» ❦ «
Aquel viernes después de su última clase, Amity Blight subió deprisa a su dormitorio. Dejó sus cuadernos pautados sobre el escritorio y comenzó a recoger el desorden que tenía en la habitación antes de que Boscha Rose llegase a instalarse; la pelirosa sería su nueva compañera de cuarto hasta que se graduasen o hasta que Boscha no pidiese cambiar de dormitorio como todas las compañeras que Amity tuvo en el tiempo que llevaba en el conservatorio. Todas ellas en algún punto se sintieron incómodas con la actitud hermética de la pianista, decían que era imposible convivir con alguien que apenas hablaba. Lo cierto es que ninguna de esas chicas intentó ser su amiga. Simplemente se quedaron con la primera impresión: Amity era reservada y tímida, de modo que no se atrevieron a conocerla realmente.
Aquello no le afectaba a Amity en lo más mínimo. Tenía amigos, por supuesto que sí: dos varones y una muchacha con un lazo inquebrantable parecido a la hermandad. Gus, King y Willow eran los únicos que la habían visto reír, divertirse, tener momentos buenos y malos, sólo con ellos sería capaz de compartir cuarto. Amity habría estado encantada de mudarse con Willow ahora que tenía una cama desocupada en su habitación que antes pertenecía a Luz Noceda, la guitarrista.
Amity cerró su ropero con llave luego de haber metido toda su ropa sin cuidado, revuelta y hecha bolas. Se recargó en este y su mirada se paseó por toda la habitación, como si buscara a Luz entre su desorden.
Amity Blight nunca pudo ser amiga de Luz Noceda pese a que ambas se veían a diario y pertenecían al mismo círculo de amigos. Para la pianista, la dominicana no era más que una conocida que le ponía el mundo de cabeza. Le gustaba en secreto y cada vez moría un poco más por ella, aún cuando la castaña había salido de su vida al egresar del conservatorio como técnico profesional.
Luz optó por seguir su sueño de tener una banda de rock y grabar un disco con sus amigos de la infancia pese a ser una guitarrista de música clásica. Era el momento, no podía quedarse en el conservatorio cinco años más para conseguir la licenciatura porque entonces ya no sería tan joven. Estaba por cumplir veintiún años, a menudo repetía que se sentía vieja y debía hacer algo grande con su vida antes de que fuese demasiado tarde, además, no se veía tocando en auditorios y teatros para un público refinado.
A Amity sí que le atraía la idea de ser concertista una vez que se graduase: era su mayor anhelo.
Luz mencionaba que sus cuatro años de formación musical en el conservatorio equivalían a los de una licenciatura de cualquier otra escuela de música, lo cual era cierto; la diferencia estaba en que los conservatorios son más tradicionales, mantienen sus viejas costumbres de enseñanza conservando al músico en sus instalaciones durante diez años para que posea el máximo nivel de conocimientos y ejecución musical.
— Ya basta Amity. —Se dijo, porque de nuevo se halló echando de menos a la guitarrista.
¿Cuándo llegaría el día en el que dejase de gustarle tanto? No sólo le atrajo su físico o su porte de estrella de rock, no: a la chica le parecía interesante todo lo que Luz manifestaba, es decir, sus palabras, gestos, miradas, sonrisas... Admiraba la manera en la que vivía el día a día: sin prisa, sin pausa, con diversión y alegría, llena de convicción.
ESTÁS LEYENDO
Vendiendo Recuerdos Para Poder Dormir » Lumity Adaptación
Fanfiction𝐕𝐄𝐍𝐃𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐑𝐄𝐂𝐔𝐄𝐑𝐃𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐏𝐎𝐃𝐄𝐑 𝐃𝐎𝐑𝐌𝐈𝐑 | Luz Noceda, una guitarrista veinteañera, abandona sus estudios en el Real Conservatorio de Canadá para seguir su sueño de ser una estrella de Rock, pero las cosas no salen com...