EL MICROBIO

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—El microorganismo es un sistema biológico dotado de individualidad, presenta una organización biológica elemental su disciplina también llamada...

—¿Por qué no es más fácil decirle microbio?—susurro Silvy.

—Porque es más fácil para ti—dije con fastidio, en realidad no era tan mala la clase.

El profesor Slither terminó la hora dejando tarea para el día siguiente.

—¿Como se supone que haré una maqueta del microbio?—se quejó Silvy.

—Tal vez con masitas de colores, como el preescolar—le conteste.

—Fine—me llamó la voz hueca y siseante del profesor Slither.

rodee los ojos y regrese al aula.

Ahora vuelvo le dije a Silvy.

el profesor esperaba sentado en su raído sillón, el profesor tan alto y huesudo como un cadáver, su cabello negro peinado con esmero hacia atrás, camisa blanca y chaleco de lana negro, a la mayoría de los chicos y chicas les aterraba su apariencia pues unas gruesas y bifurcadas cicatrices surcaban el costado izquierdo de casi todo su cuerpo como gruesas venas carnosas.

—Sí, profesor—dije tratando de no mirar los ojos de halcón al acecho.

—Fine, debo decirte que has sido escogido por obra del azar para la investigación acerca del tema de hoy.

—¿Yo? pero si...

—Me percaté de que te ha llamado la atención—mientras hablaba se recargó en su silla y cruzó las manos con los codos en el escritorio—así que espero una buena investigación. La tarde de ese día no podía concentrarme lo suficiente, pues el rostro del profesor y sus gestos hicieron mella en mi.

Recuerdo estar en mi escritorio a muy altas horas de la noche haciendo todo un ensayo para mañana, mi ventana daba de frente al patio trasero de mi casa. estaba oscuro, los árboles y arbustos parecían en calma, una que otra luciérnaga en momento determinado observe la espesura del pequeño bosquecillo. Me sobresalte, observé no muy lejos como los arbustos se movían escandalosamente, me hice hacia atrás, quizá era un animal peligroso.

Baje a la sala para alertas a mis padres, pero no se encontraban, busqué en la cocina y tampoco se encontraban allí. Me asomé por la ventana del fregadero, la cosa aun seguía moviendo arbusto, encendí las luces para asustar al animal por un momento los movimientos cesaron, tome una escoba como arma y regrese a la ventana, no se veía nada.

Decidí abrir la puerta de la cocina que daba hacia fuera, di un paso al jardín, pequeños crujidos de hoja se abrieron paso hacia mí, esperé atento, pero del otro lado se escuchó un siseo bajo, de pronto dos sonidos extraños se aproximaban por el rabillo del ojo observe una larga cola carnosa y delgada.

—¿Qué diablos?

No muy lejos una cosa con muchos brazos delgados apareció dejando un rastro de baba, mis manos temblaban un poco pero aquella cosa quizá era un animal herido, di unos pasos hacia ella, era no menos de unos cincuenta centímetros y parecía respirar, soltaba una baba ácida y se asemejaba a un pulpo de carne molida, dio un chillido fuerte cuando me acerqué.

De pronto saltó hacia mi pegándose a un costado de mi mejilla, di un grito aterrador, me tenía, había encajado tal vez unos dientes puntiagudos y minúsculos que ardían en mi piel.

—¡Ayuda!—grite repetidas veces.

Aquello comenzó a enredarse en mi rostro, intente desgarrarlo con mis manos, pero sus tentáculos minúsculos se enredaban en mis brazos y en mis dedos quemando con su baba ácida, grite de dolor desgarrador.

Tome valor y con mucha fuerza tire de la cosa, esta se desprendía llevando pedazos de mi rostro y la arrojé lejos de los arbustos, corrí hacia mi casa sin mirar atrás, chorros de sangre y baba ácida escurría de mi rostro y brazos, de pronto, todo se oscureció.

—¡Señor Fine!

Un grito me trajo de vuelta, estaba en medio de clase. Desorientado como estaba, le miré.

—Podría tratar de no dormirse—decía el profesor Slither—¿Acaso tuvo problemas por la noche?—la última pregunta parecía decirla con tono burlón.

Miré entonces mis manos, observé los surcos quemados por el ácido de la baba, asustado, busqué mi reflejo en la ventana, vi entonces, mi rostro.

Y supe, por aquella burla, quien había sido. 
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