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Para el tercer mes del calendario lunar el número de asesinatos había ascendido a diez. Teniendo en cuenta que las víctimas se trataban de élites guerreras; integrantes de la junta de héroes, aquella situación dejó atónitos a todos los funcionarios del rey.

Ninguna medida había funcionado para atrapar al criminal. Las sospechas recaían sobre los ciudadanos demoníacos y aquello había resultado en una mayor presión , intimidación e incluso represión par parte de la policía del reino hacía estos ciudadanos.

Sin embargo, hasta ahora, no habían descubierto ninguna pista. Los asesinatos variaban desde formas a lugares. Se había enviado a diferentes investigadores  para registrar las zonas y desplegado un sin fin de teorías.

Pero los resultados escaseaban.

Los llamados antiguos fueron registrados. Sin embargo, sus poderes estaban indudablemente sellados. De los guardias mayores, dos habían muerto y el único que quedaba era tan débil como un pollo, cobardemente escondido en lo profundo de un bosque.

Entonces, comenzaron a creer que al menos uno de los guardias había logrado salvarse y fingió su muerte. Sin embargo, todos los cadáveres involucrados en aquel día habían sido examinados y posteriormente cremados.

La investigación estaba completamente en blanco.

Pero la vida seguía.

Kira mantuvo su reino indiferente a las perdidas y apretó los dientes ante cada nueva muerte. La junta de héroes mantuvo su estabilidad por fuera, pero por dentro era como un gallinero siendo sacudido por la presencia de un lobo. Todos estaban tensos y listos para desenvainar armas ante el mínimo estímulo.

Por otro lado, la sacerdotisa siguió encargándose de solucionar las demandas de la población. Recientemente un fantasma feroz fue reportado por un pequeño pueblo al noreste del reino. Varias hermanas menores fueron enviadas para solucionar el problema, sin embargo pocas regresaron y ninguna logró algún avance.

Entonces, Rubí decidió tomar el asunto en sus manos.

El rey Kira no estaba de acuerdo. La ambigua relación entre el rey y la sacerdotisa era bien conocida por toda la población e incluso se rumoreaba  un matrimonio inminente, aunque para esto el rey debería decretar una reforma. Hasta ahora, nada había sucedido.

Aún así, las muestras de preocupación y cuidado no faltaban. Finalmente cediendo ante la terquedad de la mujer, el rey arregló un sin fin de héroes altamente calificados como su escolta y permitió que la sacerdotisa marchara al pequeño pueblo para exorcizar aquel fantasma feroz. Esto traicionaba un principio básico de la religión.

Se dice que un sacerdote del dios Camil debe valerse por sí mismo. Cuánto logre vivir depende de su habilidad, otorgada por el dios. Y por lo tanto, de la voluntad del mismo.

Pero nadie pareció dispuesto a objetar y el asunto siguió su curso.

Tres días más tarde, la sacerdotisa finalmente bajo del carruaje, acompañada por cinco de sus hermanas. Seis hermosas damas ataviadas con túnicas blancas se adentraron en un pequeño pueblo azotado por espíritus oscuros.

MadrigueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora