Dylan 3

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— Hola, buenos días —dice con una sonrisa perfecta.

Por supuesto, era una modelo.

Detrás de ella si venia alguien importante, Bea y Zack.

Me pongo de pie rápidamente y voy hasta Bea, ella me abraza automáticamente.

— Dios, nena —susurra— Lo siento tanto tanto.
— Est-ta bien —balbuceo.
— Chiara, ella es Lauren —dice Mia— Es la esposa de Dylan.

Me giro a la mujer, para detallarla.

Ella no se siente intimidada y yo mucho menos, si ella cree que es hermosa yo lo soy aún más.

— Uhm.

¿En serio es lo que va a decir?

Ve a Nathan y luego mira a todos.

— Bueno y... ¿Qué saben de Dylan?

¿De verdad no va a preocuparse por su bebé?

O sea tengo a su hijo en mis brazos.

— Vamos arriba, lo único que quiero es tratar de descansar —le digo a Bea, ella asiente rápidamente.
— Si pero me entregas a mi hijo —dice la mujer.

No sabía que estaba prestándome atención.

Parpadeo a ella.

— ¿Cuál hijo, disculpa? — digo yo en tono cariñoso, ella enarca una ceja.
— El que tienes en los brazos, rarita — Dice como si fuera obvio. Miro a Nathan.
— No sé de dónde vienes pero este bebé no es tuyo —niego.

Ella se gira ante todos.

— Solo vine por mi hijo, mientras Dylan no esté aquí yo lo tendré. Cuando aparezca se lo regreso —Si, ya voy a entregártelo.
— ¿Y si Dylan no regresara? —inquiero, ella se encoge de hombros.
— Sus padres est...

Mi palma se estrella en su mejilla y Nathan comienza a llorar en mis brazos.

— Eres muy patética, en vez de hacer dieta deberías morirte de hambre —siseo.

Por ser tan pálida se puso como un tomate rápidamente, y lágrimas comienzan a llenar sus ojos.

Todos están con la boca abierta, y sí. Suelo soltar estupideces cuando estoy molesta.

— Vamos arriba —dice Bea, empujándome.

Bea y Zack me miran en cuanto pongo un pie dentro de la habitación con Nathan en brazos.

— No sé qué me pasó, lo siento —le digo a Zack— Discúlpame con todos, por favor.
— Lo haré, no te preocupes —dice el, mirándome con una sonrisa divertida— Y bien... regresaré en unos minutos —mira a Bea— Avispa, ayuda a Lauren a ponerse más cómoda, sé que no está bien.

Le agradezco infinitamente a Dios por haberle dado a Bea el hombre más gentil del mundo.

Zack Donovan era un romántico empedernido sin ningún tipo de trastorno mental, gracias a Dios.

Trataba a Bea como si fuera un milagro y Bea se esforzaba en hacerlo feliz, aunque fuera muy fácil.

De verdad que los dos se ganaron la lotería.

En cuanto Zack sale de la habitación, dejo a Nathan en la cuna y abrazo a Bea, rompiendo a llorar.

— Lo sé, cariño —susurra ella— Sé que esto es demasiado para ti, tu ni siquiera estabas buscando esto para tu vida y de pronto estas casada y con miles de responsabilidades encima.
— Mi mamá murió —susurro con un hilo de voz— Mi padre no sé si está vivo o no, solo sé que... me duele mucho —balbuceo— No quiero que Dylan pase por todo esto, no quiero que Nathan pierda a su papá. Yo no quiero quedar viuda.

Sedúceme -SAGA HEREDEROS 1- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora