Capítulo 4. Viajemos lejos

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Bueno, dicho esto- dijo Raquel-. ¡Vámonos!-.

¡Shh!- le chisté-. Son las doce-.

¿Las doce?- dijo Raquel mientras (creo) se percataba de que era de noche-. ¡Vaya, que rápido!-.

¡¿Quieres bajar la voz?!- le dije casi gritando-.

Pero si aqui la única que está gritando eres tú...- dijo ella un poco confusa-.

Pero... Tú... ¡Ah, déjalo!- dije desesperada-.

Bueno, si tú lo dices...- dijo ella- En fin, pongámonos en marcha-.

Entonces, decías que existe un camino por el que se puede ir de un-

Pueblo a otro por ese mismo camino, si- me cortó Raquel-. Y necesitamos tomar ese camino si queremos llegar a la capital-.

La capital... Catherine me ha hablado micho de ella- dije recordándola-. Una chica que conocía-.

Sé quien es- dijo ella. Todavía no habíamos empezado a andar-.

¿Eres adivina o algo?- le pregunté- Conocías mi nombre, sabes quien es Catherine... ¿A caso también conoces a Casey?-.

No, a ese no lo conozco- dijo ella con una tranquilidad... Inquietante- ¿Debería?-.

No. Si. Bueno...- dije un poco nerviosa-.

¿Te gusta?- me preguntó ella con una sonrisa pícara-.

¡No! ¡Es como mi hermano!- dije enfadadísima-.

¿Hermano?- me preguntó Raquel desconcertada- Pero si tú no tienes hermanos. Chicos, digo-.

Es una larga hist... ¡Eh!- grité otra vez- ¿Cómo sabes eso?-.

¿Saber qué?- dijo ella con esa inocencia que se le estaba hacía tan peculiar-.

¡¿Dónde está ese camino?!- dije ya desesperada-.

Va, no te sulfures...- dijo mientras miraba el suelo- ¡Aquí!-.

Me acerqué a donde ella se encontraba y mire al suelo. Lugar al que ella miraba orgullosa. La miré sin comprender nada.

¿Aquí qué?- pregunté-.

Aquí, el camino- dijo ella alegre-.

Volví a mirar el suelo.

Pero si aquí solo está el césped del parque...- dije. Pero ella ya me había agarrado del brazo y corría en línea recta-.

¡Nos queda un camino largo, Daphne!- me gritaba Raquel corriendo a mi lado- ¡Muy largo!-.

Jajaja- dije atónita por el aro de ignorancia que la rodeaba-. ¿Por qué estás tan contenta entonces?-.

¡Porque vamos a cambiar la historia!- dijo ella eufórica-.

Corrimos unos... Quince minutos. Llegamos al límite de Idial. La línea imaginaria que separaba Idial de Hunner estaba bajo nuestros pies.

DAPHNE 2 [sin editar ni corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora