Un rubio veía embelesado la luna comparándola con el brillo en la mirada de su amada azabache.Sus brillantes luceros lo hacían sentir cálido por ese amor sincero, fuerte en un mundo lleno de desesperanza y vivo como nunca antes.
Sin importar la diferencia que existía entre ellos lo acepto, como si tan solo le hubiera revelado algo pequeño e insignificante, no lo apartó como otros en su momento hicieron por temor.
Dejo salir un suspiro de sus labios para regresar de aquel mundo a donde siempre era transportado al pensar en su amada.
-Será mejor que regrese al trabajo - quitando la sonrisa de su rostro se ajusto el cinturón en donde portaba una pistola plateada con distintos detalles en negro.
Se adentro al espeso bosque con pasos firmes y seguros siguiendo un fresco rastro de una reciente casaría.
Ramas rotas, pisadas y finalmente sangre.
Sus fozas nasales se llenaron de aquella frangancia metalizada tan conocida para él siendo realzada por la humedad de la tierra, determinando de esta forma la distancia exacta en donde seguro ocurría el lamentable asesinato de una criatura inocente.
Su mirada se afilió y con rapidez llegó a un pequeña cabaña abandonada, al llegar a la puerta la abrió con una patada mientras sacaba de su funda la pistola plateada para disparar a la pierna de aquel monstruo nocturno.
El olor de la sangre esparcida por todo el recinto lo lleno de ira ante aquella atrocidad. En el suelo, una hermosa mujer de cabellos castaños se hallaba sin fuerzas para apartar a su agresor, quien era un sujeto pálido peli negro con ojos rojos.
-¡Maldita escoria del inframundo! - grito el rubio lanzándose al ataque, sintiéndose asqueado al ver a un vampiro succionar aquel vital líquido.
El vampiro cubierto de sangre atacó al intruso con sus garras alternando los brazos con movimientos rápidos, sin embargo, el rubio esquivaba todos y cada uno de sus zarpazos a una velocidad mayor.
Hasta que en un momento el intruso desapareció de la vista del vampiro, por lo que no pudo reaccionar cuando esté le disparó en la espalda a la altura del corazón dejándolo arrodillado en el suelo gimiendo de dolor.
-¡Eres un traidor! - el vampiro levantó un poco la cabeza para ver los ojos de aquel intruso, observando como este portaba el tono carmesí en su mirada llena de odio - ¿Porque cazas a tu gente?- digo antes de empezar a toser sangre con su cuerpo temblando por la agonía, sintiendo como miles de agujas se incrustaban en su piel y el ácido correr por sus venas quemándolo desde lo más profundo.
-Porque es más divertido cazar al cazador - el rubio sonrió cínicamente antes de alejarse del pelinegro, dejándolo morir de forma lenta y dolorosa gracias al veneno que representaba la plata para los de su especie.
El rubio fijo su mirada en la pobre muchacha agonizante, su garganta emitía débiles gemidos mientras intentaba mover aunque sea un poco su cuerpo presa del miedo, había estado presente en una corta pelea entre vampiros y aunque no pudo seguirles con la vista, si escucho con claridad la agonía de uno de ellos.
-Tranquila - el rubio se arrodilló al lado del cuerpo de la chica, con cuidado la tomo entre sus brazos mientras sus ojos dejaban ese color carmín para volverse unos hermosos y vibrantes luceros de un tono único parecido a la esmeralda - No voy hacerte daño, solo quiero que estés en paz -
El ojiverde acercó a la chica a su pecho, acarició su cabello con delicadeza haciéndola sentir segura y calida, fue cerrando los ojos con lentitud al empezar a tener algo de sueño.
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Frío [MLB-PV Feligette]
Fanfiction-No me importa si mueres - declaró sin titubear ante aquellos ojos azules que se mantenían apacibles ante sus hirientes palabras. Su piel pálida a la vista y helada al tacto, al igual que su cabellera rubia impecablemente arreglada solo resaltaban e...