C R I M E

5. Aborto

Era la tercera noche que Andrés se colaba por la ventana para dormir junto a Alicia. Los Sierra vivían en un piso enorme en un doceavo piso y casi todo el condominio estaba rodeado por balcón en vidrio que intercomunicaba las habitaciones externamente, era así cómo podía escabullirse hasta ella.

No habían pasado más de los besos y una que otra caricia, Alicia notaba que el interés que sentía por él no lo había sentido nunca por nadie más y en ese momento, mientras él se quitaba la camisa y besaba su cuello, ella comprendió que estaba enamorada, además de que todo la hacía gemir como gatito. Andrés ya había estado con chicas antes, ya había hecho algunas de las cosas que Alicia experimentó con él por primera vez, pero con ella todo era diferente, él se sentía distinto. A Alicia le gustaba, sí, pero sus sentimientos eran mucho más profundos, quería cuidarla y abrazarla todo el tiempo.

- ¿Estás segura?- Andrés estaba duro y sólo en bóxers, pero si Alicia le pedía que se fuera, lo iba a hacer sin dudarlo.

- Venga, claro que sí- Dijo antes de tomarlo por el cuello y besarlo profundamente. Soltó una pequeña risita cuando le mordió el labio inferior.

Una vez le retiró las bragas se acomodó encima de ella y frente a su entrada, era cuidadoso y aunque se moría por embestirla de una buena vez, entendía que aún no era el momento. Empezó a besarla y ella puso sus manos en la espalda de él, así, mientras él entraba lentamente Alicia podía apretar y rasguñar cuando la lastimaba. Una vez que Alicia se acostumbró a la sensación, tomó aire y siguió besándolo, con una mano él le acarició los senos desnudos, ella se mordía los labios y en cierto punto, al sentir su humedad aumentar, Andrés decidió aumentar la velocidad, midiendo qué tan profundo y que tan duro podía empujar al sentirla gemir.

Alicia tenía una mezcla de sensaciones que le era difícil explicarlas a sí misma, pero luego de unos minutos sólo sentía placer. Andrés la follaba luchando contra su instinto animal, tenía los ojos cerrados y estaba concentrado en no ser demasiado brusco, ella lo notaba y sabía que era afortunada. Cuando Andrés se alejaba, ella instintivamente lo buscaba con sus caderas, hasta que la guió a encontrar un solo ritmo de caderas, ambos gemían al unísono. Al parecer era un buen comienzo y fue entonces cuando Andrés decidió embestirla más rápido, estaba muy excitado y entonces decidió levantarse, colocar las manos en la cabecera de la cama y apoyarse de ahí mientras buscaba un nuevo ritmo para penetrarla, los gemidos de Alicia le indicaban que todo estaba bien así que, cual caballo desbocado empezó a follarla duro y parejo. Ambos intentaban evitar que la camita sencilla en madera blanca de Alicia no sonara, pero era en vano, la iban a tumbar ¿y cómo podría explicarse algo así a unos padres conservadores? Volvieron a besarse y Andrés bajó su mano hasta el clítoris de Alicia, demoró un poco encontrándolo pero cantó bingo cuando la vio morderse el labio, entonces lo empezó a acariciar. Alicia gemía sin control, eso provocó que su cuerpo empezara a tensionarse, Alicia puso las manos en sus glúteos y los apretó, Andrés soltó el cabecero y pegó su frente con la de ella, ambos sudados y gimiendo incesantemente, él dió una estocada y gimió fuerte, Alicia le tapó la boca con la mano y entonces ambos escucharon como la puerta se abría. Los padres de Alicia estaban de vuelta pronto. Andrés eyaculó en ese instante y dejó que su cuerpo cayera encima de la chica, pero no tuvo mucho tiempo de relajarse. En medio del pánico Alicia lo tiró de la cama y fue hasta la ventana para abrirla y que él pudiera escabullirse rápidamente.

- Joder, apurate- Le dijo mientras se colocaba su pijama nuevamente, el corazón le latía a mil por hora.

Andrés tuvo el descaro de detenerse y darle un beso antes de salir, luego se quedó de pie en la pequeña barandilla en la parte de afuera, ocultándose por si a los padres justo se les daba por entrar. Luego caminó cuidadoso por todo el balcón hasta llegar a su ventana, lo había logrado.