Capítulo 1.8 Vida nueva

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-Creo estar entendiendo, Lucía. Durante la madrugada yo intenté identificar mi posición consultando las estrellas, pero no encontré ninguna de las constelaciones que conozco. Me imaginé que el mapa estelar había cambiado porque yo estaría del otro lado de un mundo esférico. Ahora descubro que el cambio se debe a que es otro cielo estrellado visto desde otro planeta. Si vos decís que estamos en otro mundo... ¿Cómo dijo que se llama?

-Nosotros le llamamos Novolar. -Contestó Lucía.

-Si estamos en otro mundo, en Novolar, y seguimos vivos, (¡Gracias a Dios!), eso me da a entender que es el comienzo de una nueva vida. Aunque, la verdad ya me lo imaginaba desde ayer, porque pensaba que había llegado a una tierra desconocida. No es otra tierra sino otra Tierra, o sea que este no es el nuevo mundo, es otro mundo diferente, ... Creo que he entendido. Creo. ¿Me entendieron vocês a mí?

-Si tú lo entiendes y lo aceptas, Rogelio, con eso es suficiente, por el momento. Más tarde vas a comprender más cosas y te adaptarás a este nuevo mun... nuevo planeta.

Luego, Lucía volteó hacia Kun y Otto.

-¿Ya vieron ustedes? No fue tan difícil explicar este asunto. Les gané la apuesta. ¿Cuándo van a ir a arreglar mi gallinero?

-Tuviste suerte, Lucía. -Dijo Otto. -Rogelio es muy inteligente.

-Hay que aceptarlo, -dijo Kun, -perdimos la apuesta y hay que pagar. En cuanto terminemos la construcción de la torre de vigilancia.

-¡Perdonad mi curiosidad, Lucía! ¿Qué apostaron?

-Verás Rogelio, los muchachos están encargados de la seguridad. Andan recorriendo la isla todos los días. Un día por aquí, otro día por allá y después más allá. Así que es más seguro que sean ellos los que encuentren a nuevas personas que llegan a Novolar, pero también es más frecuente que ellos, en su afán de explicar las cosas terminen enredando todo y confundiendo a los recién llegados. Aposté con ellos que esa no era tarea de otro mundo, pero les pedí que no debían adelantar nada de información.

-Ahora entiendo por qué se mostraban herméticos en algunas cuestiones. Ahora que, en defensa de mis amigos, la verdad es que aquí, cualquier actividad va a ser tarea de otro mundo. ¿O no?

-¡Tienes razón, Rogelio! -Aceptó Lucía con una sonrisa.

-Lucía, me pareció escuchar que dijistéis que habitamos una isla. ¿Cómo se llama?

-Byrinth. -Respondió Kun.

-¿Byrinth? -Preguntó Rogelio intrigado. -¡Suena raro! ¿De dónde le viene ese nombre?

-La tradición dice que es el nombre del primer habitante de esta isla. -Aclaró Kun.

-¿Y el pueblo?

-Se llama Mexil.

-¿Hay más pueblos en la isla?

-En la actualidad no. Antes existió un poblado del lado occidental de la isla, se llamaba Brásico. Debido a un problema del que te platicaré después, ese pueblo se desintegró y nos reunimos todos aquí, en Mexil. Ahora que ya entendiste dónde estás, y que ya aceptaste tu nueva vida, voy a proponer algo. ¿Qué les parece si continuamos esta plática tomando una taza de té en la casa de Nadia?

-¡Es buena idea! -Dijo Otto.

-¡Vamos! -Agregó Kun.

-Yo os voy a seguir. -Dijo Rogelio.

Salieron del ayuntamiento y ahí, a unos pasos, en el pórtico, sentada en una silla mecedora, disfrutando la sombra y la brisa, estaba Nadia. Ella los miraba sonriente desde que salieron del gran edificio. Parecía adivinar que le visitarían y sabía para qué.

-¡Hola, Nadia! -Saludaron todos.

-Traemos un invitado. -Agregó Lucía. -Se llama Rogelio.

-¡Bienvenido a Novolar y bienvenido a Mexil, Rogelio!

-¿Puedes ayudarnos Nadia? -Pregunto Lucía. -Hemos pasado un buen y agradable momento preparando a Rogelio para su nueva vida en Novolar. Creo que Rogelio se va a llevar el primer lugar como el "saltador" más inteligente de la historia. Pregunta por todo y todo lo quiere saber.

-¿No han almorzado?

-No.

-De haber sabido que teníamos un nuevo habitante de este mundo, tendría algo especial en la mesa. Pasen y siéntense, vamos a comer algo.

Nadia, una mujer de, quizá, cincuenta años, piel bronceada, pelo castaño, largo y ondulado, delgada y graciosa, se puso de pie e invitó a sus visitantes a pasar al interior de su hogar.

La casa, el mobiliario y el decorado eran muy modestos. No había detalles especiales, la madera no parecía trabajada por artesanos. Pero el lugar era muy agradable. Todos se sentaron en la mesa. Nadia entro en la cocina para preparar algo. Entonces Rogelio aprovechó para hacer más preguntas.

-Lucía, yo veo que el pueblo es de buen tamaño, pero las casas son sencillas. No veo construcciones de piedra ni residencias de más de dos pisos. ¿Por qué dijo que este es un puerto muy próspero?

Todos se quedaron callados y voltearon a ver a Lucía. Hasta Nadia suspendió su labor y se asomó a la puerta de la cocina para ver la escena.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2022 ⏰

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