30 Días OTP DabiShiga

Mientras Lo Masturba

Tomura necesitaba tiempo para estar solo, tener al peli-negro de encimoso cada que tiene una erección lo estaba volviendo loco, y no en el buen sentido.
Todo el mundo estaba comiendo el desayuno que kurogiri les había hecho, pero Tomura como siempre apenas y tocaba su comida, solo pensaba en como quitarse de encima a los locos que tiene de compañeros y al horno caliente que tiene de novio, cuando de repente se le prendió el foco.

Le dijo a Dabi que fuera a ver a a los Nomus y al resto les dijo que saldría a algún lugar, cuando estos les preguntaba a dónde iría solo los mandaba a chingar a otro lado.

Todo el mundo vio claramente al peliceleste salir del edificio.
–¿A dónde crees que haya ido?– pregunto Spinner
–No tengo ni puta idea– hablo la única mujer de la liga.

Había pasado una hora desde que el peliceleste había desaparecido y el peli-negro ya había llegado
–¿Dónde está mi fantasma?– pregunto Dabi a todos los presentes
–No nos dijo, le preguntamos pero nos dijo que nos metiéramos en nuestros asuntos– dijo el mago evitando las palabras exactas del peliceleste, ¿como podía caber tanto odio en un hombre tan joven?

Dabi había pasado toda la tarde en la sala viendo directamente la puerta de entrada esperando a el peliceleste, incluso habían salido a buscarlo pues ya se había tardado, ¿Dónde putas está Tomura?.
Pues en el único lugar en el que ninguno de los integrantes de la liga se le hubiera ocurrido buscar, en su habitación, estaba jugando en su consola portátil tirado en la cama, usando unos pantalones holgados, una camisa de Dabi y sus guantes, también estaba comiendo una paleta que le había robado a su rubia amiga.

Ya era bastante tarde, no faltaba mucho para que el sol se escondiera y el peliceleste ya había acabado su videojuego, pero no sé sentía satisfecho, algo le hacía falta ¿Pero que podía ser?, junto sus rodillas y las fue acercando a su pecho, tomo con sus manos la camisa que tenía puesta y la olió –Dabi– pensó Tomura, si definitivamente era su carbón lo que le hacía falta, ya había pasado casi una semana desde la última vez que tuvieron sexo, es cierto que el peli-negro era un horno caliente, pero dentro de la semana no había hecho prácticamente nada, solo jugó cos sus pezones y su trasero pero nada más haya de eso.

Dabi ya arto de esperar a su pareja se dirigió a su habitación la cual extrañamente está cerrada con seguro, pero por suerte el peli-negro tenía dos clips y sabía abrir puertas con ellos.
Al abrir la puerta vio a Tomura oliendo su camisa y eso obviamente lo éxito.

–¿Dónde diablos estabas?– pregunto Dabi acercándose hacia su novio
–Aqui
–Los chicos te vieron salir, y yo estuve en la puerta de entrada esperándote ¿Cómo chingados entraste?–Tomura sonrió orgulloso, dejando al peli-negro con la duda
–Nos preocuparte, todos salieron a buscarte– Dabi tomo las piernas del peliceleste y las subió a sus hombros.
–¿Y que vas a hacer al respecto?–
–Creo que sabes perfectamente que voy a hacerte– Dabi le quitó los pantalones y los boxers a su novio y los dejó caer a su lado, no tardó mucho quitándose los suyos, dirigió tres dedos a la boca del peliceleste

–Lamelos–El peliceleste comenzó a pasar su lengua entre cada dedo y sintió su erección crecer, por suerte no era el único, Dabi saco sus dedos de la boca del peliceleste y los metió bruscamente al ano de su pareja.
–Mgh–Dabi comenzó a imitar embestidas con sus dedos a la vez que los abría y cerraba, y la víctima de las embestidas solo jadeaba, con sus manos tomo la cobija cerrando sus puños y arqueo de manera ligera su espalda.

Dabi dirigió su otra mano al miembro del peliceleste para empezar a masturbarlo subiendo y bajando su mano
–Agh, mgh– Dabi se acercó al oído del contrario y con la voz gruesa le susurro cosas pervertidas
–Idiota– dijo Tomura al escuchar las estupideces de su novio, quien se acercó a el cuellos y comenzó a besarlo, inicio con la lengua dando una pequeña lamida, junto sus labios besando el área húmeda del cuello, se separó y dio otros dos pequeños besos en la misma paste, dirigió su boca abierta y mordió fuertemente dejando una marca de sus dientes que sobresalía de las cicatrices de los rasguños.