Capítulo 1

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Narra Conway

Era una tarde tranquila en Comisaría, solamente gente yendo a hacer denuncias estúpidas, anormales.

Narra Danielle

Me encontraba frente a la comisaría de Los Santos, necesitaba encontrar a mi padre.
Tras respirar profundamente, me decidí a entrar.
Miré a mi alrededor, había gente montando jaleo y un par de agentes tratando de calmar a las masas.
En ese momento, la voz de un agente me sacó de mis pensamientos.

-Buenas señorita, soy el agente Volkov, necesita algo??- Dijo el agente.

-Ando buscando al Superintendente Conway- Respondí.

-Está bien, podría identificarse por favor??- Respondió el agente Volkov.

-Dígale que es una sorpresa- Contesté negándome.

-Está bien- Respondió- Conway, aquí en recepción hay una persona que está preguntando por usted, pero se ha negado a identificarse- Informó acto seguido por radio.

Narra Conway

-Conway, aquí en recepción hay una persona que está preguntando por usted, pero se ha negado a identificarse- Informó Volkov por radio.

-10-4, ahora bajo- Respondí de mala gana, seguro sería algún anormal con ganas de molestar.

Salí del despacho y bajé las escaleras desganado y preparado para aporrear a algún anormal si acababa con mi poca paciencia pero, justo cuando abrí la puerta de la recepción, mi corazón dio un vuelco.

-Da...Danielle??- Tartamudee impactado.

Narra Danielle

-Da...Danielle??- Tartamudeó mi padre impactado.

-Hola papá, me extrañaste??- Respondí mientras mis ojos se humedecían.

En ese momento, mi padre me abrazó y ambos rompimos a llorar; después de tanto tiempo, al fin nos reencontramos.

-Te extrañé muchísimo, hija- Murmuró mi padre.

-Yo también te extrañé muchísimo, papá- Murmuré con la voz quebrada por el llanto.

-Vamos a casa??- Preguntó mi padre.

-Vamos- Murmuré y, acto seguido,  lo seguí hasta su coche, un Audi de color rosa, bastante inesperado.

-Es rosa o me he vuelto daltónica??- Pregunté al subirme mientras me ponía el cinturón.

-Es rosa, larga historia- Respondió.

Durante el camino a la casa, observé atentamente las calles tratando de memorizar todas y, cuando me quise dar cuenta, ya habíamos llegado.
Al entrar en la casa, pude ver que era enorme, nunca había visto una casa tan grande.

-Puedes asentarte en el cuarto del fondo del pasillo, ese está libre; cualquier cosa que necesites, avísame- Dijo mi padre.

Asentí como respuesta y, cuando se hubo ido, me dispuse a asentar mis cosas y, al acabar, fui a la sala a ver una película con mi padre, el momento padre e hija perfecto.

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