Entro azotando la puerta, corrió hasta el sótano gritando y lanzando todo lo que se interpusiera en su camino y llorando a mares al mismo tiempo, su tía no tardo en notar el escándalo que hacía, bajo las escaleras directo al sótano rápidamente notando todo el desastre que recién había hecho, miro a un rincón observando a su sobrina esta abrazaba a aquel peluche y sollozaba mirando un punto en específico, al verla en ese estado no pudo evitar comenzar a llorar de impotencia al ver que no podía ayudarla
Escucho alguien llamar a su puerta fue a abrirla de inmediato fuera se encontró con aquel chico pelirrojo
-Está ___ en casa- pregunto mirando hacia dentro de la casa- todo está bien
-No es un buen momento- susurro-te importaría venir más tarde- el chico asintió retirándose, ella había mentido no podía permitir que miraran a su sobrina como una loca.
Volvió con ella al sótano para tratar tranquilizarle, le quito aquel muñeco arrojándolo lejos
-vamos levántate, todo estará bien, estoy aquí no dejare que te pase nada- acariciaba su cabeza intentando calmarle, así estuvieron por mucho tiempo hasta que se quedó dormida, la llevo a su habitación
-cubre las ventanas- murmuro
Miro con tristeza la condición de su sobrina, no había podido ayudarla como debía, que podía hacer era solo una niña cuando se hizo cargo de ella, debió de ayudarla superar ese momento trágico, pero no pudo hacerlo, era demasiado inmadura y aún seguía siéndolo
Los días posteriores se dedicó a volver a poner sus pensamientos en orden, el chico dejo de hacer misiones con ella y ahora comenzaba a dedicarse a la enseñanza, miraba desde lejos con burla como ninguno quería escogerlo como su maestro, pero muy dentro de ella quería verle sonriendo con muchos estudiantes a su alrededor, eran muchas emociones mezcladas que se confundían dejándole un dolor en el pecho y una sensación de vacío.

ESTÁS LEYENDO
Heridas (GaaraxLectora)
FanfictionDe nuevo estoy aquí con una historia de nuestro amado pelirrojo, no se como hacer descripciones pero en resumen recuerden del odio al amor solo hay un paso