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Jungkook se vio arrastrado por un ser que media la mitad de el, este prácticamente lo obligó a trabajar con el la exposición de Ciencias, con esos ojos caramelo lo hechizo y su adorable puchero solo puso las cosas más difíciles.

Esto era completamente nuevo para Jungkook, no podía estar sintiendo tantas cosas de la noche a la mañana ¿Verdad?

Trato de volver a mantener su actitud reticente pero fue vilmente ignorado, aquello daño su ego.

Se acomodo en la silla que Jimin había traído para el, su mirada se paseo por quinta vez esa tarde por todo el cuarto. Había creído que la habitación del más bajo debía estar llena de muñequitos de hello kitty por todas partes o peluches de animalitos llenando su cama.

Las paredes eran verde olivo y blancas, había cuadros de pinturas en todas las paredes, una repisa llena de libros y en su mayoría cómics además de una mesita circular en medio de la habitación.

¿Mencionó que el suelo se encontraba tapizado por una suave alfombra? Desde que había llegado sus pies no paraban de deslizarse por está.

Su escaneo se vio interrumpido por un bostezo, la cabeza de Jimin reposaba en uno de sus brazos y sus ojos se iban cerrando hasta darse por vencidos.

Bien, le daría un breve descanso.

Se estiró en su lugar con los músculos entumecidos.

Suspiro profundamente sin saber que hacer, habían armado prácticamente todo el trabajo, lo restante, es decir, la decoración, era algo de lo que Jimin se encargaría por obvias razones.

Su vista se paseo hasta dar con el rostro contrario, es ahí donde decidió detenerse, por instinto ladeo la cabeza para verle mejor.

Si Jimin no se despertaba en un buen rato podía llegar hasta contarle las pecas. Se relamio los labios y llegó a una difícil pero muy notoria conclusión.

Park Jimin tenía un rostro sumamente etéreo.

weird kid - kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora