciosa-le guiñe el ojo y sin que tuviera tiempo de inmutarse la sitúe en 4.

Acariciaba su culo, tan perfecto y no pude evitar darle una nalgada, ella gimió.

-Te gusta eh?-repetí la acción y un suspiro salió de sus labios.

-Me encanta-admitió.

Corrí hacia un lado su cachetero y me sitúe entre sus piernas, sin previo aviso la penetré.

Hacia los movimientos característicos, me incline y mordí su hombro mientras ella gemía, le estaba dando lo que deseaba; placer.

Tuvimos otro orgasmo en esa posición y esa noche dormí con ella.

Le di mi tiempo dos o tres noches.

Luego lo puse en pausa hasta el momento indicado.

Don't-Ed Sheeran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora