Años atrás.
Obi-Wan acababa de ser nombrado caballero Jedi. ¿Entonces por qué se sentía tan abatido? Ya conocía la respuesta, era evidente. La pérdida de su maestro le había causado un inmenso dolor, aquel dolor que oprime tu pecho y te impide volver a disfrutar cualquier cosa que antes te parecía gratificante. El sufrimiento era muy intenso, más de lo permitido para un Jedi, tan así que lo llevó a buscar venganza, asesinado al Lord Sid que lo había apartado de su maestro.
El joven de cabello castaño rojizo tenía más de un sentimiento encontrado, no solo la tristeza lo consumía; tenía miedo, mucho miedo en lo que se había convertido en el momento en que decidió matar a Darth Maul motivado por una sed de muerte incontrolable, reconoció que puso un pie en el lado oscuro y ni la fuerza, ni los días que había invertido en meditación, podían borrar esa amarga sensación que le había dejado. Ésta lo mantenía despierto por las noches y en una constante lucha consigo mismo, una noche tras otra de pesadillas, en donde se levantaba empapado en sudor, con miedo a cerrar los ojos y caer nuevamente tan ingratos sueños.
Por otro lado, Obi-Wan se había esforzado para cumplir los últimos deseos de su maestro; cuidar al niño. Sin embargo, se sentía bastante inestable como para poder transmitir cualquier tipo de sabiduría, cómo se supone que enseñaría si ni siquiera podía cuidar de sí mismo. Y si en realidad estaba siendo influenciado por el lado oscuro y qué clase de enseñanzas daría a su padawan, en qué tipo de persona se transformaría aquél niño extremadamente habilidoso si la persona que le enseñaría a distinguir entre el bien y el mal estaba influenciado por el lado oscuro. Para su pesar, la división entre ambas partes se había vuelto algo difusa.
En su desesperación, los últimos días lo único que estaba haciendo con el chico era meditar. "Debes aprender a controlar tus emociones, antes de que ellas te controlen a ti. Este entrenamiento lo reciben los pequeños sensibles a la fuerza, pero tu ya eres muy grande Anakin, por eso necesito toda tu cooperación". En realidad parte de lo que decía si era cierto que Anakin necesitaba ese entrenamiento, pero quizá si lo seguía repitiendo constantemente podría servirle a él también para creerlo. Tal vez si su maestro no hubiera sido tan "indulgente" de mostrarle que a veces seguir código Jedi no era sinónimo de tomar la mejor decisión, en este momento seguramente estaría batallando menos.
Obi-Wan y Anakin estaban sentados en una de las tantas habitaciones del templo Jedi cerrando los ojos. Al menos el más grande si los tenía cerrados, el niño los abría de vez en cuando en su aburrimiento, algo que Obi-Wan ya había anticipado. Cada vez que se proponía a meditar, el niño parecía disperso, no se concentraba ni mucho menos relajaba. Quería pensar que se trataba de su edad avanzada, pero también tenía la sensación de que había algo que no estaba haciendo bien como maestro.
Al cerrar los ojos desesperado por buscar paz, aparecieron en la oscuridad de su mente unos ojos con un intenso color ámbar como si estuvieran encendidos, quienes lo observaban como si estuvieran llamándolo. "Kenobi…" decía aquella voz, como si pudiera sentir el odio en su corazón. Inmediatamente advirtió que se trataban de los ojos de Maul, que lo miraban con gozo luego de haber acabado con la vida de su maestro. De nuevo sentía ira, sed de venganza y también tristeza, en su mente había decidido no matarlo e ir por su maestro, quizá si lo atendía a tiempo en lugar de quedarse a pelear habría logrado salvar su vida. Estaba corriendo en el oscuro vacío buscando a Qui gon, pero el vacío parecía infinito y tenía la certeza de que su maestro ya se había ido. La oscuridad lo consumía por dentro, lo podía notar como un cosquilleo que lo recorría por entero y lo hacía sentir que lo hacía sentir vivo otra vez, también sucio, contaminado… Creyó que se volvería loco en cualquier momento.
Tenía un nudo en su garganta y su cuerpo temblaba muy ligeramente, quería llorar y gritar, pero por supuesto que no podía ¡Maldición, era un Jedi! No podía darse el lujo de sentir esas cosas y por lo tanto, tampoco le correspondía la libertad de poder expresarlo. Lo único que podía hacer era aguantar, como si nada de eso hubiera sucedido, formar tal fortaleza en su mente que lograse contener todas aquellas emociones y que bajo ninguna circunstancia dejara que lo de adentro pasara hacia afuera. Pues, todo había sido su culpa, la venganza y el dolor, todo aquello había sido motivado por una razón: el amor que sentía hacia su maestro. Por mucho que los códigos insistían en el peligro de fraternizar y formar apegos, Qui Gon Jinn hacía caso omiso a esta regla, al igual que muchas otras. Obi-Wan no tenía un espíritu tan rebelde como su maestro en cuanto al código Jedi, pero al pasar tanto tiempo junto a éste, alguno de sus actos se volvían un tanto contagiosos. Sentía mucho amor hacia el mayor, uno fuerte, intenso y por supuesto totalmente inaceptable, capaz de arrasar con todo a su paso, hasta matar de ser necesario y algo que lamentablemente ya lo había confirmado. Aquel cariño que sentía por muy doloroso que fuera había sido un error y por culpa de ello estaba pagando un alto precio.
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Desafiando Tradiciones. (Fanfic Obikin)
FanfictionLa duquesa Satine está en peligro, Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi son enviados por el consejo a brindar ayuda, con la intención de flexibilizar a la duquesa sobre una posible alianza. Viejos sentimientos afloran del inconsciente del Maestro Jedi...