CAPÍTULO 20

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No sé cómo iniciar la conversación, el abuelo de Noah me da una manzana, mientras hace que Anthony cure mis heridas, a pesar de que yo no lo sintiera si me habían cortado, se encuentra probando sus poderes conmigo, miro hacia abajo y les empiezo a contar todo, evitando la parte de que uno va a tener que morir, la culpa me recorre, pero los miro y se los debo, al contarlo veo como la cara de todos se apaga, me pongo a llorar y no puedo con la idea de perder a mi nueva familia, pero en cambio James se hecha a reír.

—Les juro que pensé que moriría teniendo 80 años y con mis 2 mujeres— Noah lo empuja y él se ríe —. Con mi esposa e hija, que pensaste pillo.

Nos reímos tratando de encontrarle el lado bueno a lo que acaba de pasar, aligerar la carga que nos pusieron sobre nuestros pequeños hombros.

Aparentamos estar bien, que nada importaba, pero no se podía hacerlo siempre, trataría de ser feliz, mientras pudiera, mientras hubiera tiempo.

Los siguientes días fueron bromas, pasábamos más tiempo de calidad juntos, fuimos a comer nieve y escuchábamos Radiohead en el carro de Daarick, por unos momentos tratábamos de olvidar lo que se avecinaba, pero no evitaba que eso me hiciera derramar unas lágrimas por la noche, sentía la impotencia de perder a alguien más, nadie de nosotros merecía ese final trataba de abrazar más a mamá, no sabía cuándo sería la última vez que lo haría, empecé a escribir un diario para que Robert para que pudiera crecer sin los problemas de la adolescencia y les hice unas cartas a mis amigos de despedida en caso de que eso pasará, hice lo que nunca me atreví a hacer en mucho tiempo, pero me dolía que fuera de esta manera, en la que estuviera a punto de perder todo.

Ensayaba el baile con Anthony, y cada vez nos salía mejor, íbamos a comer en casa de James donde conocimos a su hermana y su madre, personas maravillosas, que nos brindaron un gran rato, entre risas, buena comida y una familia que combinaba el humor típico mexicano con el gran amor que se tenían, pero no hacía olvidar que mañana era el baile y tenía miedo, pero ellos estaban a mi lado, esta noche nuestra última noche donde seríamos 9, estarían a mi lado.

Nos sentamos en mi cama, y empezamos a hacer solo que mejor sabemos hacer tonterías, los chicos quien lanzaba el mejor eructo gano Daarick, criticamos películas con el stand de los besos, e imitamos Titanic, pegué el dibujo que hice de Albert con mis demás dibujos, veo a Dylan quien habla con ella, ya no había presión en mi pecho, a veces se tiene que hacer sacrificios, y si él era feliz con ella yo también lo seria, James se da cuenta de ello y empiezan a bromear, sin querer Noah tira la rosa, quién a pesar del paso del tiempo está sigue tan bella, corro a recogerla y ponerla a salvo.

—Creo que Adeline se ha enamorado de un villano — Todos hacen el típico Awww de niñas de secundaria, a lo que me río y les aviento una almohada.

—No me gusta, solo se me hace lindo — Les digo mientras me lanzan las almohadas, trato de cubrirme, pero no puedo —. Por eso se van a quedar solteros, idiotas.

—Por eso yo tengo a mi roro — Dice James abrazando a Owen.

—Sí, mi chiquitrikis — Le sigue el juego, a lo que me hace reír, a pesar de que james era más alto le pone la pierna arriba, le arrojo una almohada.

Alguien toca mi puerta y corro a abrir, esta Arthur quien me enseña la cosa más hermosa, mi hermano dando sus primeros pasos, esté camina hacia a mí mientras va moviendo sus manitas, veo a mis amigos y a mí familia en esta habitación y es todo lo que me importa, me acerco y lo tomo en mis brazos, mientras mis amigos aplauden, se los doy a mis padres quien sonríe al verme con él.

Los chicos me arrojan almohadas y nuestra noche siguió normal, entre burlas y pláticas, practicamos una vez más el baile y nos acostamos en la cama algunos en el piso, y nadie dice nada, iba a tomar la mano de Dylan, pero mejor no lo hago, lo miro y este me asiente con la cabeza dándose cuenta de lo que iba a hacer, del otro lado Owen, quién se ríe, y tengo miedo del mañana me aterra lo que va a pasar, cierro los ojos y dejó que las lágrimas caigan, escucho como alguien más también está llorando, pero no sé quién es, todos estamos asustados, y es aceptable, solo hace una semana éramos "normales", pues nunca fuimos normales, nuestro camino siempre fue convertirnos en dioses, aun con miles de ideas, angustias y sentimientos encontrados trato de dormir.

Los rayos de luz me despiertan solo pude dormir unas horas y Dylan no está a mi lado, así que voy hacia la ventana y lo veo sentado allí, me siento a su lado mirando a la nada, analizando el horizonte, esperando una respuesta del viento, como si este tuviera la solución de mis problemas, le tomo la mano y se ríe conmigo, las cosas que tenía que decir hoy no salen, siento mucho temor.

—¿Quién hubiera dicho que esto iba a pasar? — Me dice mientras se ríe.

—Salvar el mundo...— Le digo mientras me apoyo.

—Ayer me despedí de mi mamá, bueno trate de hacerlo, abracé a mi hermana y pues ayude a papá — Me sonríe y me mira —. Si muero, moriré feliz, tuve todo lo que siempre quise.

Sus ojos se llenan de lágrimas, pero se limpia con su brazo.

—Gracias Adeline, por todo...

Rompo en lágrimas, yo no quiero morir, por qué ellos están listos, pero yo no puedo, por fin la vida está tomando sentido para mí y por capricho de unos dioses, qué sentido tiene, el querer revivir a mi padre si yo no estaré allí para disfrutarlo, pero en eso le encuentro sentido a las acciones de Dylan, sé que debo hacer, no trataré de cambiar el futuro, ya que es egoísta, aprovecharé los momentos, me limpio mi cara con mis manos y vamos a dentro.

Todos comemos en mi cuarto mientras seguimos platicando y bromeando, mientras el reloj avanzaba, y la hora de cambiarnos había llegado, los chicos van al cuarto continuo mientras las chicas que me ayudan entran a arreglarme, con ellas tenían el vestido que mi madre había hecho a mi medida, era un vestido negro que estaba cubierto con piedras preciosas, pareciera como si madre hubiera trabajado por meses en esto, lo cual era raro.

—Lo hice para tu cumpleaños número 16 — Dime mi madre a mis espaldas, ella aún tenía los carretes para que su cabello se ondulara.

—¿Por qué no me lo diste? — Le pregunto mientras lo trato de sacar por completo.

—Debías de tener algún castigo por huir de casa, Adeline — Me dice acariciando mi cabeza, para irse, estaba conmovida, mi cabello era corto por lo que solo trataban de planchar mi cabello para que se viera peinado, y hacerme el maquillaje ligero, pues el maquillaje pesado me provocaba acné.

Abren el vestido, para que se deje ver por completo, era un vestido largo de atrás corto de enfrente negro, pero al moverlo se miraba con tonalidades moradas, tenía los hombros descubiertos pero una gran franja para evitar que era un strap, me gustaba por que podía moverme mejor, me pongo unos tacones en tonalidad dorada que combinaba con mis accesorios, estos eran bajos pues así evitaba que cometiera un accidente por caerme, y lo agradecía bastante.

—Esta lista señorita — Me dice Amélie, terminándome de poner un arete largo, me miraba bonita y eso me daba confianza para bajar y mirar a los chicos, todos están arreglados, y bromean con ser superhéroes, mi madre luce un vestido esmeralda pegado al cuerpo, mi padre un traje negro que combina con mi vestido y la corbata con la de mi madre, y los demás van de negro con la corbata de colores, resulta chistoso ya que los colores que usan son los colores de sus luces, en cambio yo no tengo nada amarillo.

Me sonríen al verme y les devuelvo la sonrisa, si hoy sería nuestro último día espero que sea especial para todos, Owen me ayuda a bajar y tomo a Noah del brazo para caminar, nosotros vamos en un carro diferente a los de mis padres, todos vamos en silencio, y en una mochila que no sabremos cómo la meteremos, esta traen nuestros objetos, de la mochila saco unas pulseras y se las doy, suena tonto pero son mis únicos amigos y quiero hacerlo, todos me dan un abrazo, eso calmaba mí corazón y ansiedad, el carro se detiene, nos miramos y Samuel con una sonrisa dice.

—Dioses, ¿A la batalla? — Nos reímos y repetimos con él.

—¡Dioses a la batalla! — Gritamos con más energía.

Sin saber qué es lo que nos espera...

DIOSES: Los nuevos héroes de Egipto © [#PGP2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora