—Joder, Ethan— gruñó— déjame dormir— tiró de las sabanas.
—Emilio se te está haciendo tarde. Es la última vez que te lo repito, si no estás abajo en diez minutos te las verás conmigo— dijo el Beta mientras salía dando un portazo de la habitación del pelinegro. Pero poco duro, porque luego de apenas unos segundos volvió a abrir la puerta— y te bañas mocoso, apestas—ordeno para ahora sí irse.
Jodido, era la única palabra que podía describir el primer día de clases. Ver nuevamente a todos los inútiles de sus compañeros, soportar los nuevos omegas que llegaban y se le declaraban descaradamente y tener que aguantar a alguien hablar por dos malditas horas era realmente para joderse. Estiro una mano y dio vuelta el teléfono manteniendo la mano apoyada en su mesita de noche. Sus ojos casi se salen de su cara, ya los veía salir disparados diciendo un "adiós Emilio".
—Mierda, que son las doce— salto de la cama mientras se dirigía directamente al baño de su habitación. Se baño en menos de 5 minutos, tiempo récord. Se vistió con una camiseta blanca, la cual nadie vería. Unos jeans negros rasgados en la rodilla y uno de sus habituales chalecos negros. Tomó su mochila del escritorio y logró encontrar todos los libros regados por su habitación, los cuales puso en la mochila junto con unas pastillas neutralizadoras, su teléfono y audífonos, sus llaves y billetera. Se observó en el espejo asegurándose de tener la ropa bien puesta. Una vez había llegado a la Universidad con el chaleco al revés, había sido horriblemente vergonzoso. Tomó una de sus muchas mascarillas negras y con la mochila en su otra mano, bajó la escalera.
—Mierda... Mierda... Mierda— se repetía en susurros mientras llegaba a la cocina.
—¿Puedes dejar de putear al mundo y sentarte? Te tengo el desayuno listo— dijo el Beta mientras revolvía algo en una sartén. Camino ahora hacia el comedor y se sentó en el puesto que tenía la comida ya servida. Comió rápidamente, se atragantó unas dos veces, pero eso era lo de menos. Cuando terminó fue al baño del primer piso y se cepillo los dientes. Camino a la entrada y se puso sus fieles botas negras, se vio en el espejo antes de poner la mascarilla y abrir la puerta.
—¡Gracias por el desayuno Ethan, estaba exquisito! — estaba a punto de salir hasta que la voz del Beta lo interrumpió.
—Espera Emilio, ¡¿Te has puesto neutralizador?!— gracias a Dios que le acordó. Volvió a la cocina a por un vaso de agua y se tomó una de las pastillas.
Ethan era uno de sus pocos amigos que sabía los problemas que causaba su olor en la Universidad, es decir, uno de los pocos que sabía lo mucho que le disgustaba el hecho de tener a todos los omegas olfateándole. Al tener un aroma tan atractivo, como le decía Ethan, los omegas se le acercaban demasiado y ni hablar de cuando estos estaban por entrar en celo. Emilio no era un tipo con fobia social o algo parecido, pero él no era de creer mucho en el amor o cariño.
Para él solo habría una sola persona, y cuando la encontrara sabría que sería la indicada.—Gracias Ethan. Ahora sí, adiós— se despidió cerrando la puerta del departamento que compartía con Ethan y dos chicos más. Caminó rápidamente hasta la parada de autobús más cercana. El viaje era como de quince minutos, sin contar los otros cinco de caminata. Su primera clase era a las 1:00 pm, por lo que le había comentado uno de sus amigos, Dylan. Con un poco de suerte, llegaría justo a la hora. Y como nunca solía pasarle, había llegado unos diez minutos antes. Dándole tiempo de pasar a recepción y también para dejar sus cosas en su taquilla.
Vio su número de taquilla, 234. Mierda, junto a los nuevos. Pero vamos, ¿Que malo podría pasar? Hasta el momento, ningún Omega se le había acercado. Se había tomado una pastilla antes de salir de casa y otra poco antes de llegar a la Universidad. Siendo un poco más positivo, caminó por el largo pasillo de los casilleros. Hubo solo dos omegas que se le acercaron, a los cueles ignoró para seguir con su camino. De repente un aroma llegó a su nariz. Un suave y leve aroma dulce, extremadamente dulce. Por un momento se mareo, sentía que estaba flotando. Fresa y otra cosa que no pudo distinguir bien, parecía caramelo o miel.
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Pink/Emiliaco
FanfictionComo Joaquín un Omega de cabello rosa, pudo enloquecer a un Alfa tan frío como lo era Emilio -Emiliaco -Omegaverse -PROHIBIDO crear adaptaciones o copiar la historia sin consultar antes a la autora. -Contenido Homosexual -ADAPTACIÓN -Créditos a @ch...