Capítulo 7

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-Ieepaaa- dijeron todos riéndose atentos al siguiente movimiento de la morena.

-Ah y por cierto, la Mari no vale, ¡que ya la has probado!- añadió Miki y todos nos reímos mientras ella miraba a la Mari y le lanzaba una mirada provocativa que a mi me hizo abrir los ojos como platos.

-Lástima...- dijo bajito la morena mientras se levantaba de su sito sonriendo pícaramente a la Mari, que se puso roja al instante.

Todos mirávamos expectantes a la morena que estaba de pie dando un sorbo a su cubata mientras miraba el interior del baso como si buscase alguna cosa. Finalmente, dejo el baso completamente vacío encima de la mesa y clavó su mirada en mi. Yo me regiré inquieta en la silla pero seguí mirándola a los ojos con la misma intensidad que ella mientras se acercaba hacia mi.

Todos observaban en silencio sus movimientos y a mi me daba la sensación que andaba a cámara lenta, sin apartar sus ojos de los míos, con esa mirada oscura y perversa. Llegó delante de mí y inclinó su largo cuerpo hasta que su cara quedó a centímetros de la mía. Su mirada en esos momentos ya quemaba encima de la mía y notaba su aliento pausado chocar contra mi rostro. Se acercó un poco más y cuando estaba a punto de cerrar los ojos para recibir su beso con el pulso acelerado, sonrió maliciosamente y con un rapidísimo movimiento, se apartó de delante mía, cogió la nuca de Julia que estaba a mi lado y pegó sus labios a los suyos, que contenía la respiración con cara de sorpresa absoluta. Reaccionó rápido y le correspondió al beso, que duró poco pero a mi se me hizo eterno. No pude apartar la vista de su boca, de sus labios, que encajaban cuidadosamente con los de Julia mientras su lengua se abría paso entre ellos para invadir la boca de mi amiga.

Se separaron después del corto pero intenso beso y Julia tenia las mejillas rojas y los ojos muy abiertos mientras la morena sonreía como si nada y se giraba volviendo a su sitio indiferente.

-¡Joder con Natalia!- reaccionó la Mari ante el silencio de todos y finalmente todos se pusieron a reír mientras comentaban la actuación que nos acababa de regalar la morena y Julia también se rió cuando se recuperó de la sorpresa. Yo en cambio estaba bastante confundida y no fui capaz de añadir ningún comentario hasta que ella me miró.

-¿No te habrás enfadado no, rubia?- me soltó. Un calor inmediato subió por mi cuerpo y esta vez fui yo quien sonrió maliciosamente.

-Ya te gustaría morena, no te preocupes que te la devolveré- le contesté guiñándole un ojo. Ella abrió los ojos un instante ya que no se esperaba mi reacción pero si quería jugar, jugaríamos. Lo que ella no sabía es que yo había aprendido a jugar mejor que nadie.

NATALIA

Después de mi pequeño juego con Alba no había vuelto a pasar nada parecido y ya habíamos terminado el juego de las preguntas. Unos cuantos se fueron a la pista a bailar y el resto estábamos en la barra esperando una ronda de chupitos, para luego unirnos a ellos en la pista.

-¿Qué pretendes tú con Alba?- una voz detrás de mi me sobresaltó y me sacó de mis pensamientos. Me giré y me encontré con la mirada juguetona y curiosa de Miki que esperaba mi respuesta.

-Nada, solo me ha apetecido hacerle una broma y es a la que más conozco por ahora- le respondí con tranquilidad mientras observaba como me ponían el chupito de tequila.

Realmente no sabía porqué había actuado de esa forma, pero me apetecía jugar un poco con ella y juzgando la cara de pánico que había puesto después de mi pequeña broma, había valido totalmente la pena.

-¿Nos tomamos los chupitos a nuestro modo especial?- propuso Marta a mi lado.

-¿A vuestro modo especial? ¿Qué quieres decir?- le pregunté intrigada cogiendo un trozo de limón. Ella sonrió y Carlos me lo contó.

Piruetas sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora