Capítulo XI

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—¡Daniel!— grita.

Todos los presentes callan cuando entra el hermano mayor del nombrado, Daniel y Matías son los únicos que lo voltean a ver mientras los otros tratan de desviar la mirada. El pelinegro camina hasta el chico y le da un beso en la frente mientras le abraza con cuidado y sólo unos pocos segundos.

—¿Todo está bien? ¿quieres ir a casa? ¿quieres un helado? — le bombardeo de preguntas.

—Tranquilo—.

Y le sonrió, era una sonrisa simple la cual no reflejaba una emoción en realidad pero Daniel había descubierto que si hacía esa mueca sus hermanos se ponían felices así que la usaba en los momentos que los veía angustiados. Víctor agradeció el gesto y se sentó a un lado de su pareja que era el único sitio disponible.

—Bueno, perdón Matías, seguro te asustaste al verlo empapado— se excusó Víctor.

—De hecho Cariño... yo cuando llegué Daniel ya estaba con la ropa de Manolo— sonrío.

—Yo lo recibí cuando llegó, vino con Carlos y Lucas—.

—Solamente los guie hacia la tienda— se encogió de hombros.

—Am... yo fui quien lo sacó de la escuela— mencionó el castaño.

—Y me prestó su suéter—.

Añadió Daniel sin despegar su vista del libro, todos los presentes miraron a Carlos quien se había puesto colorado de la vergüenza.

~Menos mal que no dijo que lo vestí sino mal interpretarían las cosas~ pensó.

—Gracias Carlos, la verdad es que si hubiera estado yo los golpearía a todos— suspira —no me quedaría con las ganas de nuevo— mira al chico.

—¿De nuevo? — pregunta.

—Sí, verás, esta es la segunda vez que lo mojan, en la primera Alexander y yo caminábamos por el pasillo cuando nos encontramos a Daniel mojado a la mitad del mismo, la verdad es que iba a golpearlos a todos pero...— mira a su hermano —él no me dejó acercarme, me agarró de la camisa para que no les hiciera nada, aunque a Alex no le detuvo nada así que dos chicos terminaron con moretones en el rostro... y por eso estudia en otra escuela— aclara.

—Idea de Walter— agrega el rubio.

—¿Y por qué no expulsan a los demás? Que vaya que son unos malditos— espeta con enojo Carlos.

—Los maestros no los han visto— bufa Lucas —si no hay pruebas no pueden hacer nada según ellos—.

—¿Y no han intentado cambiar de escuela a Daniel? —.

—Pues... no está en nuestras posibilidades realmente, la verdad es que gracias al Maestro Merlón es que seguimos estudiando los cuatro— explica Víctor.

—¿El maestro de inglés? —.

—Sí, él paga la mitad de la colegiatura de Daniel y Walter, aparte que esta tienda de comics y el restaurante donde trabajan los otros idiotas son de Merlón, así que él nos brindó trabajo a nosotros— relata Matías.

—Ostia ¿enserio? — mira a todos —he flipado— admite.

—Sí, Merlón le tiene especial cariño a Daniel, es su alumno favorito— dice Manolo viendo al chico quien está desconectado de la platica.

Carlos une cabos, por eso el particular interés cuando le informó que su tutor de inglés estaba siendo Daniel. Después de platicar por horas donde los empleados se turnaban para atender cuando llegaba un cliente y todos estar al pendiente del chico especial, decidieron ir a casa.

—Oye Carlos ¿vendrás el sábado a la casa? — pregunta Víctor.

—Sí— contesta Daniel guardando sus cosas.

El nombrado ríe un poco por la seguridad con que lo dice, le parece bastante tierno el chico.

—Ahí está tu respuesta— sonríe.

—Bueno, es que viene de visita la hermana mayor de Walter— anuncia el pelinegro.

—¿Laura? — pregunta Daniel.

Víctor asiente y Carlos puede jurar que vio una sonrisa asomarse en los labios del chico de ojos azules pero muy levemente.

—¿Entonces lo mejor sería que cambiáramos la clase? — pregunta.

—No— contesta el chico mirándolos.

—Hoy andas muy hablador, eh Daniel— sonríe Matías.

—Quiero que conozca a Laura—.

Daniel mira al castaño quien sonríe por ese detalle. Que el chico hable más es una buena señal, significa que le hace bien relacionarse con las demás personas. Aparte Daniel muestra particular atención de presentarle a la chica pues la aprecia mucho, como una hermana mayor más.

—Entonces si no molesto estaré encantado de ir— contestó Carlos.

El chico de suéter lila extendió su mano hacia las mochilas de Manolo y Lucas quienes habían escuchado en silencio.

—También vayan— agrega.

El de lentes sonríe mientras su pareja asiente repetidas veces con emoción, había esperado desde el año pasado ser amigo de Daniel y esto significaba que ya lo veía como tal.

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LaDelCabelloAzul23♪

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