Capítulo II

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   Esa noche estaba especialmente estrellada en Zelania. Un presentimiento le dijo a Voryanda Rynfer que revisara el cofre de sicomoro junto al espejo-portal de su atelier. El libro que acababa de terminar de leer lo devolvería a su biblioteca más tarde, y después podría buscarse otro.

   Entró en el atelier y fue al rincón junto al caballete, abrió el cofre cercano al espejo de cuerpo entero en la pared, y agarró el sobre verde que vio adentro. Su primo Botis, en la lejana Agalia, era el único que le escribía notas guardadas en sobres verdes. Hacía tiempo que no lo veía. En realidad, no había visto su amable sonrisa desde que ella había completado el entrenamiento bajo la estricta mano del demonólogo y Cazador Exan Deil, comandante de Botis en Agalia.

   Voryanda se miró en el espejo y se acomodó la larga trenza roja sobre el pecho. Con la eterna apariencia de una veinteañera, había crecido no solo en cuanto a conocimientos y dominio de sus habilidades y dones, sino también físicamente. Entrenar con sus tres primos en Agalia, con las mismas condiciones que todo guerrero ―Exan Deil no hacía distinción entre hombres y mujeres cuando se trataba de sus servidores―, le había permitido aumentar la resistencia y la velocidad durante la lucha. Le había costado dominar el uso de armas blancas y de fuego, pero ella se esforzó hasta conseguir la aprobación del comandante. No podía ser menos que sus hermanos nóckuts, siendo ella la portadora del talismán capaz de controlar el poder de los distintos clanes.

   Pensó en su maestra, desaparecida décadas atrás, y se llevó la mano al pecho, allí donde siempre llevaba consigo el talismán familiar, oculto bajo la camisa.

   "Prometo ser una cazadora de demonios ejemplar para nuestro clan ―se dijo―. No te defraudaré, maestra".

   Abrió el sobre y desplegó la hoja. ¿Qué tendría para contarle Botis en esta oportunidad?

          Querida prima:

          Al fin me he hecho un tiempo para escribirte. Desde hace un mes, una repentina aparición de demonios nos mantiene a mis hermanos y a mí en alerta constante para evitar que las bestias del Inframundo crucen la cordillera berisiana. Nuestro comandante nos ha traído Cazadores de élite desde el norte para ayudar a nuestros hombres.

          La razón por la que te escribo es para anunciarte una misión a pedido de Exan Deil. Deberás llevarla a cabo en compañía de su actual protegido, Alan Valken. Exan me informó que ustedes ya fueron presentados en tu casa. En este momento, Valken se halla en el Centro de Ribinska, asignado como Buscador al servicio de Exan. Al dorso de esta carta encontrarás los horarios y las runas de apertura para comunicarte con él a través de un espejo-portal. Él terminará de informarte sobre la misión.

          Aún no he hablado con Alan Valken, por lo que no podré aconsejarte al respecto. Sabes que prefiero juzgar a los demás a través de mi propia experiencia, incluso contando con las buenas referencias de mi comandante.

          Cuídate, hermana querida.

          Te quiere

          Botis.

   Voryanda sonrió: adoraba que su primo favorito la llamara hermana, le aligeraba la soledad de ser hija única. Además, era común llamarse como hermanos entre los nóckuts de un mismo clan.

   Repasó el contenido de la carta. ¡Alan Valken! Claro que lo recordaba, aunque solo lo había visto una vez y en compañía de Exan Deil.

   Guardó la carta en el sobre y fue hasta la ventana. Mientras contemplaba el cielo estrellado y los tejados añiles, rememoró la tarde en la que Exan la había visitado en compañía de aquel muchacho de pelo azabache y atrapantes ojos azules. Aquel encuentro había sucedido unas semanas atrás, pero ella lo recordaba como si hubiese ocurrido ayer. Después de ser presentados por Exan, ella había tenido el presentimiento de que trabajaría muy bien en compañía de Alan.

Sangre nóckut - Arco 2: Alan y Vony, la primera misión -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora