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— Su hermano estuvo involucrado en un accidente automovilístico. No pudimos hacer nada al llegar...
Cuando escuchas esas palabras, en un inicio no lo puedes creer. Sientes que todo es mentira, que es una broma y lo que te dicen no es más que un mal sueño del que pronto despertarás... Pero luego ves su cuerpo, ves a la gente llorando a tu alrededor, ves en flashbacks todos los momentos que pasaste a su lado, todas las cosas que le dijiste y que no pudiste decir, ves como los lugares que frecuentaba poco a poco seguirán mientras él ya no.
Al final, solo queda aceptarlo.
— Reggie murió.
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Dawn terminaba de devolver a los escurridizos inquilinos a sus dueños, recibiendo una paga no muy excesiva, pero suficiente como para plantearse el vivir siendo dueña de una guardería pokémon. En fin, tampoco es que ella se quedara a vivir aquí para siempre, ¿verdad?
Al volver a su cuarto para despertar a Piplup quien se había echado una siesta vio de reojo la habitación de Paul, quien no había salido de ahí desde el día anterior, cuando estuvieron bailando. No fue difícil para ella descubrir el por qué de ese cambio brusco: detrás de la peliazul estaba el cuadro de Reggie que ella había vuelto a poner bien sin que este se diera cuenta. Se sintió una estúpida por creer que verlo le haría bien: si estaba boca abajo, era por algo, ¿no? Sin embargo, se sentía mal de dejarlo así.
— ¿Paul? — tocó tres veces la puerta, susurrando — Repliqué la receta de los hotcakes para el lonche, me gustaría que estés en la cocina y los juzgues... — al no recibir respuesta, su expresión se tornó apagada — Te dejé un poco abajo, estoy segura de que te gustará.
Derrotada, entró finalmente a su cuarto. Piplup ya estaba despierto, así que este se le acercó con preocupación al ver a su entrenadora con los ánimos caídos. Ella solo se sentó en la cama y comenzó a acariciarlo.
— ¿Qué puedo hacer? — como si su pregunta hubiese sido escuchada, su teléfono comenzó a sonar. Ella lo agarró, sorprendida por el causante de la llamada, tocando el botón de contestar. — Mi campeón de Alola favorito, ¿al fin te acuerdas de tus amigos?
— Solo fueron dos días — responde Ash, extrañado por el tono de voz de la coordinadora — ¿Todo bien?
— Sí, no te preocupes.
— Cuando dices eso es cuando más debería preocuparme.
— ¡No seas así! — exclamó, mientras escuchaba como el azabache se reía al otro lado de la línea — Ok, tienes razón: no sé qué hacer con Paul. Hay días donde está bien, como lo conocemos, pero luego es como si recordara algo y vuelve a ser distante. La distancia que nos separa cada día más me duele, no quiero verlo así...
— No intentes forzar las cosas, Dawn, dale tiempo para que pueda desahogarse.
— Quizá deberías estar tú aquí, después de todo, fuiste el primero al que llamó para contarle lo de Reggie.
