Capítulo 3. El plan de Raquel

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Había terminado de prepara todo lo de mi habitación. Solo me queda el asuntillo de mi historial y no me volveran a ver un pelo por aquí. Para lo del historial sería mejor cuando no hubiera nadie en secretaría. Eso era en las horas de las comidas y por la noche a partir de las 22:00. La siguiente comida era el almuerzo. Asistí a ella porque... Tenía mucha hambre. Después del almuerzo me fui a la habitación de arriba y me puse las zapatillas. Mientras bailaba enumeré lo que tenía que hacer...

¡Las cámaras!- dije parándome en seco después de un corto grito ahogado- ¡Las cámaras!-.

Empecé a dar vueltas en la habitación. Necesitaba, como fuese, dasactivar las cámaras. Pero eso era imposible... Además, no creo que pongan los controles de mando en una habitación como secretaría. Si encima se supone que yo no debo saber nada de las cámaras...

«El sillón en el que estás esta en una posición que no coge la cámara»

Casey me dijo eso... ¡Claro, si no me vén da igual que las cámaras estén activadas o no! Bien, solución encontrada, pero mejor esperar a que anochezca. De mientras esperé bailando.

Me preparé para ir a dormir como cualquier otro día pero cuando mi reloj marcó las 22:30 me quité el pijama y me recogí el pelo en una trenza. Debajo del pijama llevaba puestos unos leggins negros y una camiseta negra. Salí con sigilo y me ayudó ir en calcetines ya que el suelo era de madera, cerré la puerta y torcí a la derecha (la sala común, el jardín, la salida y la habitación de arriba están a la izquierda). Cuando llegué al final del pasillo solo me quedaba un camino, y era recto.

Veamos...- dije mirando al techo escondida detrás de un pequeño mueble- Hay una cámara en esa lámpara... Otra en ese jarrón... Y ya está-.

Estube unos segundos observado con detenimiento la posición de las cámaras y cuando estube segura de lo que iba a hacer salté de mi escondite.

En la primera cámara tenía que ir muy pegada a la paréd para que no me viera y en la segunda quenía que ir a rastras por el suelo. Hecho esto me incorporé de nuevo y giré otra vez a la derecha.

¿Y cómo es que nunca me he dado cuenta de las cámaras?- me pregunté delante de otro pasillo-.

En este pasillo había una cámara escondida en la escayola de decoración de la pared, otra en la puerta de la habitación N° 220 (¡para colmo era móvil!) y una más al final del pasillo, pero esa apuntaba a la cristalera que tenía delante. Repetí el proceso de observación.

Para la primera cámara pasé otra vez pegada a la pared en la que estaba la cámara. En cambio, para la segunda... Se movía rapidísimo pero en silencio... Tal vez con.. Tal vez con una... Si, seguro que así no me vé.

Calculé los segundos que necesitaba. Flexioné las rodillas y salté dando una voltereta por encima de la cámara y caí en una posición digna de una bailarina. Corrí lo que me quedaba de camino y llegué a secretaría. La puerta estaba cerrada con llave... Aún con la respiración agitada por la voltereta y la carrera saqué un alambre de metal de mi bolsillo (son leggins especiales) y lo que me quedaba era coser y cantar. Eso de abrir puertas lo llevaba haciendo desde hace años. Cuando tenía hambre, cuando me apetecía salir al jardín... Lo que no entiendo es por qué nunca lo había intentado con la habitación de arriba cuando aún estaba cerrada. Bueno, hay que admitir... Que esa habitación da miedo a estas horas...

¿Quién hay ahí?- pregunté girándome. Había escuchado unos pasos-.

Ya hacía tiempo que no tenía la sensación de que me observaban... Desde lo de la pobre bailarina...

Abrí la puerta y empecé a buscar los historiales por todos lados. Recordé el plan que Raquel me había susurrado: "[...] Tienes que borrar toda marca tuya. Para ello necesitarás romper tu historial [...]"

Busqué por la "J" por la "G" por la "D" pero no encontraba mi archivo... Miré por toda la habitación y vi un historial con marcas rojas, con sellos y con de todo en la carpeta marrón que lo envolvía. Lo abrí y... Bingo. Ese era el mío. Pensé, sarcásticamente, donde esconderían mi muñeca boo-doo. Iba a salir de allí cuando escuche a alguien detrás de la puerta. Buscando una escapatoria abrí la ventana y me apoyé en el poyete de escayola por el que se solían pasear los gatos que se colaban en el orfanato.

Pensé que había cerrado la ventana- dijo la voz de la secretaria cerrando la ventana. Cerrando la oportunidad de volver a entrar por ella-.

Miré abajo. Oh, Dios... Estaba en un primero. El salto no era... Si, definitivamente, era muy grande. Podía andar por el poyete hasta encontrar una salida o un salto menor. Andé con equilibrio por el poyete, con la espalda pegada a la pared. Andé unos minutos hasta que encontré una ventana abierta.

¡Jo, que suerte!- me dije a mi misma- Es la ventana de la habitación N° 212, la mía-.

Entré con mi historial en la mano. Cogí mi bandolera, me cambié de ropa a algo más abrigado y salí (por la puerta) hacía la salida. Salir del orfanato fue más fácil y menos peligroso. Miré bien por si había cámaras y llegué a la reja que separaba el orfanato del mundo. Me agarré a las rejas y las salté. Mi elasticidad había mejorado mucho desde que bailaba ballet. Ya fuera miré por última vez a lo que, hasta hace unos segundos, había sido mi hogar.

"[...]Cuando saltes la verja ven al parque. Allí te espero[...]" recordé el plan de Raquel. Eran las 00:00, así que a esa hora no había demasiada gente (no había nadie). Llegué al parque y debajo de un árbol encontré a Raquel leyendo su libro.

Hola- dije jadeando por la carrera-.

¿Y bien?- me preguntó ella. Yo le enseñe mi historial-. ¡Perfecto! ¿Te ha costado mucho?-.

Uno de mis mejores alambres, sudor y... Aire- dije mientras reíamos-.

En ese caso...- dijo ella guardando su libro en su bandolera-. ¿Preparada para la última fase de mi plan?-.

Es increible. Te conozco desde hace un día y estoy dispuésta a hacerlo- dije con los brazos cruzados pero sonriendo-.

Ella se encogió de hombros.

DAPHNE 2 [sin editar ni corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora