Oficina.

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— Ahri! Justo la chica que necesitaba. —Rakan entró muy alegre a la oficina.

— Agg, ¿ahora cuál demanda se te perdió? —Dijo, indiferente.

— No, no. Es que necesito a la interna un momento. Papeleo extra —Sonrió.

— ¿A mi? ¿Ahora? —Xayah estaba cerca.

— Pues, si es tanto papeleo... En lunes... Temprano... La necesitarás... —Dijo ahri un poco confundida. Sospechaba algo.

Rakan se llevó a Xayah a su oficina, de una manera sospechosa para Ahri, pues él no tomaba de la cintura a las demás chicas, y normalmente no necesita ayuda con papeleo del lunes en la mañana.

Pasados unos minutos, Ahri fue a investigar. Entre un pequeño espacio que filtraba la luz de la oficina y dejaba ver parte de adentro, ahri asomó la vista:

— Oye, me gustan mucho tus orejas así.

— oh, ¿De verdad?

Rakan acariciaba las orejas de Xayah. Estas se cayeron un poco por el contacto.

— Sí, te hacen ver más linda. Me gustan.

— ow, q-que bien...

Ahri estaba sorprendida e indignada. La chica de apoyo que él contrato era la cita que presumía tener cada semana.

Más tarde lo confrontó, pues entre las cosas que estaba haciendo; 1 de ellas es que Xayah es menor que él y no quita el hecho de que pueda demandarle por acoso sexual de algún tipo.
2.  la ayudante era para que el trabajo de Ahri se disminuyera y tal compañero la tenia de compañera de aventuras.

—¡¿Qué rayos te pasa?! Cuando te pedí una asistente fue para que me ayudara, no para que te la cogieras! —Reprochó la mujer zorro muy enojada.

— Buu-Huu... Ahri... —Rakan soli respondía con sollozos de arrepentimiento. Como un niño atrapado por una de sus fechorías.

— Si alguien se entera de esto, te caerá la ley. O peor, quién sabe lo que te haga el padre de Xayah. ¡Estuvo en la fuerza armada!

— P-pero, nadie lo sabrá. Solo es entre nosotros. ¿V-vas a decir algo..? —Exclamó, con un tono de preocupación.

Ahri suspiro para luego mirarlo. Su mirada se calmó y se acercó a él.

— Haa... No. No diré nada. PERO, no permitiré que dejes a esa chica destruida ¿oíste? De todas las personas con las que alguna vez trabajé, ella no merece sufrir por un... Imbécil como tú.

Aunque se sentía ofendido, se alegró de que ella le ayudara.

— Creeme. No dejaré que le hagan daño.

— Me refería a ti, idiota. —Señaló la sorra.

— Oh, en eso también! Deja que Rakan se encargue...

Tremendo regaño se llevó el hombre pájaro, aunque se salvó de que ella no diría nada...

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