3._Cacería

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Black la miraba fastidiado. La niña caía al suelo por cuarta vez consecutiva.

–¡Levántate y camina!– le ordenó, pero ella no se movió.  

La niña había llegado al limite. Estaba exhausta. No daría un paso más así la muerte la hubiera estado persiguiendo. Llevaban un dia y medio caminando sin descanso por lo que las fuerzas de la niña terminaron por colapsar. Black volvió sobre sus pasos para levantarla por el cabello y corroborar lo que había sospechado: la niña estaba inconsciente. Molesto Black la dejó donde estaba y fue a sentarse sobre un árbol caído a esperar que despertara. Terminó por recostarse sobre aquel tronco, cruzando los brazos tras la cabeza, para quedarse mirando el cielo hasta dormirse. Cuando despertó era de noche. Se sentó para buscar a la niña, con la mirada, y la encontró en el mismo lugar, pero en una postura diferente casi fetal.

Black iba a ponerse de pie cuando notó unos ojos fulgurantes, a un lado, entre los arbustos. Era un lobo o algún animal de especie semejante. Como no quería que la niña muriera aún y sabiéndola la presa más vulnerable, Black arrojó un pequeñísimo rayo de ki a la criatura. Por lo general con eso era suficiente para espantar a las bestias, pero esta brincó a un lado y  volvió a su postura original. Eso fue inusual. Cuando Black intentó repetir la maniobra el animal se dio la vuelta y se alejo sin prisa entre la vegetación.

Olvidándose de aquella bestia, el dios tomó a la niña por la ropa y se elevó sobre el bosque para buscar a donde ir. A unos quince kilómetros, a su izquierda, vio una gran estructura sobre un amplio monte. Al norte, al doble de distancia, había un asentamiento humano y hacia allá voló. Se trataba de una especie de aldea, pero bastante numerosa cerca de la cual descendió para después despertar a la niña y señalarle que siguiera en linea recta al norte.

–¿Usted no vendrá, señor?– preguntó la muchachita.

–No– respondió secamente y se quedó parado allí– Hay humanos en esa dirección– añadió al ver que ella dudaba.

La niña le inclino la cabeza y se alejo. Black abrió vuelo otra vez para verla correr entre los árboles hacia la aldea, fue cuando volvió a observar ese extraño edificio en la distancia. Las construcciones humanas no eran de su interés, pero esa le llamaba particularmente la atención y fue hacia ella.

La estructura estaba bastante deteriorada para solo haber sido abandonada hace unos meses. Las puertas colgaban de los umbrales, los amplios ventanales estaban rotos y lo que fue la recepción parecía un campo de batalla. Había marcas de balas de alto calibre en los muros y sangre en las paredes como en el piso. A todas luces, en ese lugar, hubo un enfrentamiento bastante violento, mas no había rastros de cadaveres como en otros sitios en que los conflictos humanos se desataron gracias a su aparición.

Cierto era que Black arrasó con ciudades enteras, pero no todos los poblados los devastó él. Cuando el caos se desato los humanos comenzaron a saquearse los unos a los otros y a matarse los unos a los otros. Black observó ese comportamiento varias veces y disfrutaba del espectáculo desde lo alto, mas en ese edificio tenia el presentimiento de que paso algo diferente. Caminó por los pasillos y observó que estaba en una especie de hospital, aunque para ser más preciso era un laboratorio en el que se hacia experimentación genética y armas biológicas. Black fue deduciendo esto a partir de todo lo que iba viendo y descubriendo. Ese lugar era un banco de armas de destrucción masiva al borde de estallar, pues el sistema operativo que hacia que todo funcionara automáticamente, tarde o temprano, terminaría por colapsar al no haber alguien que hiciera el debido mantenimiento o lo supervisara.

Con desprecio y repulsión, Black observó los especímenes resultados de los experimentos. La mayoría parecía haber muerto a unas horas o quizá dias haber nacido. Después de un par de horas de deambular por ahí llego a un recinto repleto de jaulas vacías y rotas desde adentro. Lo que fuera que escapo de allí parecía el responsable de lo que llevó a ese sitio a su casi colapso y posiblemente terminó con los humanos que trabajaban ahí, pero ¿Qué hicieron con ellos? Black no lograba imaginarlo y le hubiera gustado saberlo.

La niña había caminado unos dos kilómetros antes de divisar la aldea a lo lejos, pero entonces un enorme animal se le cruzo en el camino. Era un lobo de aspecto monstruoso, pues su pelaje estaba sucio con sangre y había tramos de su carne expuesta. La niña le apunto con su rifle, mas no tuvo oportunidad de efectuar ningún disparo. El animal le saltó encima derribandola con sus grandes patas, una de las cuales se posó sobre su cabeza aplastandola contra la tierra.
La niña se quedo paralizada de pies a cabeza mientras esa bestia la olfateaba.

Un poco después apareció un segundo lobo. Uno más pequeño que parecía ser un cachorro. El animalito caminó hacia la niña bajo los ojos del gran lobo que parecía estarle comunicando sus pensamientos. El lobezno miro a la pequeña, respiró sobre ella y después de unos segundos le dio una lamida. La muchachita se estrenecio y el cachorro le hundió los dientes en el brazo. Ella gritó y comenzó a debatirse bajo la pata de la que era la madre lobo que enseñaba a su pequeño a alimentarse. El lobezno experimento una sensación placentera al probar la carne viva y sentir la sangre caliente en su lengua. Retrocedió un poco para lamer la herida y saborear a su presa. Se lamió los dientes y los hinco donde antes lo había hecho, para arrebatarle un trozo de carne a la niña quien dio un grito que se escuchó en toda la zona.

La loba quitó su pata de la muchachita que se levantó en busca de su rifle, pero el lobato se le fue encima apenas tragó el pedazo de carne que le había quitado. La niña logró tomar el arma y usarla a modo de garrote para darle un golpe en la cabeza al animal. Medio aturdido el cachorro retrocedió para despavilar y contra atacar. El lobezno estaba exaltado, había probado la carne fresca y estaba ante su primera contienda. Se podría decir que hasta estaba feliz de poder derribar a ese animal que tenia delante y terminar de devorarlo.

Una pelea furiosa se desató entre el cachorro y la niña que descubrió no tenia municiones. Pero eso no la amedrento, ella estaba dispuesta a defender su vida, mas ese cachorro era un animal grande y feroz que pronto cerró su mandibula sobre una de sus piernas arrastrándola por el suelo. Aquello no hizo amainar la lluvia de golpes que la niña le dejaba caer encima en su desesperado anhelo de prevalecer. Claro que esto no hubiera sido rival para la ascendencia del lobo, sino es porque esa jovencita había alcanzado un paroxismo en su instinto de supervivencia. Pero el lobezno no dejaba de tener ventaja al simplemente cumplir con su papel en la cadena alimenticia. Tras unos minutos, la resistencia de la niña mermó. Tumbados en el suelo se miraban sin hacer ningún ruido. El lobo tenia sus fauces cerradas sobre la pantorrilla de aquella cachorra humana que resoplaba como él gruñia. 

De no llegar Black las cosas hubieran terminado mal para la niña. Al ver a ese hombre los lobos se retiraron por alguna razón inexplicable, pues el dios no tenia intenciones de interrumpir su cacería. Él sólo quería ver a esos lobos de cerca. Iba a retirarse cuando se vio rodeado de humanos que estaban escondidos entre los arbustos. Aquellos hombres lo miraban con asombro y cuando Black formó una esfera de energía en su mano, aquellos individuos se postraron a sus pies.

La poesía de los últimos dias.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora