Hermana Rina

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Kouyou Takashima

Desde hace unas cuantas semanas, Aoi y yo no lo hemos vuelto a hacer. Había veces en las que llegaba y sin importar las manchas de sangre en su ropa me hacía suyo, sin embargo, lo noto muy distanciado de mi, y me di cuenta de que en su ropa no sólo hay manchas de sangre, sino también de lápiz labial en su cuello. Siempre intenta evadir el tema cuando trato de hablarlo, pero estoy empezando a cansarme.

-Yuu, ¿podemos hablar?- pregunto sentándome a su lado en la cama-

-Claro- responde tan indiferente-

-¿Estás viéndote con otras personas?

-Si, siempre, por trabajo

-No, no me refiero a eso... Hablo de, ahm- lo pensé un momento- A mujeres, ya sabes en qué sentido

Suspiró molesto y se dignó a mirarme- ¿Por qué te importaría?

-¿Por qué me importaría?- repetí- ¿En serio me preguntas eso? Yuu, me preocupo por ti y porque te quiero

-Y yo también te quiero, Shima... Pero no somos nada, sólo cogemos y ya

-Sólo cogemos y... Y ya- susurré para mi mismo desviando la mirada- De acuerdo, no se ni por qué me molesto, has lo que quieras

Me levanté de la cama y fui a mi habitación, sinceramente no tenía caso quedarme más con él. Guardé mis cosas en mi maleta y salí sin decirle una sola palabra hasta que escuché que me seguía.

-¿A dónde vas?

-¿Por qué te importaría?

Abrió la boca para decir algo, pero cerré la puerta con fuerza saliendo a la carretera. Volver a ese sitio era mi última opción y claro, ni siquiera tenía una primera o segunda opción antes de esa...

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-He-Hermana...- dijo una de las chicas al verme entrar-

-Hola, Rina~

-Creí que estabas muerta

Era cierto, lo había olvidado...

-Pues, estoy más viva que nunca

-Pasa, pasa... ¿Dónde habías estado?- preguntó con cierto tono de preocupación-

-¿Te sientes bien?

-¿Por qué lo dices?

-No te hagas, tu sabes que fui yo quien escapó después de que Kyo muriera

-Si, lo se muy bien, pero no me importa, te agarré mucho cariño y de verdad que te extrañé

-¿No... Temes que pueda hacerte daño?

-Para nada, Uruha san

Sonreí con ternura, estuvimos hablando un buen rato más hasta que me guió a mi antigua habitación.

-¿Quién se está haciendo cargo del lugar por ahora?

-Oh, es un tal Yoshiki... Es muy agradable, más decente que Kyo y nos trata mucho mejor, ¡deberías ver cómo lo aman los niños!

-Me alegro de que no sea igual que él

-Y está alto- dijimos al unísono y ambos reímos-

-Rina, necesitamos que vengas para- otra de las chicas entró a donde estábamos nosotros y se quedó atónita al verme- N-No es cierto, t-tu no puedes e-es-estar aquí- tartamudeó- ¡Llamaré a la policía, no le hagas daño a Rina!

Corrí hasta donde estaba y la tomé por el cuello.

-Cierra la boca, no llamarás a nadie- dije haciendo mi voz más grave, por lo que se asustó aún más- Te voy a soltar, pero si gritas, será peor para ti...

En cuanto aparté la mano de su boca volvió a gritar por ayuda, tomé un tubo oxidado que había a un lado y atravesé a la mujer con él por el estómago, el tubo de metal atravesó también la madera del mueble donde estaba recargada, dejándola sin movilidad. Poco a poco sus jadeos fueron cesando hasta que murió.

-Qué problema- dije frustrado- Y tu, Rina

-Te juro que no diré nada, Uruha san- su voz se oía tan suave y tranquila- Yo ya sospechaba que no eras mujer- ignoró la situación-

-Perdón por mentirte- sonreí apenado- Sólo llámame Shima

-Bien- miró a la mujer, pensativa- Hay que deshacernos del cuerpo antes de las siete de la mañana, a esa hora llega el señor Yoshiki

-¿Pero cómo lo hacemos?

-En la parte trasera de la iglesia, espera a que las hermanas se vayan a dormir y salimos, mientras hay que cubrirla con una sabana

Saqué cuidadosamente el tubo mientras Rina acomodaba la manta en el suelo, bajé a la mujer recostandola en ella y la cubrimos. A eso de las tres de la madrugada, nos aseguramos de que ya nadie saliera de su dormitorio, cargué el cuerpo de la chica y salimos por la parte trasera; junto a unos árboles apartados del lugar la enterramos y volvimos rápidamente. Entramos a mi cuarto cerrando bien la puerta y caminamos hacia el balcón, donde nos sentamos en una orilla mirando los árboles y la luna.

-Ya veo por qué te la pasabas aquí la mayor parte del tiempo... Es una vista hermosa

-Si, lo es, pero no sólo por eso

Me miró confundida, saqué mi cajetilla de cigarros y un encendedor, tomé un cigarro y le extendí la cajita a ella, la tomó dudosa.

-Jamás había fumado

Encendí mi cigarro y la ayudé con el suyo.

-A mi me gusta, me ayuda a liberar estrés

Al darle la primera calada comenzó a toser, reí bajo. Al poco tiempo le halló gusto y nos fumamos más de tres cada uno durante casi toda la noche mientras hablabamos animadamente.

-Y dime, Shima ¿dónde estabas viviendo?

-Pues- suspiré- Estaba viviendo con una persona, algo apartado de aquí

-Oh, ¿y eran pareja?- preguntó emocionada-

-Algo así...

-¿Y era linda?

Reí levemente y negué con la cabeza- No, Rina... Era lindo

-¿Eres gay?

-Digamos que si

-Awww~ pero... ¿Por qué volviste?

-Bueno, tuvimos una discusión y... No quería verlo más, pero tampoco puedo volver a mi hogar, si llegué a aquí fue porque mis padres me echaron cuando se dieron cuenta de que me atraían los hombres...

-Entiendo, ¡qué horrible! Al menos se que estás bien y yo me voy a asegurar de que nadie te entregue

-No entiendo por qué haces ésto

-Verás, desde que llegaste a aquí, me di cuenta de que eras diferente, de alguna manera me encariñé de ti y te veo como mi mejor amigo... En realidad, el único que he tenido

Sonreí con ternura al escuchar lo que decía, pasé mi brazo por su hombro, acariciandolo.

-¿Quieres otro cigarro?

-¡Por favor!

My lovely mad sisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora