Capítulo 2.

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Inu no Taishō pov.

Por alguna razón, quería hacer mía a Izayoi comprobar si esta confusión era porque tenía sentimientos hacia Izayoi, cuando menos me di cuenta Izayoi y yo nos encontrábamos casi sin ropa, le quita la ultima prenda bese su pecho bajando hacia su estómago, acaricie sus piernas y la mire

– ¿Estas segura?– Izayoi asintió con un leve sonrojo, la empecé a lubricar para entrar en ella sin causarle tanto dolor, al ya sentirla mojada separe un poco sus piernas y fui entrando en ella

Izayoi: Ah...!– abrazo mi cuello con fuerza, la bese para que por un momento se olvidara de ese dolor que sentía, a los minutos ella meneó su cadera dándome a entender que ya me podía menear, comencé a menear mis caderas baje y bese su pecho – Ah...! Mi señor...– comencé a embestirla, mire como sus senos rebotaban me acerqué y empecé a lamer uno mientras que el otro lo tome con mi mano masajeándolo, comencé con las embestidas más fuertes y ella gemía más alto – ¡AH.! – la bese nuevamente, a los minutos siento como un líquido escurre, eso me excito más y la embestí más fuerte al punto de venirme dentro de ella jadeé y ella también, la bese para después acostarme a su lado, nos cubrimos con nuestras prendas, cuando nuestra respiración se controló me senté, comencé a vestirme cuando termine volteé a verla y ella también estaba terminando de vestirse.

– Me tengo que ir Izayoi– Izayoi asintió y yo me fui, sentía una gran culpa por haber caído en esa atracción antes de llegar al palacio fue a una cascada al llegar me entré para poder quitarme la aroma de Izayoi, pensé en Irasue, ella no se merece que le haga esto, soy un idiota un gran idiota. Salí y me fui volando hacia el palacio con la brisa del aire mi ropa se fue secando. Llegue y me dirigí hacia la habitación al entrar mire a Irasue dormida, fui a la habitación de Sesshōmaru entre y me acerqué a él – Descansa cachorro– bese su frente para después volver a la habitación, me cambié poniéndome mi yukata para dormir y me acosté al lado de mi esposa.

Tercera persona.

Al día siguiente, Ino no Taishō se encontraba en su oficina respondiendo a algunos mensajes de los otros Lords, cuando despertó se había dado cuenta que lo qué pasó con Izayoi la noche pasada no había significado nada para él, pero no podía ocultar ese desliz a su compañera, pero... ¿Cómo se lo diría? Ella esta embarazada, una etapa donde las mujeres son más sensibles, así que esperaría a cuando fuera el momento adecuado, mientras tanto seguiría concentrado en sus asuntos. Pasó una hora aproximadamente cuando Irasue entró

Irasue: El desayuno está listo, ¿si nos acompañaras hoy? O ¿tienes mucho trabajo?

Inu no Taishō: Claro que iré, el trabajo puede esperar – se levantó y salió junto con su esposa, se sentía mal por haberla engañado pero esperaría hasta que la situación fuera la indicada para decirle, llegaron al comedor y vio a su hijo Sesshōmaru quien ya estaba ahí esperándolos – Buenos días cachorro

Sesshōmaru: Padre...no me llames así, ya no soy tan pequeño – dijo algo avergonzado

Inu no Taishō: Sesshōmaru tu siempre serás nuestro cachorro ¿verdad Irasue? – Irasue asintió sonriendo, Sesshōmaru sólo suspiró les sirvieron el desayuno y desayunaron amenamente, después del desayuno Sesshōmaru se fue a sus clases mientras Inu no Taishō había vuelto a sus asuntos que había dejado, Irasue podía notar que algo le ocultaba su compañero pero tal vez no quería decirle por el estado que se encontraba, así que ella esperaría hasta que él se lo dijera.

Mientras tanto en el palacio de la princesa Izayoi, ella se encontraba ayudando a su padre en los labores, ayudándolo a resolver con algunos asuntos o iba hacer los actos de buena caridad hacia los niños que ya no tenían padres por las guerrillas, cuando ella despertó también recordó la noche pasada con el Lord del Oeste, pero se dio cuenta que al recordar no sintió nada, no sintió esa sensación que creería que sentiría al entregarse a alguien por lo que entendió que esa noche no significó nada para ella también, así que se levantó y alistó para empezar el día. Ahora se encontraba con su madre quien se estaba encargando de la comida para el almuerzo, Izayoi fue a su habitación pero antes de llegar miró cómo Takemaru entrañaba con los demás soldados suspiro y entró a su habitación, ya no tenía nada que hacer así que tomó un pergamino y lo empezó a leer, el pergamino que había tomado se trataba acerca de los Hanyo se vio un poco interesada y siguió leyendo, al terminar lo dejo donde estaba y miró por la ventana, era un hermoso día y quería salir a pasear, recolectar algunas manzanas así que, se puso al más cómodo y no tan llamativo, salió de su habitación y fue por una cesta. Salió del palacio sin que nadie la viera al llegar al bosque buscó donde se encontraban las manzanas, comenzó a recolectarlas y dejándolas en la cesta escuchó un ruido pero no hizo caso, dejó la cesta en el suelo para seguir escogiendo más, volvió a escuchar el ruido y esta vez si volteo, topándose con esos ojos color miel y el hombre que la noche pasada se había entregado a él y él a ella.

Los TaishōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora