Colección de historias cortas [One-shots]

Un mal reporte

Estas son las vidas que se comparten a través de los ojos de otra persona...

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Intervención 001

–Puedo atreverme, con total libertad, a admitir que no confío en la finalidad de este "proyecto" –dijo el hombre de bata blanca y gruesos anteojos que me guiaba por el edificio.

Ningún público ajeno a la Organización puede acceder a este lugar, tampoco puede encontrarse información sobre el en ningún sitio de internet, libros o medio social. Pues, personal calificado, dentro y fuera del plantel, tienen la tarea de escanear miles de páginas, revistas, periódicos y libros diariamente, para identificar las que tuviesen una combinación de palabras clave que relacionen lo que aquí se realiza.

Experimentos de secreto nivel gubernamental. Nada entra o sale sin autorización, seguridad excesiva necesitada...

Donde caminamos era por un pasillo de metal pesado con barandales delgados, suspendido a más de 25 m. de un suelo plano, a ambos lados se extienden casillas con cristales de alto blindaje, separándonos de esas celdas unos 5 m. en cada lado, era como mirar una extensa exhibición. Solo que casi nadie disfrutaría de ver lo que hay dentro.

En las habitaciones todo era color blanco, los adultos llevaban trajes especiales, mientras los jóvenes unas ligeras batas. Solo había un chico o chica por cuarto, parecía ser que la única manera de entrar a ellas era por una puerta del lado izquierdo al fondo de cada habitación.

Recalco las medidas de precaución para manejar a los sujetos, las puertas permanecían cerradas y para abrirlas los jóvenes debían estar anestesiados en todo momento.

En ese momento, mi acompañante continuó hablando.

–Explicaré todo con claridad, comenzando con lo que queríamos lograr con esto. Esto era conseguir mentes jóvenes con una experiencia de diversos conocimientos para formarlos como "ayudantes". Los primeros sujetos, con el tiempo, perdían parte de su identidad y comenzaban a carecer de un carácter seguidor y comprometedor, que era lo más importante. Ya que el objetivo de criarlos y formarlos era para poder dominar sus mentes y cuerpos; que realizaran sin dudar las tareas que les diéramos. Fracasamos, los chicos normales no superaban las tres semanas de intervención. Así que creamos un nuevo tipo de humano, o mejor dicho descubrimos que se podían crear –acomodó las gafas de un movimiento despistado.

Nos acercamos a la primera habitación, ya no quedaba ningún científico dentro, solo un chico de entre quince o dieciséis años, tenía los ojos cerrados y musitaba algo; alrededor suyo había plantas de todo tipo, parecía que se concentraba para algo. De pronto todas las plantas desaparecieron, convirtiéndose en un extraño polvo negro, todo en cuestión de segundos.

No retrocedí e intenté no reaccionar, conservando mi estado profesional.

El chico parecía a punto de llorar. Nadie entró a la habitación para consolarlo; ya sabía la razón.