El ascenso

34 9 2
                                    

2º de febrero 2018

12:08 P.M.

Llevándome de la mano, la hermosa diosa se detuvo en la puerta de su departamento y colgándose en mi cuello me guió hasta el mueble, giro y me empujó dejándome tirado allí mientras se desvestía, dejándose solo la ropa interior, se sentó en mi regazo y lamió mi cuello, estremecido por el placer que sentía, metí una mano debajo de su sostén, y con la otra sostuve su nuca y giré dejándola debajo de mi, justo en ese momento, decidí detenerme.

-Lili: Em... ¿Que pasa?

-Sam: Lo... Lo siento...

-Lili: ¿Acaso hice algo mal?, no me sentiré mal si me lo dices galán.

-Sam: No, nada que ver, eres increíble, pero... ¿Por que lo haces?, acabas de conocerme, no parezco ser alguien muy atractivo.

-Lili: La verdad, no lo sé, solo sentía que te lo debía. Me agradas Sam, pero sigo pensando que eres alguien extraño.

-Sam: Si te agrado por el hecho de ser extraño, entonces seré el chico más extraño en el mundo.

-Lili: ¿Sabes?, me parece algo lindo lo que acabas de hacer... ¿Pero de verdad crees que alguien como yo valga la pena?, mírame, soy una prostituta, trabajo en un burdel, mi cuerpo ha sido tocado por tantos hombres que ya habré perdido la cuenta.

-Sam: Dime algo... ¿Alguna vez te haz enamorado?.

-Lili: Alguna vez me enamore, estaba tan perdida que no me importaba el hecho de que fuese un desgraciado retrógrada.

-Sam: ¿Lo ves?, eso responde a tus preguntas. Cuando te vi sentada allí todo el ambiente se relentizó. No estoy seguro de si eso es amor, pero estoy dispuesto a averiguarlo.

Sonriendo, Lili se acercó y besó su mejilla. Susurrando en su oído:

-Lili: Gracias, galán.

12:20 P.M.

Sam se vistió y se dirigió hasta la salida, pero justo antes de salir, Lili toma su mano y le dice:

-Lili: ¿Volveré a verte?

-Sam: Te lo dije, estoy dispuesto a averiguar si lo que siento por ti es amor.

-Hasta luego, dulce diosa.

-Lili: No tienes remedio, galán. Hasta luego, descansa.

Cansado y con un toque de ebriedad, Sam subió a su coche y suspirando se dijo así mismo, ¿Que rayos estoy haciendo?, al parecer ya perdí la cordura.

Mientras se lamentaba encendió el coche y se dirigió hacia su casa, abrió la puerta y al entrar, lo primero que vió dentro fue un retrato de su novia muerta. Sam tenía 26 años cuando su novia Natalia murió por una enfermedad terminal, se mantuvo devastado por un par de años y se convirtió en la razón de cada trago. Ese retrato le recordó la razón por la cual empezó a frecuentar ese burdel, desbastado, cayó de rodillas en el suelo, las lagrimas brotaban de sus ojos como el agua de un caudal, ni siquiera tenía claro porque lloraba, pero al ver el retrato, todo en su entorno era nostálgico.

Antes de que Natalia muriera, tenía planeado casarse con ella, la casa en la que vive era la casa donde se supone que viviría con ella. Eso antes de enterarse de que la condición de Natalia había empeorado y los años que habían previsto, se convirtieron en días, días que para Sam fueron horas, veía ante sus ojos como todos sus planes caían en desgracia, cuando Natalia murió, el cariño y el amor de Sam también murieron, ahogó sus penas en alcohol y junto a sus penas también ahogó su cordura.

Una Diosa en el burdelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora