Capítulo 9

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ALBA

Me paré a observarla después de esa pregunta aprovechando que nos habíamos parado en un semáforo en rojo. Sus ojos oscuros se clavaban intensamente en los míos, como si quisiera leer mis pensamientos. Realmente imponía, tan alta, con esa melena totalmente negra y perfectamente recta, como una diosa egipcia, y ya para rematarme, esa mirada tan profunda y oscura. "Joder Reche, reacciona que te has quedado empanada", me recordé a mi misma.

-No, soy más de creer en el destino- le contesté finalmente apartando la vista de sus ojos, intentando que no se diese cuenta de mi cortocircuito interno.

-Oh, que bonito rubia, el destino ha querido que nos conociésemos- me vaciló la morena mientras el semáforo se ponía verde y volvíamos a andar.

-Cuidado, sería horrible que al destino le diera por querer que te atropellase un coche "accidentalmente"- le rebatí haciendo el gesto de las comillas con los dedos.

Ella soltó una carcajada que me acabó contagiando y seguimos el camino entre risas y bromas entre nosotras.

-Ya ha llegado a su casa, señorita- me dijo Natalia al llegar a mi portal con un gesto teatral.

-Eres una payasa- reí- te invitaría a comer pero tengo el tiempo justo para comer como un cohete antes de irme a trabajar.

Solté esas palabras sin pensar y de golpe me percaté de mi sinceridad y abrí los ojos mirando a la morena que, por suerte, se lo tomó en broma.

-Que considerada rubia...te lo perdono porqué tienes que trabajar pero me debes una comida- me contestó elevando las cejas graciosamente.

-Ya te gustaría, me voy que al final no tendré tiempo ni de comer.

-Nos vemos luego, ¡recuerda que te pasaré a recoger!- me dijo Natalia alegre mientras se colocaba las gafas de sol.

Le sonreí y me acerqué a ella que no movía ni un músculo. La cogí por los hombros y me puse de puntillas para dejarle un beso en la mejilla que se me hizo corto. Aunque el gesto fue breve, tuve suficiente tiempo para oler su colonia, que era dulce y fresca. Al separarme me percaté que ella había estado quieta como un palo, sin rozarme ni un milímetro y con las gafas de sol puestas no podía descifrar su mirada, así que me puse nerviosa y me separé rápidamente.

-Ejem...hasta luego- le dije nerviosa con una sonrisa forzada y entré en el portal corriendo.

Cuando subí al piso suspiré frustrada mientras dejaba la maleta y me dirigía hacia la nevera para buscar algún tupper con comida.

-Mira que llego a ser idiota...la pobre se ha quedado flipando, y normal, ¡apenas la conozco y ya me estoy tomando estas confianzas!- iba mascullando mientras abría el tupper de espaguetis.

-¿Alba?- me llamó una voz detrás de mi.

Me asusté tanto que del salto que pegué casi se me caen los espaguetis al suelo. Me giré sobresaltada con la mano en el corazón por el susto que me había pegado y me encontré con el rostro divertido de mi hermana Marina.

-Joder Mini, ¡que susto! ¡Casi me muero!- le dije aún con el corazón bombeándome rápidamente.

-¡Esa boca Alba!- chilló una segunda voz entrando en la cocina.

-¿Mamá?- pregunté alucinando- ¿qué hacéis aquí?

-Me esperaba un recibimiento con más ilusión por tu parte, la verdad- me dijo mi madre con una sonrisa.

Cuando me pasó el susto inicial, me abalancé a abrazarlas y les di mil besos a cada una. "Somos unas dramáticas", pensé.

-Creo que te obligare a devolver la llave de mi piso, Rafi- le dije a mi madre bromeando mientras poníamos la mesa entre Marina y yo.

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⏰ Última actualización: Feb 14 ⏰

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