Capítulo 11

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Luego de una larga, agradable y extenuante noche de trabajo, me dirigí a mis últimos clientes y les entregué sus bebidas, ya faltaban diez minutos para cerrar y aunque no lo crean, esos últimos momentos es donde más gente se acerca a consumir. La verdad no sé por qué sucede eso pero tengo dos teorías.

La primera que se me ocurre es que aquellas personas no podrán seguir tomando al dejar el lugar y aprovechan el último momento para llenarse de alcohol hasta las venas.

La segunda es que se preparan para algún after después de la rumba en el club y quieren ir con una buena vibra y más extrovertidos porque obviamente al beber alcohol nos abrimos más a las personas y nos ponemos más loquitos.

En mi caso, al ser una persona introvertida, el alcohol me pone más amistosa con todos, quizás hasta algo coqueta.

Al verse el club despejado y que las únicas personas aquí sean Alex, mis dos amigos y Roger, quien al parecer se llevó tan bien con ellos hasta el punto que se quedaron hablando todo lo que restaba de la noche y bebiendo a montones.

— Hiciste un muy trabajo hoy, Emma.

— Gracias Alex, la verdad estaba muy nerviosa, creí que me haría pís encima de los nervios, pero resultó siendo genial. Aunque admito que me dio pena esa pobre muchacha que lloraba por su ex.

— Tienes razón, pero no es la primera vez que viene acá a llorar, al parecer tiene una relación tóxica con algún muchacho o algo por el estilo. No he cruzado palabras con ella pero sí con sus amigas y eso es lo que me han comentado.

— Entiendo, la próxima que la vea le daré palabras de aliento o alguna bebida gratis, cualquier cosa que la haga sentir mejor. — me acerco a darle un abrazo efusivo. —Es momento que me vaya, ya es tarde. Nos vemos mañana, colega.

— Nos vemos, Emma. Cuídate.

Ya después de haberme despedido de todos, nos fuimos rumbo al apartamento en donde cada uno se dirigió rápidamente a su respectiva habitación en una búsqueda desesperada de nuestras camas hasta finalmente ser atrapados por los brazos de Morfeo.

Toda persona que me conoce sabe que tengo un sueño profundo y duermo hasta muy tarde por lo que el madrugar me resulta difícil.

Entonces esa es la razón por la que me levanté mucho después que mis compañeros de piso. Se podría decir que antes del mediodía.

Luego de que la fina cortina blanca de mi habitación haya sido atravesada por los rayos del resplandeciente sol del día de hoy, decidí ir directo al baño para ver cómo se encontraba mi rostro ya que no había recordado limpiar el maquillaje antes de dormir, por ende terminé viéndome como un payaso con unas grandes ojeras que delataban el haberme desvelado.

La fina cortina blanca de mi habitación fue atravesada por los rayos del resplandeciente sol que asomaba el día de hoy, abrí mis ojos lentamente para encontrarme con todas mis prendas del día de ayer regadas por todo el suelo. Ops. Ni siquiera recuerdo que hice antes de dormir de lo tan cansada que estaba.

Tomé una mini toalla que encontré en un cajón y como pude abrí la puerta de mi habitación y me dirigí al baño, no sin antes chequear que en el pasillo no se encontrara alguien cerca que pueda ser testigo de la pequeña tela de algodón que cubría mi cuerpo desnudo.

Ya dentro de la ducha me dispuse a hacer lo que normalmente hago al ducharme pero esta vez con una velocidad rápida. Mi estómago pedía alimentos a gritos por lo que tuve que apresurarme. Peiné mi melena de león y me dispuse a salir no sin antes cepillarme los dientes.

Abrí la puerta de par en par y asomé mi cabeza.

No hay moros en la costa.

Perfecto.

ANGEL EYES ϟ Roger TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora