•11. El reencuentro•

2.4K 152 22
                                    

Cuando los Potter se despidieron de Severus, los Tonks y Albus, se encaminaron hacia una de las chimeneas para ir a su hogar. Aquel hogar en el que comenzarán una nueva vida que esperaba que estuviera llena de felicidad.

- ¿Vamos a ir a casa directamente? – Preguntó Sirius.

- Sí – Respondió James con entusiasmo. Mismo que disminuyó al ver la cabeza baja de Sirius.

- ¿Pasa algo, Siri? – Preguntó Lily preocupada mientras acariciaba el cabello de su amigo.

- No. No quiero que Scarlett me vea por primera vez así – Dijo Sirius avergonzado de su aspecto. Tenía miedo de que su reacción cuando lo vea sucio y con aspecto tan desagradable. Él normalmente no se preocuparía por algo así, las opiniones de los demás le importaban bien poco, pero, cuando se trataba de su ahijada, la cosa cambiaba. Le preocupaba dar una mala impresión a la pequeña.

- A Scarlett no le va a importar. Ella te va a amar. Además, ella es una niña muy humilde y no se deja llevar por las apariencias – Le quiso tranquilizar James.

- Estoy seguro de que mi pequeña es la mejor niña del mundo, pero, de verdad prefiero que la primera imagen que tenga de mí no sea esta.

- Está bien, Siri – Dijo Lily entendiendo a su amigo. – Mira, aquí hay un hotel muggle cerca, podéis ir tú y James ahí mientras que yo voy a una tienda donde venden ropa para comprarte algo. ¿Te parece?

El ojigris asintió.

Los tres salieron del ministerio por la parte muggle. Caminaron unos cuantos metros hasta llegar al hotel.

- Señor, le pediría que abandonara el lugar. – Le dijo la recepcionista a Sirius.

- Señorita, el señor está con nosotros. Tuvo un percance y necesita una habitación para adecentarse. Si en este hotel no se puede, hay miles en la ciudad. Me parece una gran falta de respeto que nos trate de esta manera solo por nuestro aspecto. Exijo una disculpa por este comportamiento tan clasista y denigrante. – Respondió Lily quien odiaba a las personas que se dejaban guiar por el aspecto.

Justo en ese momento pasaba la gerente del hotel quien al escuchar lo que pasaba paró.

- ¿Qué está pasando aquí? – Preguntó la mujer.

- Este señor no tiene un aspecto adecuado y le pedí que abandonara el lugar. – Habló la recepcionista.

- Un comportamiento totalmente discriminatorio y clasista que no pienso aceptar. Esto es totalmente denunciable y lo sabe. El señor tuvo un percance y necesita asearse. Como le dije a esta incompetente si no se puede aquí será en otro lugar.

La gerente no quiso aumentar los problemas por lo que pidió sus identificaciones y al ver que todo estaba en orden les dio una habitación. Los hombres se dirigieron a la habitación donde Sirius se aseó y minutos después llegó Lily con la ropa para Sirius. Una vez aseado y ya pagada la habitación, se dirigieron a la salida del hotel. Desde ahí se dirigieron a la casa de los Potter.

Al llegar, los dos merodeadores y Lily se encontraron con una estampa que les hizo sonreír con ternura. Remus y Scarlett estaban sentados en el sillón de salón, Scarlett tenía apoyada su cabeza sobre el pecho de Remus mientras que este le leía un cuento.

Cuando los dos se dieron cuenta de que estaban siendo observados, se giraron. Scarlett sonrió al ver a sus padres llegar. Bajó del regazo de Remus y corrió a los brazos de su madre quien la alzó para besarla y abrazarla. Los había echado mucho de menos y temía que no volvieran.

- ¿Cómo está mi pequeña princesita? – Preguntó Lily con dulzura.

- Bien, tito Remus me leyó un cuento. – Contó Scarlett con una sonrisa tímida mientras veía de reojo al hombre que acompañaba a sus padres. Aquel debía ser Sirius, el amigo que acabó en la cárcel de forma injusta.

Cuando Lily bajó a Scarlett, la pequeña se acercó a Sirius.

Sirius estaba muy emocionado. Llevaba años soñando con el momento en el que se iba a reencontrar con su pequeña ahijada. Scarlett era el motivo por el que Sirius luchaba día a día contra aquellos dementores que succionaban hasta el último recuerdo feliz que tenía. Su recuerdo fue el único motivo para no perder la locura. Y ahí estaba delante de él, mirándole con una tímida sonrisa y unos brillantes ojos verdes que transmitían dulzura y ternura.

- Hola – Saludó Scarlett.

- Hola, cachorrita – Le devolvió el saludo el merodeador mientras se agachaba para estar a la altura de la pequeña. Scarlett, sin saber por qué, se acercó a Sirius y lo abrazó. Sus padres la miraron asombrados ya que esperaban que ella tuviera miedo de acercarse a las personas que no conoce después de lo que pasó con los Dursley, sin embargo, aquella norma no parecía aplicarse a Sirius quien parecía haberse ganado el corazón de la niña. Sirius, emocionado y con sus ojos grises brillando por las lágrimas no derramadas, cogió a Scarlett en sus brazos para abrazarla fuertemente. – Te eché tanto de menos, mi cachorra. – Scarlett no habló, sino que se limitó a rodear con sus hombros el cuello del animago.

Durante varios minutos, Sirius se quedó abrazado a su ahijada. Pensaba que estaba en un sueño del que iba a despertar como se separara de la pequeña.

- Siri, hay alguien más que quiere verte – Dijo James quien veía como Remus estaba abrazado a Lily llorando. Él había desconfiado de su amigo y lo había abandonado, aquel fue un error muy grave que jamás se perdonaría en su vida. Sirius, al ver a su amigo llorar con tanta amargura, sintió su corazón romperse. Él no iba a echarle en cara aquello. Había sufrido años alejado de las personas que amaba y no pensaba desaprovechar ni un segundo en rencores y reproches.

- Cachorra, tengo que hablar con Remy, te dejo con tu papá, ¿te parece? – Preguntó Sirius a su ahijada quien asintió antes de ir a los brazos de su padre que la abrazó con cariño.

Decidido, Sirius se acercó a Remus quien estaba abrazado a Lily que no lo dejaba de consolar.

- Lunático – Dijo Sirius. Lo único que pudo hacer Remus fue abrazarlo.

- Lo siento, lo siento, lo siento – Repetía Remus una y otra vez.

Durante más de media hora, Sirius se quedó tranquilizando al hombre lobo. Scarlett los miraba preocupada. No entendía qué pasaba. ¿Por qué su tito estaba llorando así? ¿Estaría malo? Sus padres también tenían lágrimas deslizándose por sus mejillas. Preocupada y asustada, ella también empezó a sentir una gran angustia.

- Papi – Susurró la niña llamando a su padre.

- ¿Qué pasa, cariño? – Preguntó James a su hija con la voz ronca mientras se secaba una rebelde lágrima.

- ¿Por qué estáis tristes? ¿Por qué lloráis? – Preguntó la pequeña confundida.

- Amor, no estamos tristes. Al contrario, son lágrimas de felicidad – Explicó Lily a su hija – A veces cuando nos sentimos felices, se nos pueden escapar unas lágrimas, pero eso no es nada malo.

- ¿Sabes? Estamos muy felices de volver a estar juntos. Nuestra familia por fin vuelve a estar unida.

- ¿Nunca nos volveremos a separar? – Preguntó la niña.

- Nunca, mi amor, nunca – Dijo Lily mientras abrazaba a su hija.  

Una nueva vida para Scarlett || Fem HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora