-Lan Zhan~
Lan Wangji solo puede cerrar lentamente los ojos habiendo escuchado ese nombre por lo menos unas benditas cien veces al día, y no, no estaba exagerando. El nombre que ese idiota le dio incluso sin el permiso y la aprobación de Lan Wangji...
Pero eso no detiene a Idiota Wei de sonreír con alegría mientras el tonto va a buscar a Lan Wangji al trabajo todas las tardes, otra flor en mano, mientras la sonrisa de Wei Ying brilla.
Lan Wangji pudo haber convencido a Wei Ying a dejar de ir a su oficina al mediodía, pero parece que no es capaz de detener a Wei Ying de venir a la hora de salida del trabajo.
– ¡Hola, Lan-Zhan! Y Sr.Xichen – Wei Ying hace un reverencia a Xichen, y solo a Xichen de nuevo –Lan-Zhan, ¡Iras a un cita conmigo hoy!
– ¿Y a dónde me vas a secuestrar?– Lan Wangji pregunta perezosamente mientras pellizca las costillas de su risueño hermano.
Y puede que Xichen esté en lo correcto, ese Idiota Wei es ingenuo, inocente e infantil.
Porque Lan Wangji nunca pensó que tendrían su primera cita en...
– ¡Una heladería!
[...]
Debió haber sido romántico, por lo menos.
Debía haber sido así.
Pero, ¿cómo podría serlo cuando básicamente estás rodeado de niños con sus madres y pre-adolescentes alrededor de la heladería a la cual tu supuesta 'cita' te trajo?
Lan Wangji solo puede morder su pulgar mientras intenta calmar sus nervios.
Un hombre de negocios. Un hombre oficinista con un posición supuestamente respetable. Un hombre formal, de negocios, en su formal traje de negocios.
Con un adolescente. Un menor de edad, además.
Dentro de un heladería para niños.
Que romántico.
Que romántico, en verdad.
–¿Qué te gustaría, Lan-Zhan?
Irme a casa.
–Lo que pidas está bien– Lan Wangji mira hacia afuera mientras apoya su barbilla en un mano, porque de repente, el tráfico parece más interesante que mantener un conversación con Idiota Wei.
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– ¿Entonces tres bolas de helado de nísperos?– Escucha a Wei Ying preguntar entusiasmadamente, y es solo cuando Lan Wangji gira hacia él, que confirma que Wei Ying si lo preguntó bastante emocionado.
Porque ve el brillo en los ojos del joven.
Y es allí cuando Lan Wangji asiente rápidamente y vuelve a dirigir su mirada hacia afuera, porque teme que se está volviendo a poner rojo, nuevamente.
Tal vez esta cita no sea tan mala, después de todo.
[...]
Lan Wangji llega a la parada de autobús. Si, parada de autobús, con Wei Ying siguiendo sus pasos.
