Capítulo 6.

2.9K 230 7
                                    

Tercera persona.

Ya habían pasado unas semanas desde el nacimiento de Inuyasha, él se encontraba en buena salud era muy querido por sus padres a pesar de que su madre Irasue no tenía ningún lazo sanguíneo con él lo adoraba era su pequeño cachorro, su bebé; Sesshōmaru cuando le tocaba cuidarlo lo cuidaba bien y se preocupaba por él a Inuyasha le encantaba pasar tiempo con su hermano mayor cuando sus padres no lograban calmarlo siempre era Sesshōmaru quien lo calmaba pues tan sólo con tomarlo en sus brazos Inuyasha se tranquilizaba y sonreía.

Inuyasha ahora se encontraba comiendo del seno de su madre Irasue, su leche materna le estaba haciendo muy bien ya que hacía que sus huesos se hicieran más fuertes y tuvieran mucha resistencia a pesar de tener tan sólo 6 semanas de nacido, una vez él había caído pero sólo sollozo por el golpe lo que lo hizo llorar había sido el susto que sus padres le transmitieron desde ese día no dejaban a Inuyasha sólo

Irasue: ¿Ya te llenaste cachorrito? – dijo sonriendo mientras miraba a Inuyasha quien le sonrió, cubrió su seno y lo recostó sobre su pecho y hombro para después darle unas leves palmaditas en su espalda para que repitiera

Inuyasha: aaa...– estiró sus pequeños bracitos y con sus manitas quería tocar el rostro de su madre quien se acercó y beso su frente – aaa..!– meneó sus pies demostrando su alegria que sentía cuando Irasue hacia ese afecto

Inu no Taishō: ¿Ya acabó de comer?– comentó entrando a la habitación, su compañera asintió Inuyasha al ver a su padre extendió sus bracitos pidiendo que lo cargara cosa que hizo su padre– ¿Comiste bien cachorro? – sólo recibió una sonrisa por parte de su pequeño hijo Inuyasha – Que bueno cachorro, te quiero mucho Inuyasha– dijo para después besar sus mejillas cosa que hizo reír a Inuyasha quien se acurrucó en su padre

Sesshōmaru: Permiso– dijo entrando a la habitación – Padre me iré hacer ya la supervisión – Inuyasha al escucharlo se hacia hacía él mientras sonreía

Inu no Taishō: Esta bien Sesshōmaru, con cuidado... ¿mmm?– vió a Inuyasha que quería irse con Sesshōmaru pero antes de hablar su hijo mayor ya se había ido, Inuyasha comenzó a sollozar– Ahorita vuelve tu hermano Inuyasha, no tardará en llegar

Irasue: Me impresiona ese vínculo que hizo con Sesshōmaru, siempre quiere estar con él – dijo acercándose hacia su compañero y después mirar a Inuyasha– Creo que lo quiere más a que a nosotros ¿o no es así Inuyasha?– tomó su manita para que Inuyasha la viera, sólo que él acercó el dedo hacia su boca para chuparlo Irasue rió al igual que su esposo.

Mientras que con Sesshōmaru, quien hacía la supervisión de las tierras ahora se había vuelto más precavido no quería que nada amenazara a su familia y mucho menos a su pequeño hermano hanyo pues él sabía que la vida de un hanyo era dura, no eran aceptados por los demonios ni por los humanos sólo eran aceptados por sus madres o padres o quienes eran de la misma raza los hanyos, pero con su hermano fue diferente pues; su madre tampoco lo aceptó. Al terminar fue al mismo lago en donde se quedaba un rato para ver u oír algún movimiento sospecho

Sesshōmaru: ¿Por qué? ¿Por qué siempre quiere estar conmigo? – esa pregunta siempre se la preguntaba pero nunca hallaba una respuesta – Siempre quiere estar conmigo, no importa que nuestros padres no estén ocupados – suspiró para después levantarse e irse al palacio.

Mientras en el reino humano, en el palacio de la princesa Izayoi quien se encontraba tomando reposo había quedado débil por el parto del bebé hanyo, la sirviente que había estado presente en el parto quien había ayudado a la partera pensaba en ese bebé, nunca había visto un bebé tan lindo y tierno como él hijo de la princesa Izayoi

Los TaishōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora