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Los días en el instituto eran sumamente monótonos.

De lunes a viernes tenía que levantarse una hora antes de la campana. Siete de la mañana ya se encontraba ingresando por las puertas del centro educativo y se sumergia en clases profundamente agotadoras y tediosas.

El almuerzo era un sacrificio que tenía que tomar para brindarle energías a su cuerpo. Tenía la mala suerte de tener un imán invisible que atraía a un chico demasiado parlanchín a su lado.

— Seguir enojado con él fue trabajo arduo.- llevo una papita a sus labios.- es un gato inteligente, usa la ternura a su favor.- frunció el ceño abultando sus labios.

Jungkook imitó su acción aunque no por las mismas razones.

Jimin era difícil de comprender y también de hacer entender. No quería sonar bruto pero le era desagradable escucharle todo el tiempo, soltaba cosas que le resbalaban de un oido a otro, además, cada vez que se acercaba su nariz picaba por el perfume a vainilla que solía llevar, siempre salía irritado de su lado.

— ¿Cuántas veces repetiré que me importa poco lo que tengas que decirme? - el contrario solto una risita nerviosa.

Fue salvado por la campana. El castaño fue el primero en levantarse junto a su bandeja.

— ¡Hey espérame! Mis piernas no son tan largas.-

weird kid - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora