El almuerzo había ido muy bien, creí que sería algo incómodo pero no lo fue, el señor y la señora Kim, fueron por demás amables y sólo recibimos buenos deseos para que nuestra relación dure. En esos momentos Jungkook venía a mi mente. ¿Por qué no podía ser todo así de perfecto con él? ... Ya me encontraba en casa de los Kim, entré al cuarto de Kihyun a cambiarme, ya estaba peinada y maquillada.
Me puse mi vestido junto con los zapatos :
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Cenamos con otras personas que no conocía de nada, y ahora harían un brindis.
Luego de varios discursos muy extensos y aburridos, por fin terminaron con el brindis. La fiesta había comenzado, era fabulosa, la decoración del lugar era muy elegante, la comida era excelente y había buena música; nada mal para ser la fiesta de un caprichoso viejo millonario.
Kihyun y yo nos dedicamos a comer y a disfrutar de la música, mientras veíamos como los demás bailaban. ... Faltaban pocos minutos para la media noche, era hora de comenzar. Bajo la “disimulada” mirada de Kim Jun, Kihyun me abrazó, y yo lo miré sonriente a los ojos, luego escondí mi rostro en su cuello e hice cómo que le decía algo al oído.
Una excelente actuación, sin dudas.
Nos levantamos del sofá y caminamos hacia donde estaban nuestros padres, bebiendo unas copas de vino blanco.
—Disculpen que los interrumpamos—pronuncié, agachando la mirada.
—Nos gustaría irnos primero, ya nos aburrimos de la fiesta. ¿Podemos hacer eso?—consultó Kihyun.
Kim Jun soltó una carcajada—¡Son jóvenes, vayan a divertirse y no se preocupen por nosotros!
—¡Muchas gracias!—dijimos a la misma vez. Salimos del lugar con una gran sonrisa, soltamos el agarre que teníamos en la mano del otro y chocamos los cinco. Subimos al auto de Kihyun y una hora después habíamos llegado a casa de Jungkook.
—¿Qué harás tú?—fisgoneé antes de bajar.
—Tengo un amigo que se mudó hace un mes aquí, iré a verlo y beberemos un poco, mientras jugamos unos partidos en la play.
—Veo que tienes grandes planes.—alegué sarcástica entre risas.
—¡Maldita! ¡No menosprecies mis planes, no todos podemos pasar una noche de pasión como tú!—comenzó a reír.
—¡Lo que tú digas! ¡No olvides venir por mi mañana, idiota!—lo señalé con mi dedo índice.
—Tengo buena memoria, así que, no te preocupes. ¡Adiós, Hanna!—bajé del auto y caminé hacia la puerta principal de los Jeon, pero unos pocos pasos antes de que pudiera tocar timbre, esta se abrió, dejándome ver a un serio Jungkook en medio de la oscuridad.
—Entra —ordenó en un gélido tono.
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