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CAPÍTULO. III.
SUZUNO Y NAGUMO
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Kidou Ádis.
Llegaron a la mansión Kidou, la chica tomo de la mano a Nosaka y se encaminaron, o por lo menos lo intentaron ya que el hermano mayor los detuvo.
- Ádis, ve a tu habitación yo guiare a Nosaka a la habitación de invitados. - Dijo el joven mientras separaba las manos de los jóvenes.
- No es necesario. - Dijo de manera fría. - Lo are yo, no puedo molestarte por cosas como estas. -
- Ádis, no es correcto que una mujer y un hombre estén solos en una habitación. -
- Pero...-
- Esta bien, Princesa. - Dijo el emperador. - Nos vemos mañana. - Dijo mientras seguía al hermano de la chica.
Ádis suspiro y regreso sola a su habitación, al entrar en la habitación se quito los zapatos y la joyería, los coloco en su lugar y se dirigió al baño, se desvistió y entro en la ducha, se sumergió en la tina con agua caliente.
Estaba agotada, había sido un día mas difícil de lo que ella esperaba, enfrentar a toda esa gente nuevamente era agotador.
Aunque estaba acostumbrada a lidiar con reporteros y personas como ellas, pero seguía siendo agotador cuando se trataba de gente de la alta sociedad, era otro asunto.
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A la mañana siguiente Ádis se despertó temprano como era su rutina, ser una campeona de patinaje sobre hielo no era solo un sueño bonito, después de todo ella era una atleta olímpica. Al salir de la habitación se encontró con su amigo de ojos grisáceos.
- Buenos días, princess. -
- Buenos días, Yuu-Nii. - Ambos chicos bajaron y se encontraron con el padre y el hermano de la chica.
