Capítulo 5.

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Dicen por ahí que hay que besar muchos sapos para encontrar el príncipe azul y que las princesas pasan mucho trabajo buscando la felicidad.

— ¡No, no, no por favor!, ¡basta!

— ¡Mollie!— vocifera. 

Pero es apenas que escucho su voz porque mi cuerpo se mueve incontrolablemente en todas direcciones sobre el colchón de la cama, manoteo sin tener conocimiento de lo que estoy haciendo y no puedo abrir mis ojos. 

Intenta sujetarme pero es inevitable, ni yo misma puedo detenerme. ¿Por qué? quise tener el control de mí, hacerme creer que podía ser independiente de las antidepresivas. Fallé, no las tomé y las consecuencias son graves. 

Quería progresar, juro por Dios que estaba poniendo todo mi empeño para seguir.

— ¡Suéltame!— suplicó desgarrada. 

Las lágrimas siguen descendiendo sin que pueda detenerlas, esa ruidosa y maliciosa canción se reproduce en mi cabeza, una y otra vez... incontables veces. Ese macabro sonido martillando mis sentimientos y tomando control de mis nervios. 

Más allá de mis pesadillas, escuchó un llanto ahogado; es Lily. Estando ida, alcanzó a ver como se la lleva, y quiero gritar porque le hará daño, sé que lo hará y habré fallado mi promesa. 

Mi visión borrosa, no lograba que distinguiera lo que pasaba. Pero veía sombras, altas y largas, indicando que estaban de pie enfrente de mí y yo acostada en un lugar más abajo que ellas. Mi cuerpo se movía rítmicamente, y unos jadeos en mi oído eran estremecedores y espeluznantes. 

Tontamente, moví mi mano queriendo saber donde me encontraba, era blando. 

Una cama. 

El lugar estaba iluminado por una tenue luz que sobresalía de un costado, y me di cuenta de algo, una mano sujetándome con fuerza de mi cadera y el otro antebrazo reposado en el colchón. 

De un momento a otro, me encuentro siendo detenida por un brazo que hace presión en mi vientre y otro capturando mis muñecas dejándolas inmóvil, con otros sujetando mis pies y es simplemente así cuando puedo parar. 

La habitación se consume en un tormentoso silencio devastador y mi respiración irregular es lo que único que se escucha. Y así me mantienen, inmóvil por varios segundos con mi cuerpo empezando a rendirse a los bruscos movimientos. 

— Mollie.— nana ahogada en llanto, suelta mis pies y corre refugiándome en sus brazos. 

Y es donde vuelvo a entrar en un estado de shock. No puedo hablar, moverme o ver con claridad, entró en una especie de bloqueo mental y escalofríos recorriendo cada vello de mi cuerpo. 

— ¿Dónde esta la bebé?

— La he llevado a su habitación.— responde una segunda voz, masculina. 

Aprisiona mi cuerpo temiendo de que pueda volver a descontrolarme. ¿Saben? me siento como si estuviera jugando a una ruleta, la flecha gira y gira cada día al azar y nunca estaré preparada para la situación en la que me encontraré, simplemente es tentar a mi suerte en como acabaré al final del día. 

Y cada día que pasa, el sentimiento que cargo se vuelve peor... me refiero a que no sabré si querré continuar o rendirme. 

Cuatro días después. 

— Tenemos a una nueva integrante y démosle una calurosa bienvenida.— la líder presenta y las demás aplauden. 

¿Hasta este punto tuve que recurrir? Sé que la depresión es un tema serio de tratar que no todos logran comprender. Algunos suelen alegar con que son simplemente mentiras y una manera fácil de llamar la atención. Excusas inservibles y que deberíamos buscar una distracción para calmar la chiflazón, tristemente esas personas son las primeras en sorprenderse cuando alguien se suicida, dando el mismo dialogo: 

Nebulosa© #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora