---──── •✿• ─╮Yang Jungwoon solo quería conocer que era Volar con libertad. Hanna disfrutaba de la libertad pero. . . ¿A qué costo era? No pensaba que llegar a la vida de aquel chico de hoyuelos traería tantas consecuencias solo. . .
Para acompañar...
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──Can't Live Without You~.
La suave melodía de la voz de aquel joven tranquilizaba el corazón de la pequeña ángel, limitada a observar al adolescente de hermosos hoyuelos recostado en el ventanal conducido a la habitación.
──Joryue sseullyeogadeut badareul tteodoneu deut~ ── susurra el hermoso ángel deleitandose de la voz del chico.
Yang Jungwon solo era un joven como cualquier adolescente; con sueños y metas por delante, pero con una vida tan injusta que le impida lograr abrir sus alas volando lejos, de todas las presiones que lo envolvían tan fácil, todas las situaciones alrededor lo estresaban fácilmente. Sus recursos económicos no eran lo suficientemente estables: un día podría comer y al otro posiblemente no.
Escapar de los constantes maltratos que le proporcionaba aquel hombre que lo consideraba como su padre fue una de las decisiones más inteligente; no obstante la traición de su madre por quedarse con un maltratador fue la gota que rebasó su gentileza y paz.
"──Omma debemos de irnos en estos momentos, Papá no se encuentra y dejo la puerta abierta. ──un joven de apenas quince años sostenía con fuerza a su progenitora que aún se encontraba sucumbida por los constantes golpes que le había dado recientemente su padre.
──¿Estas loco? Si me voy como obtendré dinero, ¿cómodejaré a tu padre? . . . ──apartando de un manotazo al chico ──Si tengo que decidir entre tú o tu padre lo elegí a él antes que a ti."
Recordar aquellas simples palabras conseguía que su frágil y roto corazón sintiera de nuevo la opresión de aquellas palabras. Se encontraba solo en complemento de la palabra: solo en casa, solo en la escuela, solo en cualquier situación o momento, solo por completo pese a tener tantas personas a su alrededor. A penas llegaba a pagar a rastras e impuntual el alquiler de un pequeña habitación de departamento alquilado con otro chico.
Sus ojos se centraron en las aves que volaban con tanta tranquilidad en el cielo de matices anaranjados que dejaba entender que la noche se encontraba cada vez más cerca y que un nuevo día. . . Tal vez uno mejor que el anterior llegase a tiempo.
──Son tan lindas.
── ¿Te podrías callar de una vez por todas Yang?.
──Lo lamento mucho Jun Hyung.── susurra bajando la cabeza apenado.
Su roomie había hablado por primera vez en esa semana que compartían juntos, Kang Jun era lo opuesto por completo de Jungwoon. Disfrutaba de fiestas, alcohol y provenía de una familia con recursos estables con la única diferencia que él había decidido emprender una vida solo.
──Si tanto quieres volar lánzate de la ventana tal vez así te salgan alas y me dejas en paz.
──Hyung . . .── sus palabras quedaron en su boca al momento que se percató de la mirada tan cortante que le mandó el mayor.
Jungwon no dijo nada al respecto, se acercó más a la ventana en un intento de no temblar del miedo en esos instante. Pese a que el maltrato de su padre fue hace un año, aún seguían aquellas secuelas psicológicas incrustada en todo su ser y cada vez que su Hyung se ponía de tal manera provocaba recordar aquellas lagunas de recuerdos.
──Miedoso. ── fueron las palabras del mayor para darle la espalda continuando con su lectura.
Jungwon intentó relajar sus nervios respirando profundamente consiguiendolo con dificultad, con lentitud tomó un cuaderno al azar para desocupar su mente de esos recuerdos que lo atormentan en las noches y centrarse en dibujar a unas pequeñas aves que por casualidad se encontraban cerca del árbol de su ventana.
Una pequeña ráfaga de viento levantó algunas hojas junto a los mechones oscuros del joven, por unos instante un dulce aroma a vainilla llegó a sus fosas nasales junto a una suavidad de una tela colocarse entre sus manos. Tanto como ingresó así fue como se alejó, de manera rápida.
── ¿Qué fue eso?. ── susurra mirando la yema de sus dedos al recordar aquella suavidad.
Por unos segundos había sentido como si otra persona se encontrase frente a él, pese a creer que era parte de su imaginación lo terminó alejando de sus pensamientos para continuar con su labor. Sin embargo, nada fue una simple "imaginación" realmente sí había alguien que lo reconfortaba con facilidad; alguien que dejó que la sintiera por unos segundos.
Una leve sonrisa apareció en el rostro pálido de aquel ser al notar que su cometido había sido exitoso. Sus dedos sostenían a unas pequeñas aves de hermoso plumaje azulado que por casualidad Jungwon dibujaba, aquella joven inevitablemente comenzó a reír ocultando su dulce risa entre su mano.
──Eres demasiado bueno para este cruel mundo Jungwoonie.
Cuanta verdad en esas simples palabras. Hanna suspiró lentamente a la oscuridad adornar las calles cercana al departamento del chico. Una expresión seria adorno por unos segundos su expresión para aliviarse rápidamente al percatarse que todo fue parte de su imaginación.
──¿No crees que vigilar a un humano es difícil?
──Para mi no, siempre quise cuidar de uno.── susurra mirando desde su posición al chico que acomodaba su espacio en silencio── Los humanos son muy frágiles. . . Tanto que nosotros como ángeles debemos de cuidarlo ¿no Heeseung?.
El chico de cabellos rojizos observó a la joven de tez pálida negando con lentitud para acomodarse al lado de ella sin quitarle la vista de encima.
──¿No deberías de estar protegiendo a tu humano?.── dirigiendo su mirada hacia el chico teniendo un contacto visual con él.
──Me aburre, pese a tener más milenios de experiencia que tú siempre me han aburrido los humanos. ──acomodándose en la amplia rama ──Yang Jungwon ¿no?.
Ella asiente ante las palabras de su Sunbaemin. Heeseung alzó su mano para tocar la corteza del árbol dejando que sus poderes restauraran las marchitas flores que rodeaban la raíz.
── Deberías de cuidarlo muy bien, no dejes que las influencias de los demonios corrompan más su alma.
──No lo permitiría sunbae. . . ──dirigiéndose hacia él dándose cuenta que había desaparecido de su vista.
Sus orbes azulados se dirigieron nuevamente hacia su humano visualizando que este se encontraba dormido. Sus manos se colocaron en la corteza para traspasar la pared de la habitación, con suma lentitud se sentó a la orilla de la cama del azabache acariciando con suavidad la mejilla de él.
Su tacto le permitió ver los recuerdos traumáticos que pasaban todas las noches a sus sueños provocándole pesadillas. Una suave luz adorno sus dedos permitiéndole interferir en estos para dejar que esas pesadillas solo fueran dulces y cálidos sueños.
──Descansa mi pequeño humano. ──murmura besando la frente del chico que sonrió entre sueños.
Sin imaginar que un ser tan puro como un Ángel resguardaba sus sueños alejando todo aquello que lo dañaba con facilidad.
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