•1. Una horrible infancia•

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AVISO: Este capítulo contiene partes violentas, abuso infantil y vocabulario no adecuado para ciertas edades. Leer bajo responsabilidad del lector.

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31 de octubre de 1985

Habían pasado cuatro años desde la tragedia que azotó la familia de los Potter. Muchos cambios tuvieron lugar desde entonces. Scarlett, quien era una niña alegre y amada por sus padres pasó a ser una niña deprimida, maltratada y odiada por sus tíos.

Desde que tenía uso de razón, solo podía recordar a sus tíos insultándola, pegándola y gritándole. Durante los años en los que vivió con sus tíos no le daban mucho alimento, solo lo suficiente para subsistir. Podía pasar horas sin tener un cambio. Afortunadamente, aprendió a encargarse de sus necesidades pronto.

A medida que fue creciendo, las cosas fueron yendo de mal en peor.

Cuando obtenía comida, su primo se la arrebataba antes de que pudiera darle un mordisco. Lo único que podía hacer era alimentarse a base de frutas que encontraba debajo de los árboles. Sus favoritas eran las manzanas ya que las naranjas eran muy amargas. También aprovechaba las pocas sobras que los Dursley dejaban de vez en cuando.

Desde que cumplió los tres años, las cosas empeoraron.

Había empezado el colegio. Fue a un colegio al que Vernon había asistido. Los profesores eran muy duros y el director, muy cruel. En el colegio los niños, alentados por su primo, le pegaban y le insultaban. Los profesores, aquellos que se suponía que le debían proteger, pasaban de su sufrimiento.

Como tenía prohibido ser mejor estudiante que Dudley, Scarlett siempre sacaba malas notas y respondía mal a propósito, en cambio, Dudley siempre respondía bien y entregaba unos exámenes y deberes impecables gracias a Scarlett que debía esforzarse mucho.

En las reuniones de los padres, los profesores siempre se quejaban de que Scarlett era un niña silenciosa, solitaria, poco trabajadora e inteligente. Los Dursley, a su vez, se quejaban de que la niña en casa se comportaba mil veces peor. La pequeña pelirroja se limitaba a escuchar aquello con lágrimas en los ojos. No entendía por qué todos la odiaban. ¿Qué les había hecho? Cuando volvían a casa, Vernon aprovechaba las quejas de los profesores para golpear y castigar a Scarlett. Cada vez que Vernon tenía un mal día descargaba sus frustraciones golpeándola.

Un día acabó encima del techo mientras huía de Dudley y su pandilla que jugaban "cazando a Scarlett". La niña había quedado una semana encerrada en su alacena muerta de hambre, sed y dolor. Cada noche, lloraba silenciosamente. Había aprendido a no hacer ningún ruido ya que si se le escuchaba su tío bajaría y la golpearía hasta la saciedad.

A partir de ese día, Scarlett no solo tuvo que lidiar con los ataques de sus tíos sino que también con un sinfín de tareas que ningún niño sería capaz de hacer.

Por las mañanas tenía que despertar a las seis de la mañana, asearse y dirigirse a la cocina para preparar el desayuno. Tenía que hacer café, zumo, calentar la leche y preparar huevos, salchichas, tostadas y tocino. Los primeros días fueron muy complicados: se le caían los cacharros que pesaban bastante, se le quemaban los alimentos y se le derramaba la leche. Además de que muchas veces acabó con sus manitas quemadas. Su tío le hacía pagar cada error muy caro. Poco a poco, Scarlett empezó a aprender y ya no cometía tantos errores. Después del desayuno (el desayuno de la niña consistía en las sobras o un trozo de pan y queso), Scarlett iba al colegio donde tenía que soportar el infierno que provocaba su primo.

El día de Halloween de 1885 en un principio no tendría por qué ser diferente. Scarlett, como siempre, se despertó a las seis de la mañana, se aseó y se dirigió a la cocina a cumplir sus tareas. Ese día iba a ser muy duro ya que la pequeña no tenía permitido comer. Hace unos días, quemó el tocino y desde entonces estuvo sin comer. Cuando los Dursley desayunaron, Scarlett fue a recoger la mesa y lavar los platos. Luego, cogió su mochila y se fue al colegio andando. Los monstruos como ella no tenían permitido ir en coche, solo los niños buenos como Dudley podían permitirse aquel lujo. Daba igual que hiciera frío o calor, que lloviera o no, ella iba a pie. Ese día, el cielo prometía una gran tormenta. Una vez salió de casa de sus tíos, empezó a llover a cántaros.

Una nueva vida para Scarlett || Fem HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora