30/10/2020 - Querido amigo.

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Querido amigo

¿Estás ahí? ¿Oís mis lamentos?
Me fuerzo a recordar pero a cada segundo la memoria me falla más y más. Temo que llegue el momento en el que te olvide completamente. Las pastillas ya no hacen efecto y ya no puedo vislumbrar tu mirada.
Quizás así estoy mejor. Pero te extraño. Extraño con toda mi alma a alguien que ya no puedo recordar. Parece la trama de una película de clase B de Hollywood. Y ojalá lo fuese.
Cuando cierro mis ojos y estoy cerca de dormirme me invade el aroma de un perfume. Un perfume tan intenso que es como si lo tuviera puesto, pero no. Intento caer en la cuenta de dónde proviene, pero no puedo. Y tampoco puedo evitar pensar si es que lo estoy imaginando. Pero yo sé que no. El olor está ahí. ¿Cómo es posible? No lo sé.
Pasaron años desde que te fuiste y te odio. Te odio más que nunca. Te fuiste y en tu partida te llevaste una parte de mí, ¿qué hago ahora? ¿Cuánto más tu (no) recuerdo me va a seguir atormentando? ¿Cuánto vale una vida?
Mientras escribo se me cruza el pensamiento "si tan solo pudiera cambiar tu vida por mi muerte". Pero no, quiero vivir y eso me hace aún más egoísta.
Querido amigo hace años que te dejé ir. Y me arrepiento. Me lo reprocho todos los días, ¿pero qué mas podría haber hecho? Tantas cosas. Es verdad, podría haber hecho tanto pero no lo hice y vos te fuiste. ¿Qué puedo hacer ahora? Quiero dejar de sufrir pero quiero volver a ver tus ojos. Una vez más, no pido más que eso.
El corazón me late como si se me fuese a salir del pecho y tengo miedo. Siempre tengo miedo. No quiero que mi familia sufra como sufrió la tuya y es injusto, es egoísta. Pero es sincero. Me prometí serle fiel a mis palabras y lo practico. Pero también prometí recordarte y no puedo. Y los estudios siguen sin decirme por qué no puedo. Y cada momento que pasa me olvido más y más de todo. Y me pregunto si va a llegar el momento donde me olvide que te olvidé. Y me cuestiono si ahí voy a ser feliz. Tengo tantos y's y tan pocas respuestas que ya no sé siquiera si quiero seguir preguntando.
¿La culpa se irá con mis memorias? ¿Me quedará la angustia en el pecho sin saber el motivo? Cuántas veces me pregunté cómo puede ser que te hayas ido tan joven, ¿quién está a cargo de la vida? ¿Por qué te arrancaron de nuestros brazos? ¿Cómo paralizo mis sentimientos? Necesito paz. No puedo escuchar una canción sin acordarme de que alguna vez exististe.
Me reconforta que tal vez, si hay un allá, allá es mejor. Y que quizás, querido amigo, fuiste demasiado extraordinario para un mundo tan ordinario. 

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