6

28 8 0
                                    

Al llegar, vi que eran exactamente las 8:00 de la mañana así que guardé mi desayuno en mi mochila y salí del medio de transporte.
-Buenos días, señor Jones.- saludé al guardia con una sonrisa, gesto que me caracterizaba.
-Casi tarde.- me sonrió.- deseo que tengas buen día, Haneúl, ya ve a clases.
-Gracias por sus buenos deseos y eso es lo que haré.- mantuve mi sonrisa e ingresé al salón que tocaba  a esa hora.
-Buenos días, señorita Haneúl.- me saludó el docente a cargo.
-Buenos días, maestro.- respondí amablemente y me dirigí hacia el asiento más cercano a MiSuk.
-¡Hola Haneúl!- me saludó alegremente.
-Hola MiSuk.- la miré con una sonrisa.- nos tocó la misma clase.
-Sí, estudio Derecho ¿y tú? 
-Medicina Humana.- dije con orgullo.- cuando era más joven también quería estudiar Derecho, pero me di cuenta que me va mejor esta profesión.
-¿¡Medicina Humana!?- exclamó con sorpresa.- ¡qué valiente eres! ¿y cómo te diste cuenta que era la mejor profesión para ti?
-Pues... siempre me pareció sumamente interesante ser médico, pero creía que sería todo matemáticas y... ¿sabes? no soy muy buena en eso, sin embargo con el tiempo pensé un poco más y... ¿acaso no es necesario leer para saber sobre las enfermedades y las medicinas? ¿acaso no es necesario tener creatividad para saber qué hacer en una emergencia de salud?.- le expliqué.- entonces, allí fue cuando lo supe... que me encantaría ser médico y ayudar a las personas.- sonreí colocando mis manos sobre mis piernas.
-Vaya, vaya, vaya; eso es verdad.- resultó más sorprendida de lo que imaginé.- eres increíble, Haneúl.
-Tú también lo eres, no me creo capaz de memorizar todas las leyes.- reí.
-Ay, pero si no es tan difícil.- ella también rio.- después hablamos, debemos tomar atención a la clase.
-Está bien, suerte.- dije eso para luego devolver mi atención al maestro que ya había comenzado a explicar hace unos minutos.
Pasó una hora y llegó el receso de dicha clase, solté un suspiro algo cansado.
-¿Estás bien, Haneúl?- me preguntó MiSuk al verme.
-Claro que sí.- suspiré.- solo algo estresada, supongo.
-Estamos igual... dejé llorando a mi primito porque quería venir conmigo, sucedió lo mismo ayer cuando salí de mi casa.- hizo una mueca angustiada.- en ese plan se enfermará de la garganta pronto.
-Oh...- la miré un poco extrañada.- ¿y no hay nadie que te ayude?- le pregunté.
-Mi primito se ha vuelto como mi hijo.- sonrió un poco.- tiene cuatro añitos y sus papás recientemente lo han abandonado, mi familia eran las únicas personas con las que él podía quedarse así que lo recibimos en mi hogar; sin embargo... mis padres primero no querían quedárselo ya que trabajan todo el día, pero gracias a mi insistencia aceptaron... aún así el trato fue que yo me encargara de él
-Ya veo...- lo pensé un poco.
-Estoy segura que si por ellos fuera me ayudarían en todo, pero... su trabajo los consume totalmente.- hizo un leve puchero.
No pude soportarlo más y la abracé.
-Ya no vas a criar a tu primo sola, me tienes a mí ¿vale?- le dije en medio del abrazo, acción que ella correspondió.
-Muchas gracias...- dijo mientras nos separábamos.- por cierto... ¿me parece o no desayunaste?
-¡Ay, es verdad! me estoy muriendo de hambre, solo pude tomar la lechecita.- saqué mi sándwich y comencé a comerla, MiSuk rió.
-Te gusta mucho la leche ¿verdad?
-Sí, demasiado como para ser una adolescente normal.- me reí aún comiendo.
-Bueno, me iré a comprar unas frutas porque desayuné a las seis de la mañana y ya tengo algo de hambre ¿me acompañas?- se levantó de su asiento, asentí con la cabeza y imité la acción para luego dirigirnos a la cafetería.
Al llegar nos sentamos en una de las mesas, MiSuk se fue a hacer su pedido y yo seguí comiendo lo que ya tenía; minutos después ella volvió con una bandeja que contenía: una manzana roja y un plátano.
-Así que comida de media mañana siempre nutritiva ¿eh?- le hablé con voz bromista.
