4. Fugarnos a Grecia

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Octubre 20 de 1991

- Venga chavala un poco más- Animaba la partera a la joven de la camilla.

- No puedo más- Lloraba Alicia mientras pujaba, había sudor en toda su cara.

- Una más, ya la veo-

Alicia respondió con un último quejido, nunca en su corta vida había experimentado tanto dolor. Segundos más tarde una niña extremadamente pequeña había salido de su cuerpo, notaba que tenía uno que otro cabello oscuro en su diminuta cabeza... Aunque las enfermeras velaban por Alicia, ella sólo podía escuchar el silencio ensordecedor en la habitación. La niñita no lloraba, no movía sus brazos y piernas como un bebé normal, como un bebé sano.

- ¿Qué pasa?- Preguntó reuniendo fuerzas, estaba muy agotada, pero nadie le respondió. Una enfermera retiró la placenta y la observó haciendo una mueca, Alicia no interpretó esto como una buena señal.- ¡COÑO!- Gritó desesperada.

- Ya va a despertar- Respondió la partera, habían llevado a la bebé a una incubadora a un par de metros de la camilla de Alicia y desde allí se preparaban para reanimarla.- 1, 2- El sonido de la máquina de monitoreo además la buena energía de la partera eran lo único que sonaban en la habitación.- A ver, vamos ¡otra vez!-

Alicia cerraba los ojos al ver cada reanimación, parecía como si el pecho de la niña fuese a romperse en cualquier momento. Se sentía como una mierda, no iba a conservar a esa bebé pero lo mínimo que hubiese podido hacer era tener un embarazo sano porque si planeaba darla en adopción era para brindarle una vida digna, pero desde ya sabía que si la bebé sobrevivía tendría que enfrentarse a problemas de salud toda su vida, y todo porque Alicia no pudo dejar el puto cigarro ni el alcohol luego de todo lo sucedido.

De repente un llanto fuerte inundó la habitación entera, y Alicia, quien no había retirado su mirada de la incubadora por fin pudo respirar en paz, era como si el alma le hubiese vuelto al cuerpo a la par que su recién nacida hija le ganaba la pelea a la muerte.

Luego de eso, por pedido de la misma Alicia y de sus padres, no les mostraron a la pequeña sino que la llevaron de inmediato a la sala de neonatos, allí esperaría su recuperación y no podría salir hasta que pudiese respirar por sí misma, hasta entonces entraría en proceso de adopción inmediatamente. O eso pensaban todos, ese era el orden de las cosas y así Alicia podría recuperarse en un par de semanas para viajar a Australia y empezar sus estudios profesionales pues la vida apenas iniciaba para ella. Sin embargo la criatura era alérgica a la fórmula y la leche materna estaba siendo priorizada para neonatos con plan complementario de salud, los Sierra no harían esa inversión por una bastarda. Entonces una noche, mientras Alicia dormía, una de las enfermeras se escabulló hasta su habitación con la incubadora, la adolescente abrió los ojos al escuchar que alguien abría la puerta.

- Joder, ¿pero qué...?- Miró confundida.

- Sh, escúcheme- La enfermera se había puesto el dedo índice en los labios.- No ha comido prácticamente nada desde que nació-

- Ese no es mi problema- Respondió Alicia desviando la mirada, se rehusaba a mirar la incubadora.

- Venga, que me han dejado venir hasta aquí porque es grave- La enfermera casi casi que estaba rogándole, Alicia volteó a mirarla y pudo ver el desespero en su mirada.

- No puedo verla, no puedo...- Ahora la que rogaba era ella.

- Es sólo para que pueda dormir tranquila, mañana traen la leche que hemos mandado a pedir sólo para ella... Por favor- Esa mujer era una gran enfermera.

C R I M EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora