La Maldición de tu Compañía

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Félix entro a sus aposentos cerrando la puerta detrás de sí con bastante fuerza por lo que las ventanas y paredes se estremecieron.

-¡¡¡Maldito hijo de mierda!!! - exclamó golpeando con furia la pared rojo de la irá, dejándo una gigantesca grieta.

Gritó nuevamente mientras golpeó su frente contra la pared, sintiendo como cada vez le costaba respirar, sus dientes rechinaban por la presión en su mandíbula.

Sin miramientos desgarro la fina corbata con sus propias garras, abrió la camisa rompiendo los botones en el proceso.

-¡¡Te odio!! - exclamó.

Sus ojos normalmente grises adquirieron un tono carmesí, cualquier ser que lo viera huiria despavorido por el peligro que significaba aquella mirada, con un movimiento de su mano izquierda destruyo todo en su cuarto, rompiendo caros jarrones y decoraciones invaluables.

Odiaba las tradiciones de su acaudalada familia. En especial la "Elección".

-¿¡Porque ella!? - preguntó al aire lleno de cólera, tirando de sus dorados cabellos deseando arrancarle la cabeza a su obstinado pero poderoso padre, quien siguiendo las tradiciones familiares eligió a la fémina indicada para procrear con él.

No muchas mujeres humanas sobrevivían al recibir en su interior la semilla de "Los Puros", vampiros de sangre pura provenientes de la realeza.

Pero de todas eligió a la menos común a una azabache de ojos azules como zafiros, piel blanca como porcelana, labios rosados y cuerpo pecaminoso que llamaba a todo hombre a la lujuria como abejas a la miel.

-Joven Amo - una voz masculina sonó al otro lado de la puerta en un tono suave - ¿Se encuentra bien? - preguntó curioso por el fuerte estruendo que se oyó en toda la mansión.

-¡Lárgate ahora mismo Plagg! - grito el rubio viendo cómo su aura destructiva emanaba de su cuerpo y empezaba a expandirse por el recinto.

El chico de piel pálida y cabellos azabaches le dio una última mirada a la puerta de caoba antes de darse la vuelta y retirarse. Su amo necesitaba un momento a solas para retomar el control de si mismo.

-Tú provocaste todo esto - declaró el ojigris viendo fijamente hacia la ventana, no necesitaba de sus sentidos agudizados para saber que su futura esposa, o vientre alquilado, lo observaba desde afuera de su alcoba -¡No eres más que una sucia perra que busca poder como todas las demás! -

-Sus palabras son muy alentadoras Mi Señor - la sonrisa de la azabache no hacía más que enfurecerlo más, era como si fuera inmune a su trato.

Con calma la ojiazul entro a la alcoba de quién sería su compañero de por vida, cada paso que daba iluminaba la habitación, reconstruyendo todo el desastre provocado por la ira del rubio hasta quedar absolutamente todo arreglado como si nada hubiese pasado.

-Nada de lo que dija me alejara de su lado - aseguró alzando lentamente una de sus delicadas manos hacia el rostro del rubio, sin dejar de sonreír o verlo con aquel cariño que solo ella podía entregarle - Lo amo Mi Señor -

-¡No me interesa en lo más mínimo lo que sientas por mí! - el ojigris alejó sin delicadeza alguna la mano de la fémina, terminando por lastimarla con sus largas y afiladas garras provocando que la sangre empezara a brotar.

Aquel dulce aroma lleno inmediatamente sus fozas nasales, haciéndole agua a la boca por tan delicioso manjar.

Como un animal hambriento, el rubio tomo con fuerza a la azabache por los hombros y la azotó con la pared más cercana.

-Eres una estúpida - su voz enriquecida sonó como un susurro letal al oído de la azabache - Una sumisa necesitada de maltrato por parte de un monstruo - a medida que las palabras eran pronunciadas, el vampiro recorría descaradamente el cuerpo de la fémina con sus manos y con sus labios marcaba un camino desde el lóbulo de la oreja hasta bajar por el cuello - Ese inútil amor que dices sentir lo destruiré hasta el punto de hacerte desear la muerte y el mismo infierno será un paraíso ante todo lo que te haré -

-Ya estoy en el infierno Mi señor - corrigió la joven - Le ruego que me lleve al paraíso y tome de mi lo que ya es suyo - sin dudar la azabache llevo su mano herida al cuello y lo lleno de aquella sangre fresca ante la atenta mirada del rubio.

La sed era insoportable, ver su apetitoso cuello expuesto mojado con aquel dulce néctar lo llevo al abismo llamado "Deseo", sin cuidado alguno clavo sus afiliados colmillos en la carne de la joven recibiendo de parte de esta un quejido entre el dolor y el placer, el ojigris gruñó ante el exquisito sabor de su sangre que se esparcía por toda su boca.

Succionaba más y más de aquel cálido néctar, comía de ella con glotonería sintiendo como su cuerpo se tensaba con cada succión y sus colmillos se alargaban aún dentro de la tierna piel.

Bebió un poco más antes de separar sus labios del cuello de la joven para poder verla a los ojos

-Mirate - dijo acariciando el rostro angelical de la joven con su garras - Tiemblas como una cualquiera en mis brazos y aún no te toco directamente -

-Te amo Félix -

-Pues tu amor para mi es una Maldición que quiero deshacer - el rostro del rubio se endureció y su mirada carmesí brillo con intensidad como un par de rubíes, su respiración era pesada y su cuerpo frío parecía quemarse ante la cercanía de aquella joven.

Molesto, el ojigris se alejó de la azabache limpiando la sangre de sus labios con su mano, el olor de la sangre era tan fuerte que todos sus sentidos pedían a gritos fundirse con ella una y otra vez.

-Que asco - se fue de la habitación saltando por la ventana para perderse en la oscuridad de la noche dejando a la joven sangrando sobre la alfombra.

Flashback

-¡Félix espérame! - grito una linda niña de grandes ojos azules y cabello azabache lacio, quien corría detrás de un niño un poco más alto que ella, de cabellos dorados y ojos grises.

-¡Vamos Bichito tienes que alcanzarme! - río el niño, deteniendo un momento su carrera para esperar a la pequeña.

-¡No me llames Bichito! - el niño no pudo retener una estridente carcajada ante la molestia de la ojiazul, ver sus mejillas infladas y sonrojadas de la pequeña siempre le daba risa -¡No te rías!-

-Eres igual de pequeña que una - hablo el ojigris después de reír - ¿Porque no llamarte así? - preguntó como si fuera lo más lógico del mundo levantando los hombros restándole importancia.

-¡Porque tengo nombre y es Bridgette! - respondió la pequeña antes de que su mirada cambiará, de una molesta a una triste - ¿Cuando seamos grandes te casarías conmigo? -

-¿¡Que!? - las pálidas mejillas del infante tomaron un sutil rosado ante la repentina pregunta de la niña -

-¡¡Promételo!! - gritó al borde de las lágrimas sosteniendo su corazón entre sus manos, deseando que la suerte estuviera de su lado.

-Esta bien - los zafiros de la niña se iluminaron - Cuando seamos grandes me casaré contigo - prometió con un pequeño puchero desviando su mirada para ocultar inútilmente su sonrojo.

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Hola hola hola Caserola...
¿Como están?
¿Bien?
Excelente 😊

Bueno con este capítulo le damos a inicio a esta historia de vampiros lleno de amor, odio, pasión, rencor y venganza.

Espero que les haya gustado a pesar de ser corto el capitulo.

Bueno sin más que decir me despido

Matana minan-sama (hasta luego a todos)

Se les quiere, se les ama 😊😘

Frío [MLB-PV Feligette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora