Nebulosa© #2

Capítulo 10.

Estoy seguro no hay nada mejor, que dormir contigo hasta que salga el sol. Definitivamente, cuando estamos juntos... no nos falta nada.

Las personas mágicas son aquellas que aparecen de la nada, que saben ganarse la confianza y de forma inesperada. Son de las que de pronto un día llegan a nuestras vidas y empiezan hablar de todo, alegrías, daños, penas y heridas. 

Estarán ahí, llegando a nuestro universo para brindarnos amistad, su mano y elevar la energía de ambos, llegan para abrazarnos y muchas veces para quedarse. 

Y lo conocí a él.

A Mitchell. 

Una persona que nunca llegué a pensar que pudiera convertirse en todo lo que necesitaba, que en tan poco tiempo, se fue metiendo en nuestra vida; en la de Lily y la mía. 

— ¡Estas preciosísima!— retrocede unos pasos con una impactante mirada, cubriéndose los labios con la mano.

Curvo mis labios en una pequeña sonrisa avergonzada. Ella me mira como si fuera la mismísima reina de Inglaterra, sus ojos brillan de una forma impactante, y me recorre una y otra vez. 

— ¿Lo crees?— musito. 

Ella sonríe aun más:— No lo creo, lo sé.

Desaparece unos instantes y me quedo mirando hacia un punto fijo; la pared azulada. Nana pensó que sería buena idea el decorar en su totalidad la habitación, cambiar completamente todo lo que había y darle vida a éste sitio. 

Accedí. 

Ella junto con Mitchell, me obsequiaron todo lo nuevo que se volvió mío. El azulejo desapareció, quedando debajo de una extensa alfombra afelpada, para que Lily pueda andar sin miedo a golpearse la cabeza. Las cortinas oscuras, fueron reemplazadas por unas grises con acabados dorados y encaje, dándole un toque sofisticado y elegante. 

También, pusieron dos cuadros; en cada uno hay una ala, en tonalidades dorado y blanco. Con un enternecedor mensaje por debajo "que la noche te regale tus mejores sueños y por el día que se hagan realidad",  el baño fue reemplazado por completo. 

El carraspeo de nana me hace correr los ojos de la pared hacia ella, tiene una diminuta sonrisa y su brazo extendido empuñando la sábana, es imposible no sentir un nudo en la garganta, no dice una palabra y espera paciente. 

He sufrido, tropezándome un montón de veces y volviendo al mismo lugar una y otra vez, pero empecé hacerme un camino, ser fiel en lo que considero que está bien y el encontrar a una persona que estuvo dispuesto a recorrerlo conmigo. 

Tomó asiento en el pequeño sillón circular color vino, mis ojos observan atentamente lo oscuro de la sábana. La siento detrás y como se encorva quedando a mi altura.

— Solo considéralo, ¿si?— sugiere, deposita un beso en mi mejilla y gira para alejarse, pero antes de que lo haga la detengo apretando su mano sobre mi hombro. 

— ¿Cómo me veo?— preguntó, el tono de mi voz titubea. 

— Compruébalo por ti misma.— hay motivación en sus palabras y emoción en su voz. Ella lo a anhelado desde un principio, que este momento llegará para acabar con su tortura y la mía. 

Extiendo la mano para apartarlo pero la dejo en el aire, a mitad del camino, y nana me brinda apoyo, posicionando la suya encima de la mía y guiándome al objetivo. La empuña sobre la tela y por obviedad hago lo mismo, inhalo una fuerte bocada de aire y exhalo, expulsando todo el aire de mi pecho. Puedo hacerlo, sé que puedo, sobreviví a las peores situaciones y ...