Capítulo 14

51 4 3
                                    

Era una mañana fría de invierno. Y tan clara y fresca como la mañana, los recuerdos vinieron a mí. Mi tía estaba muerta. Y era mi culpa. Mi simple, y jodida culpa. ¿Duele, no? saber que anhelas tanto tener a una persona a tu lado sabiendo que no volverás ni a poder rozarle la mano. Tratando de despejar mi mente, le eché un vistazo a Evan, quien dormía en el suelo, y su cuerpo temblaba de frío, con la simple cobija que se echó encima. En cambio, yo tenía 2. Mi cuerpo se acostumbra a todo, más si es invierno -amaba el invierno, así que se me ocurrió ponerle otra cobija encima. ¿Era justo, no? tomé la cobija superior de la cama y fui directo a él, aún pensando en si estaba bien hacerlo.

Evan me dijo anteriormente que no prendiera el calefactor porque gastaba mucho ¿a mí qué me importaba? ya que, al tocar las manos de Evan, pude notar que estaban igual o más frías que mis manos, pero ya me había percatado anteriormente que así estábamos siempre los dos, helados. Igual, no le tomé importancia y lo prendí.
Introduciéndoles más a mi yo interno, jamás me acostumbré a tratar bien a la gente y menos hacer cosas para ellos. No estaba acostumbrada a portarme bien, como una "verdadera mujercita", decían todos. Me importa un coño si mi actitud era como todo, un mono les pasaba, pero, según todos, era todo excepto de mujer.

Finalmente opté por aventarle la cobija encima y dar media vuelta.

El reloj marcaba las 8:30. Teníamos que estar en ese asqueroso lugar a las 9.

Me senté en la cama y me froté frustrada el rostro acompañado de un gran bostezo. No lo quería despertar, pues estaba bien con unos minutos más sin tener que oír su voz.

Me metí a bañar, sin más. Saliendo del baño busqué por ahí algún desodorante que pudiera usar, y finalmente me puse el que supuse usaba él ya que estaba casi terminado, y volví a tomar otro bóxer de Evan (aparentemente limpio) y me lo puse. Me asomé con los bóxers y el brassiere puestos, ya que se me había olvidado mi pantalón, y aprovechando que Evan estaba acostado en la cama destendida con su antebrazo encima, tan indispuesto y aparentemente masticando chicle (lo pude descifrar ya que su quijada se movía) lentamente, salí.

—No era necesario —dijo en cuanto oyó la puerta abrirse con notado ruido por mi parte, para llamar la atención.

—¿Hace cuánto que estás despierto?

—En cuanto tiraste con fiereza la cobija sobre mí.

—De nada —Evan alejó un poco el antebrazo de su rostro y me echó una mirada, y fingiendo no haberlo visto, di media vuelta en dirección a su armario—. ¿Tienes otra camisa que me prestes? —dije en tono despreocupado mientras abría un cajón cualquiera de su armario.

—Ehh... —pudo pronunciar, a lo que no pude evitar sonreír complacida. Eso era lo que quería. Tenerlo babeando sobre mí, pero no dejaría que me tocase jamás—, entonces tú eras la que desapareció mis bóxers... —sabía perfectamente que se iba a enojar. Al menos Derek se enojaba cuando tomaba los suyos, y suponiendo que los hombres tenían actitudes similares, ya veía venir su cara y todo el ajetreo que haría, pero...—, sí, mira aquí tengo una —y después me rodeó delicadamente la cintura con los brazos, sin ningún movimiento erróneo de sus manos, para tomar una camisa negra entre sus manos, después hizo que me diera vuelta y la probó sobre mí.

—¿Esta te gusta? —dijo, y debido a mi mirada desconcertada, me dedicó una sonrisa triunfadora.

—Jódete —le arranqué la camisa. La voltee para mí misma y no estaba mal, era totalmente negra. Me la puse y después mi camisa a cuadros, para después tomar mi pantalón y ponérmelo—. ¿Y tú qué esperas para meterte a bañar? —le dije molesta, ya que sólo estaba ahí parado viéndome.

—Trato de ver todo tu numerito y disfrutarlo. Capaz y me consigo una revertidora que me haga el favor de ver todo esto pero al revés, agregándole ropa menos.

Breathless.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora