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El peli negro movió a su mayor para que éste quedara bajo su cuerpo, le presionó el costado de su fina cintura con sus dos manos, mientras se devoraban la boca con mucha vehemencia. Hace un par de minutos, ambos cambiaron el ritmo de aquel suave beso por uno fogoso e intenso, tanto que el chasquido de sus bocas era lo único que resonaba por todo el primer piso.

Las manos del rubio fueron hasta la nuca de Jungkook, decidió mantenerlas quietas ya que el intento del recorrido por el fabuloso cuerpo de su menor fue muy torpe, pues sus manos temblaban ligeramente por el nerviosismo que parecía alguien sin experiencia alguna en un beso.

Perdió la cabeza desde que Jungkook le acarició el brazo hace unos minutos atrás, sentir el tacto de su menor es algo que aun no acostumbra, pero que lo disfruta. Le gustaba cuando Jungkook era atrevido con él, bueno, es una sensación más como el amor y el odio en una misma bolsa, pues amaba que el peli negro sea tan provocativo, pero a la vez lo odiaba por el simple hecho de no respetar la etiqueta de lo que son ahora. Hermanastros.

El más joven de ambos separó un poco más las piernas de Jimin para poder acomodarse mejor en medio de ellas, y cuando así lo hizo, se dispuso a bajar sus labios lentamente hacia la barbilla del rubio, succionando y mordisqueando la fina y palida piel de éste. Jimin se tensó y apretó sus ojos, enterró sus uñas en el cuello de Jungkook, y eso ocasionó que el último nombrado se prenda aún más. Volvió a los labios hinchados de Jimin y le mordió, soltando un gruñido tras eso.

El rubio entre abrió su boca, soltando un leve gemido que solamente Jeon podía escuchar cuando sintió cómo su pelvis chocó con la del contrario. Estaba cegado en esos momentos, olvidó lo que era pensar y actuar de una forma "correcta" como él lo llamaba, pues actuar correctamente es todo lo contrario a como se está comportando ahora.

Era la primera vez que se probaban los labios, y joder, saben tan bien, tan exquisitos, tan dulces y poderosos como siempre creyeron que serían. Esperaron tanto por este momento que ahora que estaba pasando, no lo podían creer.

Las manos de Jungkook viajaron por debajo de la pijama de Jimin, acariciando su abdomen y caderas con mucha nostalgia. Sus manos frías despertó todos los sentidos del rubio y abrió sus ojos de golpe y cuando sintió como Jungkook empezaba a levantar su ropa con la intención de devestirlo, reaccionó. 

—No, Jungkook —Dijo bajo los labios de Jungkook, éste pareció no escucharlo. —. Basta. No...

—Mhmm. —Gruñó gravemente, enterrando sus dedos en la cintura de Jimin.

—N-no... Basta... N-no podemos... —El peli negro mordió el labio inferior de Jimin y esto le provocó un revoltijo en la cintura baja. Llevó sus pequeñas manos sobre los pectorales del que estaba encima suyo y trató de alejarlo. Esquivó su rostro de los labios de Jeon y cuando sintió que lo dejó de besar, lo miró.

Aquellos ojos oscuros como el café y con un punto de brillo en el centro de sus pupilas, le intimidaban, le hacían verse pequeño. Jeon Jungkook lo miraba hambriento y con ganas de querer devorarlo por completo, pero cuando miró a los ojos del rubio, pareció calmarse y aquella forma tan amenazadora en el que se veía, ahora cambió a uno sereno.

—No podemos hacerlo. —Volvió a murmurar, casi suplicante.

Jungkook se quedó callado, lo miró por largos segundos sin saber qué decir, porque se sentía igual de nervioso que Jimin. Apretó la mandíbula y se levantó de encima del más pequeño de tamaño.

Jimin no esperó ni un segundo en levantarse del sofá, acomodarse la ropa y caminar hacia la dirección de las escaleras.

—Jimin... —Le llamó Jeon, el rubio volteó a mirarlo y dijo:

Hermanastros『KOOKMIN』🧸 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora