Estaba tan quieto como una estatua mientras el frío empezaba a recorrerle; su piel se erizaba mientras sudaba por culpa de los nervios que lo invadían.
-Por favor... N-no dejen que me lleven...- el chico comenzaba a caminar lentamente hacia una pareja, la cual lo miraba con dolor y despecho -Mamá, papá...
-Tú no eres nuestro hijo...- habló el hombre con la voz quebrada frente al menor, empujándolo como si éste fuese un ser despreciable.
El muchacho, al borde del llanto, miró hacia la esposa de aquel hombre; una mujer de cabello corto y castaño. Le suplicaba con la mirada su ayuda.
-M-mamá...
La mujer sólo negó con la cabeza mientras sus mejillas eran humedecidas por las finas lágrimas que salían de sus ojos.
Y allí iba la poca esperanza que le quedaba...
Frente a su vivienda se encontraban varias personas sosteniendo antorchas y tridentes con intenciones de llevárselo para juzgarlo y dar el veredicto final...
Nunca se había sentido tan vulnerable en su vida, tan débil.
Ya no había escapatoria. Estaba completamente rodeado...
Dos hombres lo tomaron con fuerza de sus muñecas y comenzaron a arrastrarlo lejos de su hogar, con toda la multitud siguiéndoles mientras gritaban todo tipo de maldiciones e insultos.
Tweek ignoraba las palabras de la gente mientras forcejeaba para intentar zafarse del fuerte agarre de esos tipos.
Pero era inútil...
De golpe, abrió sus ojos y empezó a gritar horrorizado.
Poco a poco comenzaba a recuperar el aliento al ver que estaba en su habitación, sobre su cómoda cama, sano y salvo.
Todo fue una pesadilla... Una aterradora pesadilla que se sintió demasiado real.
Como si realmente hubiese vivido aquel tormento...
Aquel pensamiento sólo lo asustaba más hasta tal punto que no pudo aguantar las ganas de llorar.
Se sobresaltó al escuchar cómo abrían la puerta de manera apresurada. Sus ojos cristalinos lograron divisar una figura femenina entrando a su cuarto.
Se limpió los ojos para poder ver mejor a la fémina, y siendo ayudado por la luz de la noche que traspasaba su ventana, se encontró con la mirada llena de preocupación de una mujer de piel oscura, que vestía una sencilla bata de dormir.
El pequeño niño no podía sentirse más avergonzado. Lo más probable es que la haya despertado con su grito.
-N-Nichole...- pronunció su nombre en un bajo sollozo -Lo siento, no quería despertarte...- se disculpó con la mirada gacha.
La mayor se sentó al borde de la cama, cerca de aquel pequeño de apenas cuatro años. Por una parte, se sentía aliviada de que estuviera en perfecto estado físico, pero por otro lado, le preocupaba el hecho de que tuviera pesadillas constantes...
Ya que no era la primera vez...
-Owww Tweek.- Nichole atrajo al niño hacia ella y lo envolvió en un abrazo, acariciando su temblorosa espalda y revolviendo sus rubios cabellos -¿Otra vez esa pesadilla?
El niño, tembloroso, asintió con la cabeza.
-Tweek, bebé...- la morena apartó al menor del abrazo y lo tomó suavemente de las mejillas para así mirarlo directamente a los ojos -Escúchame, tú no eres ningún brujo, ¿de acuerdo? Esos sueños no son reales. Nadie jamás te dañará, te lo prometo... Tu padre es el primero en dar su vida por ti.
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Inmortal Heart || Creek
AcakSiglo XVII. Al escuchar los gritos de desesperación y agonía provenientes de la persona que amas, es la peor tortura que puedes experimentar, puedes observar su sufrir sin siquiera verlo directamente. Esa misma tortura la estaba experimentando Craig...