Capítulo 3

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NATALIA

Cuando llegué a la calle donde teníamos el piso, aparqué la moto rápidamente y subí las escaleras de dos en dos. Abrí la puerta y un olor a pizza se coló en mi nariz, percatándome de que tenía muchísima hambre. 

-¡Hola deportista!- me saludó Marta des del sofá con dos cajas de pizza en la mesita de delante. 

-Lo siento, al final me he entretenido un poco, ¡pero he llegado a tiempo! Me ducho rápidamente y cenamos, ¿vale?- le dije sonriendo mientras corría hacia la ducha.

-¡No tardes que quiero proponerte algo!- chilló ella antes que entrara en el baño.

Me duché en 10 minutos y me puse ropa cómoda para cenar la pizza con Marta tranquilamente en el sofá mientras ella me contaba que esa noche sus amigos de la uni le habían propuesto salir de fiesta y quería que fuese con ellos.

-No sé Marta...te agradezco la propuesta pero no los conozco de nada y no sé...me da un poco de vergüenza la verdad- le confesé mientras me terminaba el último trozo de pizza. 

-¡Precisamente por eso! No conoces a nadie aquí y te va a ir bien hacer amigos. Ya veras que te van a caer genial, son muy simpáticos.

Me acabó convenciendo y a las 11 de la noche salíamos del piso hacia un bar musical donde iban muchos universitarios y era bastante popular. Era muy amplio y, para mi suerte, no había demasiada gente y no resultaba agobiante, sino acogedor. Había una barra enorme a la derecha y al fondo a la izquierda una gran pista de baile debajo de unas luces de neón que hacían brillar la sudadera blanca que llevaba.

-¡Esto es impresionante!- le dije a Marta en la oreja para que pudiese oírme por encima del ruido de la música que sonaba a todo volumen. 

-¿Si verdad? Ven, ya he visto a mis amigos- me dijo ella y me llevó de la mano hacia la pista donde había un grupito de tres chicas y dos chicos que nos sonreían y saludaban con la mano.

-Holaaa preciosooos- los saludó Marta riendo- ¡os llevo a una nueva incorporación!- les dijo para que me presentara.

-Hola, me llamo Natalia, encantada- saludé con vergüenza con una pequeña sonrisa.

-Es mi nueva compañera de piso- les contó Marta a todos que me miraban con una sonrisa amable. 

-Cojones, tu si que tienes suerte con las compañeras de piso, ¡menudo pivón!- chillo una de las chicas. Era rubia, con el pelo largo y unos ojos marrones juguetones que acompañaba con una sonrisa enorme cuando se acercó a darme dos besos- Hola, me llamo María pero me puedes llamar Mari.

Le correspondí los dos besos con una sonrisa y luego se presentaron las otras dos chicas, África y Sabela, y los dos chicos, que se llamaban Miki y Joan.

-Muy bien pues ahora que ya hemos terminado con las presentaciones, ¿quién quiere un chupito?- nos dijo Marta andando hacia la barra y todos la seguimos corriendo entre vítores. 

Cuando llevábamos una hora bailando en la pista y bebiendo, el alcohol ya había hecho efecto en todos nosotros y bailábamos sin control mientras no parábamos de reír. La verdad es que enseguida me sentí muy cómoda entre todos ellos y tuve la sensación de que los conocía de toda la vida. Iba notando que, de vez en cuando, la Mari me miraba maliciosamente y yo sabía perfectamente cuáles eran sus intenciones pero no me molestaba en absoluto. Era guapa y actualmente no tenía ningún compromiso con nadie así que no perdía nada. 

Nos pasamos dos o tres horas más bailando sin parar, solo acercándonos a la barra de vez en cuando para beber más chupitos hasta que decidí actuar. 

Piruetas sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora