Rachel miro en dirección a su dormido novio, preguntándose si debía despertarlo o tal vez esperar a que él lo hiciera, sin llegar a una conclusión, volvió su vista al teléfono móvil que él siempre traía consigo que, ahora, estaba en sus manos. Su corazón se aceleró, sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso y sentía que su cuerpo se llenaba de una felicidad inigualable.
Pero, también, de vergüenza.
Miró por el rabillo de sus ojos a su novio plácidamente dormido, estaba acostado, al otro lado de la cama, con la espalda desnuda, su cabeza con los ojos cerrados girada en su dirección, su cuello tenía unos pequeños moretones, su espalda ancha subía y bajaba al ritmo de su respiración, contaba con varias cicatrices antiguas, ahora, con unos pequeños rasguños hechas por ella gracias a su apasionada noche. Estaba segura de que si él se daba la vuelta vería más rasguños y moretones.
Miró su cuerpo, lo único que traía puesto eran sus bragas negras, la camiseta que él le había regalado tiempo atrás, una camiseta completamente negra y con una R roja en el medio, le había dicho que así soñaría con él.
"A veces es muy cursi" pensó, con una boba sonrisa de enamorada en su rostro.
Ya era algo normal que ella se quedará muchas veces en su departamento junto a él, por eso muchas de sus ropas se quedaban en su armario.
Volvió a mirar la pantalla que tenía frente a sus ojos.
—Buenos días —dijo Damian, algo somnoliento, cerrando los ojos una y otra vez para estar completamente despierto, miró a su novia—. ¿Qué sucede?
Raven volvió su vista a él, levantó su mano derecha y con su dedo índice señalo el móvil.
—Es...esto —tartamudeó.
—¿Eso? —Damian vio al lugar donde apuntaba—. Oh, eso.
—Sí, esto.
—¿Qué hay con eso? —cuestionó, levantándose lo suficiente para recostar su espalda en la cabecera de la cama.
—¿Qu-qué? —Raven se sentó a horcajadas acercándose a él, cuando estuvo lo más cerca posible, levantó el móvil en dirección al rostro de él. —Esta imagen, esta foto...
—¿Sí? —Tomo la muñeca de Raven y alejó el móvil lo suficiente para poder verla a los ojos—. Eres tú.
El sonrojo de Raven se intensificó, llevó su palma derecha a su rostro y negó con la cabeza.
—Ya sé que soy yo —manifestó Raven, tratando de controlar sus emociones, temía estrellar algo en la cara de su novio.
—¿Entonces? —Llevó sus manos atrás de su cabeza y las entrelazo.
El que Damian estuviera tan relajado y tranquilo, no ayudaba a su enojo disfrazado de vergüenza.
—Pero, pero... estoy... desnuda —balbuceó con notable bochorno.
Damian la miró, para después de algunos segundos reír notoriamente.
—Exageras, no estás desnuda, esta imagen es del día en que llevaste aquel atuendo.
Oh, sí.
Ese día.
Ellos no celebraron su aniversario por un año de relación el día que les tocaba conmemorarlo, todo porque estaban en medio de otra crisis universal, parecía que su universo estaba empeñado en dejar de existir y lo héroes de la tierra en salvarlo. Por eso, tuvieron que celebrarlo una semana después de todo aquel suceso. Raven sabía como Damian se esforzaba en cada aniversario, desde que habían empezado a salir nunca le fallaba, incluso en medio de la crisis, Damian la aparto de todos por unos minutos y la beso, prometiéndole que al finalizar todo ello tendría su día especial —algún día le diría que cada vez que la besaba era su día especial—. El día que lo celebraron estuvo lleno de amor y mimos por parte de él, un baile que jamás olvidaría —y que en un futuro repetiría—, una cena en un restaurante muy de acuerdo con sus gustos y un montón de cosa más. Por su parte, ella se consideraba muy mala en dar obsequios, aunque más de una vez Damian le había dicho que todo lo que ella le diera con amor, sería mil veces mejor que algo que pudiera pagar y que con su sola presencia era más que suficiente. A pesar de todo, ella quiso darle también un día que no olvidaría, le regalo un collar hecha por ella, donde fueron grabado sus nombres y una promesa de amor eterno, además, gracias a los consejos de Kory, aquella noche en la cama de Damian ella llevaba puesto una lencería negra, algo que Kory había dicho: "les encanta a los hombres", nunca negaría aquella oración, porque nunca había visto a Damian hacerle el amor de esa forma.
Y, parecía que él se había quedado con un recuerdo —como fondo de pantalla— de aquella noche. Una fotografía suya con su lencería en medio de la cama, no sabía en que momento la había tomado, a veces olvidaba que también era una especie de ninja.
—¡Tú! —Lo señaló— ¿Desde cuando tienes esto?
—Desde la mañana siguiente de aquella noche.
—Y tienes el descaró de decirlo tan tranquilamente —espetó, no dudaba, sabía muy bien cuan desvergonzado era Damian.
—¿Por qué debería de avergonzarme? —abrió los ojos para mirarla fijamente— eres mi novia, además, seguro que tú también tienes fotos mías.
La alarma ubicada sobre la mesa de noche a espaldas de Raven salió volando, golpeándose contra la pared contraria.
"Mierda"
Solo un momento de vergüenza hizo eso, todo porque Damian había descubierto su pequeño secreto.
Damian le regalo una sonrisa engreída, llena de orgullo por ser el objetivo de la adoración de ella. De un salto, se posicionó encima de Raven, colocando sus manos a cada lado de la cabeza de ella, así como sus piernas.
—Oh, yo sabía que me amabas, pero no que estabas obsesionada conmigo, tengo una acosadora —dijo Damian, sarcásticamente, disfrutando de la timidez pocas veces vista en ella.
—Yo no te acoso, —apartó la mirada — ¿cómo sabías lo de las fotos?
—Pues, sé cuándo alguien me toma fotografías a escondidas, además, tienes un poster mío en tu habitación...
Ella jadeó en respuesta.
—¿Y si alguien ve tú móvil? —la escucho preguntar con el ceño ligeramente fruncido, preocupada—. No quiero que nadie más que tú me vea así.
Damian acercó su mano a la frente de ella, acariciándola gentilmente.
—Nadie lo verá, tú eres la única, además de mí, que sabe la contraseña de mi teléfono, no puede ser hackeado, tranquila. —Raven cerró los ojos disfrutando las caricias.
—Pero... ¿si llegará a pasar?
—Dependiendo de quién sea, lo solucionaré de alguna u otra forma.
—¿De quién sea?
—Si es un villano, tal vez desaparezca misteriosamente, si es un aliado, tal vez lo olvide si lo golpeo repetidas veces.
Damian soltó una pequeña risa cuando sintió a Raven golpear uno de sus costados.
—Hablo en serio, Damian.
—Yo también, nadie lo vera, te lo prometo, eso es solo para mí —sentenció Damian, con un tono firme, de esas que usa para hablar con su padre.
—Esta bien, pero —ella abrió los ojos y lo miró— ¿para que necesitas una imagen mía? —cuestionó.
Un rubor empezó a manifestarse por el rostro de Damian.
—Cuando salgo a misiones largas, a veces te extraño... demasiado.
Raven sonrió ampliamente, ahí iba de nuevo, su cursi novio, haciendo que se sienta cómodamente feliz y enamorada. Se alzó lo suficiente para abrazarlo por el cuello y besarlo.
Rompieron el beso luego de algunos minutos, pegaron sus frentes cariñosamente.
—Eres muy cursi.
—Es tú culpa, por ser demasiado hermosa, amada.
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Y bueno chicos, espero lo hallan
disfrutado.
Me dará diabetes después de escribir este capítulo XD.Nos leemos hasta la proximá!!

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ABC del DamiRae
RomanceSerie de drabbles y one-shots con palabras del abecedario. Trataré de actualizar seguido. Disclaimer: los personajes son propiedad de DC comics, tan solo el fic me pertenece.