-Claro que sí, se debe mantener la figura a toda costa.- rio mientras se sentaba.
-Sí...- dije brevemente, no pude evitar pensar en los momentos de mi pasado con esa frase.
-¿Y qué tienes planeado hacer hoy? claro, aparte de estar aquí.- me preguntó mientras comía el plátano.
-Pues... estudiar francés, conocer a tu primito, estar con Adrián, ¡ah! y tengo que ir a recoger libros a la librería.- respondí tratando de recordar todo lo que quería hacer.
-¡Librería!- exclamó MiSuk, haciéndome sobresaltar.
¿Qué le pasaba? me asustó.
-También quiero ir hoy a la librería, ¿te puedo acompañar?- siguió hablando.- ¿en verdad estás aprendiendo francés? que interesante, y... ¿en verdad quieres conocer a mi primo hoy? porque hoy también quiero conocer a Adrián- habló muy rápido, tanto que se me hizo difícil entenderla.
-Vamos poco a poco.- reí mientras trataba de concentrarme.- claro que puedes acompañarme; sí, estoy aprendiendo francés, es un idioma muy lindo; sí quiero conocer a tu primito hoy ¿por qué no? y ahora que lo pienso podemos ponernos de acuerdo para que vayas a mi departamento y que conozcas a Adrián.- le respondí con emoción.
-¡Qué bien! yo estoy aprendiendo coreano ya que deseo trabajar en ese país.- sonrió.- ¡excelente! entonces podemos hacer eso.
-Vaya.. que buena memoria tienes.- dije un poco sorprendida.
-Claro que sí, ¡y tú también!- dijo mientras cogía su manzana y veía la hora.- entonces ¿cómo le hacemos?- me miró. 
-Hoy salgo de aquí a las tres de la tarde, hoy termino más temprano que cualquier otro día ¿y tú?- le pregunté.
-A las cinco.- hizo un puchero con sus labios.
-No te preocupes, a las cuatro empiezan mis clases de francés y terminan a las cinco, cuando termines puedo venirte a recoger y vamos a la librería, después podemos ir a mi departamento para que conozcas a Adrián y pasar un rato, luego alrededor de las nueve podemos ir a tu casa para conocer a tu primo y después vuelvo sola a mi departamento ¿qué te parece?
-Gael es de dormirse tarde.- sonrió un poco.- así se llama mi primo, y me parece una excelente idea.
-Bien...- miré mi reloj.- MiSuk, se hará tarde! falta poco para que reanuden la clase, vamos.- la cogí del brazo y comenzamos a correr hacia nuestro salón correspondiente.
-Por favor, tomen asiento, señoritas.- dijo el maestro al vernos, asentimos con la cabeza y nos sentamos en nuestro lugar correspondiente sin decir más.
Pasaron dos horas más y ya era hora del almuerzo; todos salieron al tener el permiso, contando a MiSuk y a mí, así que nos dirigimos hacia el restaurante más cercano del lugar.
-¿Qué vas a querer comer?- me preguntó MiSuk, yo vi la carta que nos habían dado momentos antes.
-Una ensalada fresca y pescado frito.- le respondí.- ¿y tú?
-También una ensalada... y un arroz con pollo.- le devolvió la carta al mesero que estaba a nuestro lado; minutos después, MiSuk suspiró.- que alivio... ya me estaba estresando mucho en esa clase.
-Estamos igual... y dime MiSuk ¿cuáles son tus pasatiempos favoritos?- la miré con curiosidad.
-Pues... me encantan escribir historias y poemas, después de eso suelo leer o escribir blogs de temas que me interesan.- respondió a mi pregunta.
-Vaya, tenemos los mismos gustos, yo suelo hacer lo mismo; pero además bailo para acompañar a Adrián... primero fue solo por eso, sin embargo me di cuenta que sí me gusta hacerlo.- mencioné.
-Vaya... a mí también me gusta pero no es que me salga bien...- hizo una mueca decepcionada.
-Créeme que yo tampoco, pero deberías ver a Adrián... él es sorprendente.- sonreí.
-Ya quiero hacer eso.- dijo por último, ya que en ese momento regresó el mesero con nuestros pedidos.
-Esto... está delicioso.- hablé probando mi plato.
-Es verdad... es exquisito.- dijo MiSuk probando el suyo.
Y así pasamos nuestro almuerzo entre risas y pláticas, poco después regresamos a la universidad para seguir con nuestra jornada escolar.

Siempre A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora