DECALOGO

PAGANISMO

Había algo peligroso cuando entre al departamento, sabía que debía haberme quedado en casa, pero la férrea exigencia de Fanny por salir de noche me colmaba la paciencia.

—Tengo frio, Janis—me decía Phoebe y abrazaba su delgado cuerpo.

—Ya era hora—exclamó Fanny mientras un chico de camiseta negra y cabello en punta se aproximaba.

No era tan apuesto como acostumbraba a flirtear Fanny, pero tenía algo en los ojos, una enigmática mirada y una sonrisa torcida que destilaba arrogancia. No pretendía ser aguafiestas, ni mucho menos parecer perversa a la hora de juzgar, pero de alguna manera, aquel tipo me miró como si hubiese leído mis pensamientos y aquellos le hubiesen robado la más cínica de las sonrisas, pero llegó hasta Fanny, la tiró de un brazo y le plantó un beso apasionado pero sin dejarnos de ver.

—Así que has traído a unas amiguitas—ronroneo, después le cantó al oído por lo bajo—te dije que no trajeras a nadie.

—Lo siento mi vida, pero no podía dejarlas sola.

Entonces Phoebe gruño por lo bajo.

—Si no nos querían aquí no nos hubieran dejado entrar desde arriba,

Y tenía razón, habíamos entrado por lo que parecía ser una rejilla negra chirriante custodiada por un hombre de tez oscura y dientes relucientes, que nos miró con una ancha sonrisa.

Nos preguntó hacia dónde íbamos, Fanny se adelantó a decir que nos había invitado...no recuerdo su nombre, entonces abrió la rejilla y nos hizo pasar a... un pasillo que descendía en escaleras Phoebe comenzó a tiritar, el fondo del pasillo estaba iluminado por una puerta entre abierta con luz roja que cubría el piso como un velo, pero a su vez el pasillo se asemejaba a un charco profundo carmesí.

La voz del tipo oscuro me trajo de vuelta.

— ¿Están listas para jamás salir de aquí?

Fanny sonreía.

Pero aquella pregunta estuvo tan fuera de lugar que me erizó la nuca.

El tipo sonrió anchamente, rodeo a Fanny con un brazo su cintura y la llevó al centro de la sala.

—Todos nos mira—susurro Phone.

Tenía razón, no era esa sensación de deslumbrar en la fiesta.

Todo mundo se movía al compás de la música pero sin apartar la mirada de nosotras. Y entendí.

Entendí las palabras del tipo.

No saldríamos jamás.