Gaara 1
—Gaara-sensei... —pronuncia ella, con su voz suave y gentil, con esa pequeña sonrisa dibujada en sus labios, esa con la que suele observarme todo el tiempo.
Estaba acostumbrado a las personas que me observaban con odio, con rencor y con miedo, aunque con el tiempo, todos ellos comenzaron a verme con respeto, con admiración, siempre hubo temor en sus rostros, excepto en el de ella. Ella siempre me vio como nadie más lo hizo, por eso me niego a perderla.
—Oye... —la llamo, con voz serena, estoy a punto de pronunciar su nombre, pero en ese momento, todo a mi alrededor se desvanece.
He despertado.
—Ese sueño otra vez... —murmuro con fastidio. He estado teniendo el mismo sueño durante meses ya, veo a esa chica de cabello castaño frente a mí, siempre sonriendo, como si me amara. Nada más pensar en eso, me siento un poco inquieto.
Ese no ha sido el único sueño, desde luego. He visto cosas que no podría creer, que en la vida real, son imposibles. Mientras me levanto y me dirijo a tomar una ducha, rememoro todo eso que he estado presenciando en mi mente al dormir; personas con poderes aterradores, guerras feroces, muerte, gente siendo asesinada... por mí.
Cierro los ojos cuando las gotas del agua tibia me caen sobre el rostro, intentando borrar la nítida imagen de la sangre corriendo bajo mis pies, ¿qué clase de pesadillas eran aquellas? Nada tenía sentido, yo jamás sería capaz de cometer tales actos.
Después de vestirme y arreglarme un poco, me dirijo hacia mis clases. Asisto a un colegio privado, un internado, así que no salgo mucho de ahí, mis padres me inscribieron en ese lugar, debido a que esperan mucho de mí y, como aquel colegio es conocido por su excelencia, he sido el único de mis hermanos en pasar por esto.
Las clases son realmente aburridas, son demasiado fáciles para mí y, aunque detesto ser de los que se duermen en medio de una charla, no he podido evitarlo, mis ojos se cierran cuando menos me doy cuenta y me encuentro de vuelta en aquel extraño mundo, ubicado en medio de un desierto.
Veo hacia un costado y ella está mirándome, entonces, lentamente, extiendo mi brazo hacia ella, entregándole la banda que sostengo entre mis manos. Ella la sostiene con curiosidad, parece un poco perdida, me vuelve a mirar con aquellos enormes ojos negros, es en ese instante que su nombre se desliza entre mis labios.
—Mats...
—¡Gaara, despierta! —escucho que alguien grita mi nombre, abro los ojos y me doy cuenta de que la clase ya ha terminado, uno de mis compañeros me habla y yo sólo asiento con la cabeza, un poco confundido.
El día pasa con normalidad, como es viernes, tengo la posibilidad de salir de la escuela e ir a casa a ver a mis padres y a mis hermanos. Realmente, no me gusta salir, prefiero quedarme estudiando, leyendo o viendo alguna serie, pero mi hermana mayor ha insistido en que quiere verme, que ha pasado mucho desde que la visité.
Temari trabaja en una cafetería para pagar su colegiatura, quizás parezca extraño, ya que mis padres pagan un colegio carísimo para mí, pero mis dos hermanos no reciben el mismo trato, ni siquiera son ayudados en algo tan básico como sus estudios, odio pensar que mis padres tienen preferencias entre nosotros, pero tampoco puedo quejarme.
En fin, me dirijo al trabajo de mi hermana, ella es muy alegre, aunque un poco ruidosa y de mal carácter cuando algo no le gusta, de todos modos, yo creo que ella es la mejor hermana que me pudo tocar, ya que, a diferencia de Kankuro, no me culpa por la preferencia de nuestros padres. Ella todavía se encuentra bastante atareada cuando yo me aparezco, por lo que tomo asiento en una mesa y me pido un café para esperar hasta que termine su turno. Estoy ahí, tranquilamente sentado, leyendo un libro, cuando veo a un par de chicas entrar.

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Relojes de Arena (Gaara)
FanficCuando un reloj de arena se voltea, ¿hacia dónde fluye el tiempo? Mi vida era normal y corriente, hasta el día en que vi a Matsuri y lo recordé todo, no somos quienes creemos ser. Ahora debo hacer que me recuerde, que sepa quién soy, quién es ella...